Día Nacional del Café: el eterno debate sobre una de las bebidas más populares
No todos tenemos la misma tolerancia al café, factor determinante para saber cuál es la barrera de consumo en cada caso
- El café es la segunda bebida más consumida del mundo por detrás del agua
Hasta que no me tomo un café, no soy persona. Esta expresión resume la vivencia de muchos cada mañana. El café casi se ha convertido en un miembro más de la familia y pasar un día sin él puede llegar a convertir la rutina en un tormento.
Abusar de esta bebida puede perjudicar a la salud. Por eso el terapeuta nutricional Enrique González, director técnico de Bioenergía Humana, aconseja tomarla de manera esporádica. “El café es un diurético que arrastra muchas vitaminas y minerales. Desde el punto de vista nutricional, no nos aporta nada”, explica.
No obstante, el doctor Mariano de la Figuera, médico internista del Equipo de Atención Primaria Sardenya, sí destaca los beneficios de las sustancias antioxidantes que contiene: “Confieren al café una serie de propiedades que pueden estar relacionadas con la prevención del cáncer o de la diabetes”, señala.
La clave está en la moderación, pero... ¿Qué se considera abuso?
Cuatro o cinco tazas de café diarias es demasiado según Antonio Villarino, catedrático de Nutrición y presidente de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (SEDCA). Enrique González respalda esta teoría con matices: “A partir de dos cafés, ya estamos castigando a nuestro sistema nervioso”.
En cambio, tres o cuatro tazas de café entran dentro de un consumo moderado según el doctor De la Figuera. "No suelo encontrar muchos casos de abuso de café. Es raro que un paciente tome más de cuatro cafés al día".
Sin embargo, no todos tenemos la misma tolerancia al café, factor determinante para saber cuál es la barrera de consumo en cada caso. “Hay una respuesta individual. La cafeína se absorbe de forma más lenta en pacientes ancianos, por ejemplo”, subraya el doctor.
¿Cómo actúa?
El café estimula el cortisol. “Nos prepara para enfrentarnos al estrés, que provoca la huida del conflicto”, señala director técnico de Bioenergía Humana. La reacción natural del cuerpo cuando sube esta hormona es lanzar azúcar en la sangre para favorecer dicha huida.
“Si la glucosa se mantiene elevada y no se distribuye bien, se acumula en el tejido adiposo del cuerpo”. El abuso de esta bebida puede ser la causa de trastornos metabólicos. Según el nutricionista, la sensación de alerta o activación después de una taza de café es artificial.
“Es como si golpeas con la fusta a tu caballo para que arranque. Al primer latigazo te responde, pero al final lo castigas y lo agotas. Lo mismo hacemos con nuestro cuerpo”.
Al sobrecargar el organismo con un exceso de café, la cafeína pierde el efecto de activación y el estrés se mantiene. “El cerebro ya no recibe esa generación de azúcar y se pueden ver afectados los centros de apetito”, entre otros.
Al efecto energizante de la cafeína se le une un cierto efecto placebo. “El componente subjetivo ayuda mucho, pero no se puede considerar una sensación artificial”, puntualiza, por su parte, el catedrático Antonio Villarino.
No sin mi café
“Hay estudios que demuestran que esta bebida genera adicción. De hecho, existe el Síndrome de la Dependencia Cafeínica. Sometemos al cuerpo a un estado de tensión que nos pide más café", advierte Enrique González.
También Antonio Villarino reconoce que la cafeína puede crear cierta sensación de dependencia, pero no hay razón para encender las alarmas: “Ni mucho menos se puede comparar al efecto de las drogas o la nicotina. Debemos considerar el café como un estimulante, nada más”.
A través de esta bebida buscamos aumentar el grado de atención y estar un poco más despiertos, pero “sería un error pensar que somos adictos al café. En realidad somos adictos a un determinado hábito”, matiza el doctor De la Figuera.
El café fue considerado como sustancia dopante durante unos años. “Estuvo prohibido en el deporte. Luego se acordó qué cantidad se podía permitir para evitar el efecto. Dos cafés ya serían dopantes hasta dos horas después de tomarlos”, explica por su parte Enrique González.
¿Azúcar o sacarina?
En la medida de lo posible, este nutricionista aconseja prescindir de ambos. Si el café amargo no es nuestro gran aliado, podemos recurrir a la sucralosa. “Mejor que no se absorba y no entre dentro del torrente sanguíneo”, matiza.
Para los más preocupados por la talla de pantalón, González recuerda que el café es acalórico y no engorda.
El profesor Villarino defiende el “amargor exquisito” del café. “Cualquier ingrediente adicional distorsiona el sabor. ¡Mejor sin edulcorar!”, insiste.
Cafés para todos los gustos
Capuchino, vienés, solo, cortado, con leche... ¿Cuál es el mejor? “El café verde –sin manipular– aporta polifenoles y sustancias antoxidantes”, apunta González. Para el doctor De la Figuera, “el mejor café es el que más le guste a uno. Aquí lo tomamos expreso, que concentra la riqueza de antioxidantes y otras sustancias útiles para la salud”.
¿Y el más dañino? “Los cafés hervidos que se utilizan en el norte de Europa”, afirma Enrique González, quien advierte: “El proceso industrial conlleva más riesgos que el propio café”. Cuanto más natural, mejor por lo que “sería bueno emplear algún filtro a la hora de prepararlo”, aconseja. Para el catedrático Villarino, cuanta más leche o nata añadamos, más calórico será el café.
Los excesos nunca fueron buenos
Enrique González expone algunos de los síntomas propios de mantener el cortisol (hormona del estrés) elevado:
Alto nivel de estrés.
Cambios de humor, irritabilidad.
Dolores de cabeza.
Palpitaciones, hipertensión.
Exceso o falta de hambre.
Diarrea o estreñimiento.
Algunos pacientes deben moderar más el consumo de café. Es el caso de las personas que sufren ansiedad, arritmias o hipertensión. “Los hipertensos no deben medirse la presión arterial si acaban de tomar café, porque se produce una elevación transitoria de la misma”, subraya De la Figuera.
Beneficios para la salud
El café en su justa medida también tiene efectos positivos: estimula la sensación de alerta y reduce el tiempo de reacción. El doctor De la Figuera enumera algunos más:
Prevención de enfermedades. “Al ser muy rico en antioxidantes, puede ayudar a prevenir distintos tipos de cáncer o diabetes”.
Mayor longevidad. La Fundación Española del Corazón y diversos estudios publicados en revistas como The American Journal of Medicine asocian un consumo moderado de café a una menor mortalidad, sobre todo cardiovascular.
Mejoría de trastornos cognitivos de atención en pacientes con alzheimer.
Ventajas en la conducción. “Hay menor incidencia de accidentes de tráfico en consumidores de café”.
Potencia la musculatura y el rendimiento deportivo. “Hasta ciertos límites, no es una sustancia dopante”.
“Consumir dos tazas al día puede resultar gratificante y beneficioso”, concluye el profesor Villarino.
El café es la segunda bebida más consumida del mundo por detrás del agua. Según la Federación Española del Café (FEC), el 63% de la población mayor de 15 años suele tomar esta bebida a diario.
España es el décimo noveno país que más café consume, de acuerdo con los datos de International Coffee Organization (ICO). Los primeros de la lista son los finlandeses, seguidos de los noruegos y los suecos.