Psicología
Cómo superar la vieja y dañina práctica de asumir sin preguntar
Cuando asumimos las intenciones de otros sin mediar palabras, podemos malinterpretar su mensaje y responder de manera inapropiada.
La comunicación es una de las habilidades más importantes que podemos desarrollar como seres humanos, por eso hemos abordado el tema desde distintas perspectivas. En una entrega anterior vimos cómo la comunicación eficaz es crucial en las relaciones, sin embargo, a menudo nos encontramos con situaciones en las que esta habilidad parece fallarnos. Sin dudas, una de las circunstancias que crea mayor perjuicio en nuestras relaciones y hasta en nuestros diálogos internos con nosotros mismos es el hábito de asumir.
La asunción es una práctica que se ha ido fortaleciendo en los últimos tiempos o ha encontrado una nueva vía de canalización: las redes sociales. Podemos notar cómo con frecuencia personas dan seguimiento a las actitudes de personas de su interés. Podemos escuchar: “Mi pareja estuvo ‘en línea’ hasta tarde, seguro tiene un enredo”, o “Juancito puso un comentario, seguro es una algo para mí, tiene problemas conmigo”. Otra asunción es “en tal aplicación dice que estuvo activo hasta hace dos horas y me dijo que estaba trabajando, seguro me está ignorando”. En verdad, en algunos casos puede haber algunos temas de profilaxis mental que deben ser tratados en terapia.
Asumir las intenciones o motivaciones de otros es muy dañino. Las suposiciones son ideas o creencias preconcebidas que tenemos sobre una situación, persona o grupo de personas sin evidencia o conocimiento suficiente. A veces nos dejamos llevar por apariencias, como pensar: “Es un médico de renombre, seguro es arrogante”. Asimismo: “Se ve muy bien puesto, es inteligente y próspero”.
Las suposiciones pueden conducir a grandes decepciones, pueden impactar negativamente en las relaciones, si no buscamos aclaración o comprensión de la otra persona, pueden dar lugar a interpretaciones erróneas de los mensajes obtenidos. Cuando asumimos las intenciones de otros sin mediar palabras, podemos malinterpretar su mensaje y responder de manera inapropiada. Por otro lado, las suposiciones pueden provocar falta de confianza en las relaciones de donde se deriva una cadena de estímulos-respuestas que generar conflictos y hasta pérdida. Cuando hacemos suposiciones podemos ser injustos, actuando como dioses irrefutables y prejuicios.
¿Cómo podemos modificar esta práctica? Es importante cultivar la autoconciencia y la atención plena. Esto implica ser conscientes de nuestras propias suposiciones y prejuicios, apenas los identifiquemos, tener la humildad de desafiarlos cuando surjan, además es bueno practicar la escucha activa y procurar hacer preguntas aclaratorias para asegurarnos de comprender correctamente el mensaje de la otra persona. Podemos perjudicar cuando asumimos y propagamos nuestros pareceres si son errados.
Debemos darnos permiso de equivocarnos en nuestros prejuicios, considerando perspectivas alternativas, y evitando la generalización excesiva y el pensamiento en blanco y negro. Al reconocer y gestionar los supuestos en la comunicación, podemos tener una visión más clara y tener una postura justa a la hora de tomar decisiones, desde una posición comprobada, observando la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace. Cuando analizamos los detalles y leemos entre líneas, podemos llegar a conclusiones apegadas a la realidad.