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Reducción de papada: Novedades y posibles riesgos del procedimiento

Liposucción, lifting, coolsculpting, radiofrecuencias… Los procedimientos de reducción de papada, muy comunes en hombres y mujeres

Procedimiento de eliminación de papada

Procedimiento de reducción de papadaCanva

Los procedimientos de reducción de papada son una de las intervenciones más comunes de estética tanto en hombres como en mujeres.

La doctora Isabel De Benito, presidenta de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (SECPRE), en una entrevista concedida a EFEsalud, nos habla sobre las intervenciones de reducción de papada más frecuentes, el perfil del paciente idóneo y las novedades en su tratamiento.

Pese a que sea uno de los retoques estéticos más realizados, hay muchas formas de reducción de papada. La especialista recuerda que debemos hacer una distinción importante entre las intervenciones invasivas y no invasivas. Esto es, entre las que requieren que el paciente entre en quirófano y las que se pueden hacer en consulta sin necesidad de emplear cirugía, que además han avanzado mucho en los últimos años.

Depende de lo que “sobre”

Lo más común

Tal y como afirma la doctora, el tratamiento más común para reducir la papada es la liposucción. Es el procedimiento “estándar”, es decir, el que habitualmente se utiliza para obtener un buen resultado en la zona.

La liposucción consiste en extraer la grasa sobrante de la zona, por lo que este procedimiento no es para todo el mundo.

“La liposucción se hace siempre que esa papada tenga grasa que extraer, porque hay papadas que no son de ese tipo y lo que tienen es un exceso de piel o un descolgamiento del músculo”, añade Isabel de Benito.

Cuando sobra piel

En caso de que lo que sobre sea piel, el procedimiento más común es el lifting.

La presidenta de SECPRE indica que cuando lo que “sobra” es piel o existe un descolgamiento del platisma, el músculo del cuello, se debe realizar un procedimiento distinto a la liposucción. A veces, cuando la piel sobrante no es demasiada, pueden realizarse con láser para que la piel se retraiga y se pegue un poco. Sin embargo, cuando sobra piel, lo más habitual es tener que pasar por quirófano.

“A veces estos procedimientos se hacen combinadamente porque la liposucción no quita la piel y si hay un exceso de piel, tenemos que reposicionar los músculos y estirar esa piel. Hay que valorar muy bien, por tanto, qué es esa papada”, explica la sanitaria.

Novedades en la reducción de papada

“El tratamiento de la papada ha evolucionado mucho en los últimos años porque se han desarrollado tecnologías que permiten tener un buen resultado sin pasar por quirófano”, tal y como nos explica la doctora De Benito.

Por un lado, encontramos el procedimiento que elimina la grasa con frío, denominado coolsculpting. La reducción de papada se produce en este caso cuando los adipocitos que se sitúan en el doble mentón, se eliminan gracias a criolipólisis.

Además, otra de las técnicas novedosas son las radiofrecuencias invasivas. Estas se llevan a cabo con un aparado llamado Morpheus. Estas radiofrecuencias reducen muy bien la grasa de la papada y permiten que la piel se estire.

¿Dura para siempre una reducción de papada?

La presidenta de la SECPRE indica que “nada dura para siempre”.

Es cierto, recuerda la doctora, que cuando se trata de un procedimiento quirúrgico en el que se quita piel, es más fácil que dure, ya que esa piel extirpada no va a regenerarse.

Por otro lado, una liposucción o procedimiento en el que se quita la grasa sí que puede ser finito. Si se engorda, la grasa volverá a aparecer.

La recomendación fundamental es que el paciente se cuide: alimentación, ejercicio… Ya que así evitará que los adipocitos, las células encargadas de almacenar la grasa del cuerpo, se reproduzcan más de lo habitual.

Riesgos y recuperación

La recuperación de cualquiera de los procedimientos de reducción de papada es buena, tal y como afirma la doctora.

“La recuperación suele ser, en cualquier caso, buena. Incluso los procedimientos de quirófano. No

son procedimientos que a día de hoy supongan una recuperación muy extensa, son pacientes que en

una semana o 10 días, pues están haciendo vida completamente normal. Y además es una zona que se puede tapar bastante bien”, explica Isabel De Benito.

El verdadero riesgo aparece cuando alguien se somete a un procedimiento de “dudosa fiabilidad”. La experta sanitaria indica que los tratamientos tienen un coste que incluye anestesia, máquinas y aparatos revisados y creados específicamente para esa función.

“Ahorrar en este tipo de tratamientos es ahorrar en salud”, añade. Y recuerda que pagar por debajo del coste medio suele ir siempre ligado a un detrimento de la seguridad del paciente, bien porque el cirujano o médico que le opere no tiene ni la pericia ni la experiencia ni la formación necesaria para hacerlo, bien porque se intentan reducir costes en otras cosas, como en la anestesia clínica.

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