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CIENCIA

La ciencia mundial debe rediseñarse para satisfacer las necesidades de la humanidad y el planeta

Flor en la rama de un melocotonero, a 21 de febrero de 2022, en Cieza, Murcia (España). Este municipio murciano, situado en la comarca de la Vega Alta del Segura, ofrece cada año que se acerca a la primavera un paisaje característico por el rosa de sus árboles. La floración de sus melocotoneros, almendros, albaricoqueros, e incluso ciruelos, hace que se convierta en una zona de Murcia muy visitada, concretamente los meses de febrero a marzo. Además del color rosa, también cuenta con el verde y amarillo de los campos que se extienden alrededor, a las imponentes montañas de la zona y al habitual azul del cielo. El melocotón de Cieza, cuenta con una fama a nivel internacional al encontrarse en la localidad con mayor producción de melocotón de Europa, con más de 330.000 toneladas de producto y 1.400 hectáreas de cultivo.
23 FEBRERO 2022;MELOCOTONERO;CIEZA;MURCIA;FLORACION
Edu Botella / Europa Press
(Foto de ARCHIVO)
23/2/2022

Flor en la rama de un melocotonero, a 21 de febrero de 2022, en Cieza, Murcia (España).Europa Press

El actual modelo de ciencia de la sostenibilidad requiere un rediseño fundamental para seguir el ritmo y la complejidad de los retos a los que se enfrenta el planeta, sostiene la Comisión Global de alto nivel sobre Misiones Científicas para la Sostenibilidad, creada por el Consejo Internacional de la Ciencia.

En un nuevo informe presentado en el Foro Político de Alto Nivel de las Naciones Unidas, la Comisión advierte de que el diseño, la financiación y las prácticas científicas actuales no consiguen abordar los complejos problemas mundiales a la velocidad y escala necesarias.

Para rectificar esta situación, la Comisión recomienda la creación de una ambiciosa red de "misiones científicas" de 1.000 millones de dólares anuales (unos 890 millones de euros) en centros regionales de sostenibilidad de todo el mundo.

Estos centros abordarían cuestiones complejas y específicas de cada contexto --desde el cambio climático y la malnutrición hasta la seguridad del agua y la energía limpia-- mediante un proceso de compromiso sistemático, desde la definición del problema hasta su aplicación, con las principales partes interesadas de las regiones donde sean necesarios, especialmente en el Sur Global.

Una inversión colectiva de esta envergadura no representa ni el uno por ciento del presupuesto anual mundial de I+D, pero aceleraría significativamente el avance hacia la implementación de la Agenda 2030.

"La sostenibilidad ya no es una aspiración; se ha convertido en un imperativo --afirma el embajador Csaba Korösi, presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas--. Para buscar soluciones integradas y sostenibles, las decisiones políticas y normativas en las Naciones Unidas deben estar respaldadas por pruebas con base científica".

Como se describe en el informe 'Flipping the Science Model: A Roadmap to Science Missions for Sustainability', la Comisión aboga por un enfoque de "ciencia de misión", destinado a superar el conocimiento científico fragmentado y compartimentado que a menudo no consigue conectar con las necesidades más inmediatas de la sociedad ni abordarlas. Pretende trabajar de forma transdisciplinar y colaborativa, impulsada por la demanda y orientada a los resultados.

Convocada por el Consejo Científico Internacional (ISC), la Comisión incluye a antiguos directores de agencias de la ONU y ministerios, así como a directores de academias científicas y fundaciones nacionales.

"Del mismo modo que la comunidad internacional ha recurrido a los grandes enfoques científicos para construir infraestructuras como el CERN y el Square Kilometer Array, debería aplicarse una mentalidad similar, especialmente en el Sur Global, para abordar los retos del desarrollo sostenible", señala la copresidenta de la Comisión, Irina Bokova, ex Directora General de la UNESCO.

"A menos que los financiadores acepten la necesidad de transformar sus instrumentos de financiación para promover la investigación transdisciplinaria comprometida con las partes interesadas, la ciencia seguirá siendo subexplotada para abordar los desafíos de la Agenda 2030", añade.

"El conocimiento científico accionable solo puede generarse a través de diálogos francos entre científicos y financiadores basados en la confianza --advierten Peter Gluckman, Presidente, y Salvatore Aricò, CEO--. Lo mismo se aplica a la interacción de los científicos con los responsables políticos, por un lado, y con las comunidades locales e indígenas, por otro, ya que ambas partes están expuestas a la necesidad de encontrar soluciones a complejos retos de sostenibilidad a múltiples escalas".

Como prueba de concepto, la Comisión solicita apoyo financiero para una serie de proyectos piloto de 18 meses de duración que demuestren la realización de investigación orientada a una misión a través de estos centros y perfeccionen su planteamiento, con el objetivo último de que a partir de entonces funcionen unos 20 centros.

Los centros proporcionarían un marco para hacer ciencia para los ODS de forma diferente. Permitirían desarrollar soluciones contextualizadas a los retos de la sostenibilidad, tanto a escala local como mundial, garantizando que la ciencia se adapte a los objetivos, sea integradora y esté orientada a los resultados para abordar las complejas situaciones del mundo real que pretende transformar.

En Nepal, por ejemplo, el aumento del embalse de los ríos que desaguan del Himalaya a la India tiene por objeto satisfacer las crecientes necesidades energéticas de múltiples regiones a través de las fronteras nacionales, así como una fuente de crecimiento económico. Del mismo modo, la construcción de carreteras y vías férreas para conectar con los países vecinos del norte y del sur podría proporcionar no sólo beneficios económicos a escala nacional, sino también acceso a instalaciones para comunidades remotas.

Del mismo modo, la cuenca del río Zambeze, en el sur de África, es un recurso fundamental para el suministro de alimentos, energía, agua y apoyo a los ecosistemas de la población circundante.

Todos estos avances requerirían una comprensión basada en la ciencia de las compensaciones, las consecuencias imprevistas y los riesgos que pueden surgir con ellos, con importantes implicaciones para el bienestar a corto y largo plazo de las economías, las comunidades y los ecosistemas, concluyen.

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