Las hormigas se apoderaron del mundo siguiendo a las plantas con flores
Las hormigas están prácticamente en todas partes. Hay más de 14.000 especies diferentes, repartidas por todos los continentes excepto la Antártida.
Cuando las plantas con flores salieron de los bosques, las hormigas las siguieron, iniciando la evolución de las miles de especies de hormigas que viven hoy en día por todo el mundo.
Es la conclusión de una investigación basada en una combinación de fósiles, ADN y datos sobre las preferencias de hábitat de las especies modernas para reconstruir cómo las hormigas y las plantas han evolucionado juntas en los últimos 60 millones de años. Los hallazgos se publican en la revista 'Evolution Letters'.
Las hormigas están prácticamente en todas partes. Hay más de 14.000 especies diferentes, repartidas por todos los continentes excepto la Antártida, y los investigadores han calculado que hay más de 4.000 billones de hormigas individuales en la Tierra, es decir, 4.000 seguido de 12 ceros. Pero cómo evolucionaron las hormigas para conquistar el mundo sigue siendo un misterio.
"Hoy en día, las hormigas viven en casi todos los continentes, en diferentes hábitats e incluso en diferentes dimensiones: algunas viven bajo tierra y otras en las copas de los árboles. Intentamos comprender cómo pudieron diversificarse a partir de un único ancestro común para ocupar todos estos espacios diferentes", explica en un comunicado Matthew Nelsen, investigador científico del Field Museum de Chicago (Estados Unidos) y autor principal del artículo.
Los científicos ya sabían que tanto las hormigas como las plantas con flores, o angiospermas, se originaron hace unos 140 millones de años y posteriormente se hicieron más frecuentes y se extendieron a nuevos hábitats. Nelsen y sus colegas querían encontrar pruebas de que las trayectorias evolutivas de ambos grupos estaban relacionadas.
Para encontrar ese vínculo, Nelsen y sus coautores (Corrie Moreau, de la Universidad de Cornell, Kevin Boyce, de la Universidad de Stanford, y Richard Ree, del Museo Field) compararon los climas que habitan 1.400 especies de hormigas modernas, incluyendo datos sobre temperatura y precipitaciones.
Unieron esta información a una reconstrucción a escala temporal del árbol genealógico de las hormigas, basada en información genética y en fósiles de hormigas conservados en ámbar.
Muchos comportamientos de las hormigas, como dónde construyen sus nidos y en qué hábitats viven, parecen estar profundamente arraigados en los linajes de sus especies, hasta el punto de que los científicos son capaces de hacer conjeturas bastante acertadas sobre la vida de las hormigas prehistóricas basándose en sus parientes modernas.
Estos datos, combinados con información similar sobre las plantas, ayudaron a comprender mejor el mundo de las hormigas primitivas.
Hace unos 60 millones de años, las hormigas vivían principalmente en los bosques y construían sus nidos bajo tierra. "En esa época, algunas de las plantas de estos bosques evolucionaron para exhalar más vapor de agua a través de pequeños agujeros en sus hojas, lo que hizo que todo el lugar fuera mucho más húmedo y que el entorno se pareciera más a una selva tropical", explica Nelsen.
En este entorno más húmedo, algunas hormigas empezaron a trasladar sus nidos del subsuelo a los árboles. (Tampoco fueron las únicas que se trasladaron a los árboles: ranas, serpientes y plantas epífitas, parecidas a las bromelias y plantas aéreas que tenemos hoy, también se instalaron en los árboles en esta época, ayudando a crear nuevas comunidades arbóreas).
Algunas de las plantas con flores que vivían en estos bosques empezaron a extenderse hacia el exterior, adentrándose en regiones más áridas y adaptándose para prosperar en condiciones más secas.
El trabajo de Nelsen y sus colegas sugiere que cuando las plantas con flores abandonaron los bosques, algunas hormigas las siguieron. Es posible que las plantas les proporcionaran un incentivo en forma de alimento.
"Otros científicos han demostrado que las plantas de estos hábitats áridos desarrollaron formas de alimentar a las hormigas, como los elaiosomas, que son como apéndices carnosos de las semillas", apunta Nelsen. Y cuando las hormigas cogen las semillas para obtener los elaiosomas, ayudan a dispersarlas.
Los investigadores afirman que demostrar cómo las plantas ayudaron a dar forma a la evolución y dispersión de las hormigas es especialmente importante a la luz de las crisis climática y de biodiversidad a las que nos enfrentamos.
"Este estudio demuestra el importante papel que desempeñan las plantas en la configuración de los ecosistemas --afirma Nelsen--. Los cambios en las comunidades vegetales, como los que estamos observando como consecuencia del cambio climático histórico y moderno, pueden afectar en cascada a los animales y otros organismos que dependen de esas plantas".