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PSICOLOGÍA

Un duelo no resuelto

Vivir un duelo no resuelto no es solo de un género.

Vivir un duelo no resuelto no es solo de un género.

“Debes dejarla ir. Ya han pasado dos años desde que tu madre murió y sigues tan triste como si hubiese sido hoy”, le decía María a mi amiga Lucía. La sensación de vacío que deja alguien que muere parece que nada lo puede llenar. Pensar que mamá no esté aquí en mis momentos difíciles, que no aparezca en las fotos de la boda o esté presente en el nacimiento de sus nietos es algo que martilla la cabeza de un doliente, congelando su sufrimiento.

Atravesar el camino del dolor que provoca un duelo agudo, prolongado, patológico o no resuelto como suele llamársele, en ocasiones, nos deja atrapados en un circuito emocional donde la tristeza crónica, la amargura y la rabia habitan cada espacio de nuestro cuerpo mental, emocional y físico, en un recorrido que parece interminable.

“El duelo es, por regla general, la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etcétera”, dijo Sigmund Freud.

¿Cómo saber si la reacción de Lucía ha pasado de normal a duelo no resuelto? Algunas de las señales que confirman esto último, recogidas en el Manual DSM-V y vistas en consulta son:

1. Añoranza persistente del fallecido. Sufrimiento por todo lo que ya no será más.

2. Preocupación acerca de las circunstancias de la muerte. ¿Sufrió? ¿Estuvo solo en sus últimos momentos?

3. Autoinculparse por la muerte. Cuando parece que el amor no fue suficiente para protegerle nos cuestionamos hasta dónde fuimos responsables de su muerte.

4. Pérdida del sentido de la vida sin el fallecido. Una parte de mí se fue con él/ella.

Una conexión sana con tu ser querido fallecido mantendrá un “lazo continuo” a través de un recuerdo que provoca paz. Solo el amor traspasa las fronteras de lo visible.

Vivir un duelo no resuelto no es solo de un género, cultura o grupo social, es algo que puede experimentar cualquier persona, Nos basta amar para que nos duela la pérdida de lo amado. Ante estas u otras señales que afectan la vida normal del doliente es conveniente buscar ayuda.

______ La autora es psicóloga del Grupo Profesional Psicológicamente.

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