¿Cómo cuidar la piel atópica en los meses fríos?
El frío, que para algunos puede significar una tregua de semanas de temperaturas inusualmente altas para esta época del año, para personas con piel atópica es augurio de meses complicados para la evolución de su enfermedad. Y es que la llegada del frío está asociada a nuevos brotes y a un empeoramiento de los síntomas de afecciones cutáneas como la dermatitis atópica.
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que, por lo general, comienza en la niñez, y hace que la piel se inflame e irrite, causando mucho picor. Uno de los signos característicos que la diferencian respecto otras enfermedades de la piel son los eczemas, unas lesiones que pueden aparecer en las extremidades (principalmente pliegues) y la cara. Es esta fragilidad de la piel la razón por la cual los climas secos y fríos, los cambios de temperatura, la calefacción o determinadas prendas de abrigo -de lana o fibras sintéticas- suponen un verdadero quebradero de cabeza.
“Es importante tener en cuenta que el sol, en exposiciones pequeñas y controladas, presenta un efecto protector frente a la dermatitis y disminuye el prurito”, explica Alba Crespo Cruz, dermatóloga y medical advisor de Pierre Fabre Dermocosmética. “Con la llegada del invierno, la exposición solar se ve muy reducida, por lo que es posible que el estado de la piel empeore”.
Pero si hay algo que los pacientes de enfermedades visibles de la piel -- como es el caso de la dermatitis atópica-- sufren en silencio, es el impacto psicológico asociado a los principales síntomas como los picores, el rascado y la aparición de lesiones, llegando a repercutir en el descanso o el rendimiento escolar o laboral.