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Cinco tipos de rostros con un lenguaje cada uno

La forma del rostro habla mucho del carácter de las personas y su comportamiento ante la vida. Sus medidas, la distancia que separa la frente de los ojos y el resto de las que median entre los demás órganos que componen la cara han sido estudiadas desde hace siglos por artistas y pensadores que han buscado las causas de las diferencias y similitudes que existen entre los seres humanos.

Según la escritora Orencia Colomar, en su libro “Fisiognomía” (Plaza y Janés), son cinco los tipos geométricos con los que se clasifican los rostros de las personas y que, a su vez, nos hablan de su personalidad.

La elipse, el cono, el cuadrado, el triángulo y el círculo no son solamente formas geométricas. Como señala Colomar en su libro: “Estas diversas formas, si se aplican a la figura humana, encierran en sí conclusiones inesperadas. Nos indica las tendencias de su naturaleza individual, procurándonos los medios para estudiarnos y conocernos a nosotros mismo y a los demás”.

TIPO CUADRADO.

El tipo cuadrado se caracteriza por tener una naturaleza enérgica, brusca, obstinada, una firmeza de carácter que lo lleva hasta la inflexibilidad y que fácilmente puede convertirse en dureza.

Los individuos pertenecientes a este tipo son lacónicos y secos, censuran constantemente las ideas de los demás y no toleran que las suyas se pongan en entredicho; tienden a imponer sus opiniones, aunque disfrutan en las discusiones; hábiles en sus razonamientos, saben utilizar una lógica poderosa y sin fisuras que generalmente desarma a su oponente.

Tienen un sentido práctico muy desarrollado, aunque pueden excederse también en arranques de idealismo. Con gran capacidad de observación y un profundo deseo de análisis para conocer las causas y el porqué de todo, poseen una gran inteligencia para ahondar en este proceso de búsqueda y sienten un gran placer al considerar y examinar todos los aspectos de las cosas.

Su poder de observación es tan grande que les permite investigar los problemas más insolubles y, por medio de la paciencia, la perseverancia y la constancia en el trabajo, suelen lograr los objetivos que se han propuesto.

Entienden mejor de justicia que de generosidad porque sus corazones están gobernados por la cabeza. Ambiciosos, buscan el poder y la riqueza, pero esta actitud les puede causar padecimientos, y jamás se morirán de amor ni sufrirán mucho por su causa.

TIPO REDONDO.

Los individuos con el rostro de tipo redondo están dotados de mucha iniciativa y espíritu activo, en su vida tienen ante todo un lema: obrar y producir. Son impetuosos y coléricos, hasta el punto de poder carecer de sangre fría para afrontar las situaciones con calma. Suelen ser personas de acción, poco dados a la reflexión y se desesperan en la consecución de sus objetivos si éstos no se consiguen en el plazo que se han propuesto.

En las empresas en las que se involucran no dudan de su éxito, pero si aparecen obstáculos se sienten impedidos para superarlos y se desvanece su perseverancia, por lo que sufren decepciones frecuentes.

Los juicios formulados con la precipitación que les caracteriza les hace equivocarse. Su imprudencia e imprevisión les puede ocasionar graves problemas, poniéndolos en situaciones embarazosas, además, su brusca franqueza les es muy perjudicial. No toleran que se les discuta sus decisiones y tampoco soportan que los demás les intenten dominar, porque poseen una fuerte dosis de amor propio, mezclado de vanidad, y todo el que se atreve a contradecirlos sale mal parado.

TIPO OVALADO.

Los individuos cuyo rostro coincide con el tipo ovalado se caracterizan por una movilidad y una impresionabilidad excesivas, a consecuencia de lo cual viven en una continua inestabilidad cambiando sin cesar de ideas, deseos o gustos, lo que les proporciona falta de confianza en sí mismos. Caprichosos en exceso, nunca se sienten satisfechos por completo, ya que siempre anhelan algo diferente.

Tienen grandes y continuas aspiraciones que sólo se ven colmadas en su insaciable imaginación. Sus actos están guiados por sus continuos caprichos y no calculan el alcance de sus acciones ni sus consecuencias. Ignoran lo que es la tenacidad y la perseverancia, aunque poseen una gran dosis de tozudez y espíritu de resistencia.

Tímidos e inconstantes, se muestran independientes en exceso, por lo que se unen con facilidad a una pareja sin atarse, pero a la que también pueden abandonar con la misma facilidad. Románticos y de naturaleza cariñosa, son sin embargo caprichosos y ligeros. Las aventuras son realmente lo que les apasiona.

TIPO TRIANGULAR.

Este tipo nos indica un carácter excéntrico y caprichoso, una energía voluble y falta de perseverancia. Los individuos pertenecientes a este tipo obran más por impulsos que por reflexión; se ven arrastrados a efectuar sus proyectos antes de que estén maduros. La calma y la paciencia que presiden la concepción de sus ideas, contrastan con el desorden que impera en su ejecución. Poseen el don de la prudencia, pero pueden ser mentirosos y tienen gran habilidad para contar historias inventadas por ellos mismos.

Ingeniosos y agudos en las réplicas, burlones y, a veces, granujas. Su alegría es superficial y falsa, ya que interiormente los domina la melancolía, sintiéndose con frecuencia atormentados por íntimas tristezas, soledad y profundas depresiones. En estos seres, el amor por lo maravilloso se ve contrarrestado por la duda o el escepticismo. El caudal de su imaginación supera al buen sentido de la razón.

Están dotados de capacidad para el análisis y la perspicacia, y su espíritu posee una actividad febril. En ellos encontramos la afición a la poesía y las artes, unida al gusto por la filosofía; son soñadores y pensadores.

TIPO TRAPEZOIDAL.

Estos individuos poseen muy desarrollado el sentido práctico y el sentido natural del equilibrio, que constituye uno de sus mayores beneficios en la vida. En estas personas predomina el positivismo, pero carecen de imaginación, por lo que no son artistas ni poetas, ni idealistas; son realistas en el amplio sentido de la palabra.

Poseen cierta sutilidad espiritual y mucho tacto, pero están llenos de vanidad; cuando hablan desean que se les escuche y les consideren personas importantes. Bajo apariencias de bondad esconden mucha astucia y diplomacia. Las innovaciones les inquieta y desmoraliza, sienten vértigo ante las nuevas situaciones, pues su mayor deseo es vivir con tranquilidad.

Sienten un gran respeto hacia el ser humano y todo lo relacionado con el honor y la opinión pública. Son alegres, sociables, amantes del mundo de las fiestas, las buenas palabras, y los placeres de la familia. Muy aficionados al mundo de la gastronomía, a veces pueden ser voraces.

Pueden adquirir o aumentar sus riquezas gracias a la suerte, ayudados por la habilidad que poseen como administradores y su pericia organizativa los hace muy válidos en cargos de gerencia, de Banca y en las finanzas.