Optimismo, fe y entusiasmo

Una terna de necesaria aplicación. Muchos nos dirán cuán difícil es mostrarnos optimistas con el estado de situación imperante. Nadie dice que es fácil, sin embargo, la Economía Divina ha permitido que el hombre para su crecimiento integral ha de buscar los instrumentos necesarios para afrontar los retos propios a su naturaleza humana, para trascenderla a lo divino.

Asignar casualidad a todo lo que acontece es muy infantil creerlo. Todo, todo tiene un sentido y propósito, siempre para bien.

Cabe indicar, todas las situaciones problemáticas tienen un grado o código emocional, lo que difiere en ello es el grado de la conciencia y sus emociones positivas o negativas para manejarlas.

El optimismo es el motor que impulsa el vehículo que lleva al éxito. La fe, es la fuerza interior y particular, para sostenernos en la búsqueda real, sincera y efectiva de la Verdad, y el entusiasmo es la suma de optimismo y fe, que dan la alegría de vivir, aceptando la vida como lo que es, un regalo, dado por Dios, y la que hay que vivir con calidad, obediencia a los postulados de amor, y defendiéndola con el arraigo imperativo del amor y valentía, impresos, en cada conciencia, que debe estar alerta y activa para vivir en la terna o triada divina.

Hasta el cielo, hay que tomarlo, dejando atrás, el síndrome de la lamentación, y el “ayayay” de la frustración por no luchar con fe, optimismo y entusiasmo.