En Puerto Plata la venta de libros ha decaído
Anteriormente en Puerto Plata existían, almenos, unas seis librerías con novedades que incluso no llegaban a Santo Domingo. Eran tiempos de esplendor. La Novia del Atlántico supo distinguirse por su amor a la cultura. Desde allí, desde inicios del pasado siglo XX escribió José Ramón López algunos de los mejores cuentos que reinan todavía en las letras nacionales. Virginia Elena Ortea fue una escritora que nos prestigia. Algunos de los periódicos más importantes del país se imprimían e eran dirigidos desde allí. Puerto Plata se convirtió en una potencia también por su arquitectura, sus encantos naturales y su firmeza patriótica.
Con el paso del tiempo estos valores se fueron ampliando hasta los inicios del siglo XX. Pero la llegada delnuevo milenio fue introduciendo, poco a poco, sorpresas inesperadas. El auge de la Internet, la supresión de las revistas y suplementos culturales, así como el decaimiento del hábito de lectura provocaron que los establecimientos dedicados al comercio del libro tuvieran que reinventarse para sobrevivir. Nunca antes en Puerto Plata se había visto una situación tan drámatía. Lo que otrora fue un emblema nacional ahora ha sido penetrado por los embates de la posmodernidad.
¿Será que hay una sobreproducción de libros, muchos de poca calidad? ¿Será que la moda generalizada en este siglo XXI es que todo el mundo quiere publicar un libro? ¿Será que no hay una crítica que diga: esto sirve y esto no? ¿Será que una provincia de buenos escritores como Puerto Plata se ha visto invadida por la subliteratura, tanto local como foránea?
Al día de hoy solo quedan dos comercios con fama en Puerto Plata de haber sido promotores del comercio de la buena lectura: Librerías Rodali y Ripoll las que, a duras penas, luchan contra las dificultades del mercado cultural.
Librería Rodali
La Rodali surge el 14 de febrero de 1968. Fue la realidad del sueño de su fundador Roberto Santana, quien con solo RD$50 pesos, para esa época, comenzó en una pequeña sala del hogar de su suegra, donde la mercancía que la gente demandaba definía lo que iba a venderse.
En sus 54 años, esa política vanguardista de pedir por encargo ha hecho que lograra posicionarse en la mente del consumidor, haciendo crecer gradualmente el negocio, mismo que añade a la venta útiles deportivos y escolares, juguetes, área de papelería, mercería y un departamento para reconocimientos (placas, medallas y trofeos). La realidad ha obligado a sus propietarios a diversicar su oferta porque la venta de libros ha decaído bastante.
Venta de libro
Dalila y Rodali Santana, hijas del fundador, están al frente del negocio en estos tiempos dode para sobrevivir no pueden pensar en libros. Ellas conversaron sobre el nivel de ventas que poseen en el lugar.
“Tratamos de tener libros variados: textos escolares, obras literarias de lectua en los colegios y libros de superación. Cuando algún cliente se interesa en una obra determinada la mandamos a buscar. Siempre nuestra norma ha sido satisfacer al cliente, lo que busca la gente en estos tiempos”, aseguró Dalila.
Destacó que los libros de superación son los que más se venden, luego las novelas, las biblias y los escolares al inicio del año escolar.
En lo relacionado a la venta de libros, resaltó que todos los departamentos son muy equilibrados pero que donde hay mayores ingresos es en papelería, útiles escolares, mercería y grabados; más que los libros.
En ese orden, ambas señalan que la demanda de libros en físico no ha disminuido a pesar de haber un auge de las lecturas en línea.
“Pasó una vez cuando el ‘boom del libro digital’ era algo nuevo, pero luego la gente siguió comprando físico. El libro tangible es como un compañero”, afirmó Rodali.
Ambas hermanas exhortan a leer mucho más, pues según señalan la lectura te hace libre, incentiva la imaginación, ayuda con la gramática, la ortografía, el léxico y ayuda a pensar crítico y a no estar “encerrado en una caja”.
Librería Ripoll
La Ripoll comenzó su aporte como un centro de copiado en 1986 y 10 años más tarde se convirtió en una de las librerías con mayor aceptación, con áreas de papelería y librería.
Alejandro Ripoll, propietario del negocio, narra que inició en una de las habitaciones de su casa y que ese emprendimiento nació de la idea de que todo el que fuera a comprarle encontrara todos los artículos de oficina que necesitara. Luego fueron creciendo y se mudaron de local.
Nivel de ventas
“Lo que uno vende ahora no es lo mismo que hace unos años. La venta de libros era número uno”, comentó Ripoll.
Señaló que los intereses han ido cambiando, pues ahora mismo la papelería y equipos de oficina es la de mayor salida y la demanda de libros pasó a un tercer plano, con un 30% por debajo de lo que solía venderse en años anteriores.
Resaltó que el público que va a adquirir sus libros generalmente son de edades diversas, pero principalmente van jóvenes entre los 15 y 30 años.