El ejército de María

Lo repitieron muchas veces: “Ustedes están aquí porque fueron escogidos por la Virgen María”. Y yo me preguntaba, ¿por qué me escogería a mí la Virgen para participar en un retiro al que llegué en el último momento? Una mañana, me iba del Santísimo, cuando sentí que debía arrodillarme, pese a ciertas molestias de salud, por primera vez en el último año, me arrodillé en el reclinatorio. Oré un rato y, luego, salí. Corriendo, detrás de mí, vino a alcanzarme Nuris, con quien coincido en actividades parroquiales y en misa, me habló de un retiro mariano en el que se había presentado un cupo. Acepté sin meditarlo. Luego, me di cuenta de que tenía un compromiso personal el día que se iniciaba el retiro, pedí la opinión de una amiga, ella me animó a que participara. Lo hice.

Testimonios convincentes

Y allí estaba yo, deslumbrada por todos los testimonios relacionados con la intercesión de la virgen. Impresionada por la pasión de los exponentes, devotos marianos, capaces de transmitir su entusiasmo con sus historias de conversión, algunas, realmente estremecedoras. Les comparto tres. Un joven predicador que, una década atrás, fue adorador satánico y casi mata a su propia madre. Una mujer, ahora casada y con una familia hermosa, que terminó en un manicomio porque su mamá la obligó a casarse con alguien que ella no amaba, cuando era aún menor de edad. Y otro hombre, a quien una hostia sacramentada se dirigió, como una rueda, haciendo virajes hasta caer a sus pies, mostrándole que su conversión debía ir más allá de asistir a la iglesia y comulgar espiritualmente.

Reclutando

Estos expositores repetían que la Virgen está formando un ejército para la última gran lucha espiritual, porque vivimos el final de los tiempos, según lo que ella reveló a los pastorcitos de Fátima, en Portugal entre mayo y octubre de 1917. La madre de Jesús les dijo a esos tres niños humildes que el último blanco de ataque del enemigo de Dios y la humanidad sería la familia, en un momento en que era impensable hablar de matrimonio homosexual o legalización del aborto. Y el padre Chelo, principal expositor del retiro, recordó que el Génesis muestra a una mujer pisando la cabeza de la serpiente, porque María es la capitana del ejército que hoy libra esa gran lucha final, que ella anunció hace más de cien años y que nosotros vivimos hoy. Luego, el sacerdote dijo los requisitos para ser soldados del Ejército de la madre de Jesús: hacer el Rosario todos los días, asistir a misa, comulgar y ayunar. Sorprendida, me di cuenta que los practico todos, el último, el ayuno, hace poco. ¿Pura coincidencia? Quizá. Igual que en su última aparición, cuando la Virgen dijo a los pastorcitos que en el cielo aparecería una señal y, ante miles de personas, el sol danzó, un hecho documentado con fotografías. Así que, de mi parte, no creo en coincidencias, sino en que he sido reclutada por la que es ya mi capitana.