Mal de Alzheimer, una actualización
Sus síntomas pueden ser muy variables y se podrían agrupar en tres esferas: cognitiva, conductual y funcional.
La característica principal de la enfermedad de Alzheimer es una pérdida de la memoria que afecta la comunicación, el aprendizaje, el pensamiento y el razonamiento. Sin embargo, los síntomas de la enfermedad pueden ser muy variables y se podrían agrupar en tres esferas: la cognitiva, la conductual y la funcional. Todas sufren un progresivo empeoramiento.
Los primeros síntomas de la enfermedad comienzan normalmente con episodios de olvidos frecuentes, repetición de las cosas ya dichas, cierta irritabilidad emocional, conductas reiterativas y desconfianzas, explica el neurólogo José Silié Ruiz.
Esos síntomas se engloban dentro del denominado déficit cognitivo leve, que se considera la primera etapa de la enfermad de la memoria.
Hoy se acepta que el “deterioro cerebral” es secundario a la alteración de algunas proteínas. De acuerdo con el médico, estas alternaciones se inician desde los 24 años edad, y en los próximos 8 años (o sea, a los 32), ya están presentes las placas de proteínas anormales que dan inicio al Alzheimer.
Investigaciones “confirman que por lo menos 12 años antes de que se haga evidente la enfermedad de Alzheimer, con las francas alteraciones de la memoria, ya están presentes los cambios de las proteínas neuronales que forman el ‘cemento’ que sostiene las neuronas sanas”, explica el también asesor de la Asociación Dominica de Alzheimer y coordinador de la Comisión de Salud de la Academia de Ciencias.
“Debemos hacer la salvedad de que lo genético es muy importante”, aclara. “Hay pacientes con estas proteínas alteradas que no presentan nunca síntomas de la enfermedad. Lo correcto hoy es decir que el paciente tiene una proteinopatía con riesgo de demencia. Entonces debemos aceptar que el Alzheimer es una enfermedad con más de 30 años de evolución, de los cuales se pasan unos 20 años asintomáticos, es decir, sin la terrible pérdida de la memoria que nos demencia”.
Factores de riesgo La herencia, la falta de ejercicios, el tabaquismo, el alcoholismo, la depresión, la escasa educación (pocos estímulos cerebrales), la diabetes, la hipertensión arterial, elevadas grasas en sangre, la falta de socialización, la obesidad y los derrames cerebrales están entre los factores que predisponen a padecer la enfermedad de Alzheimer.
Se trata, con excepción de la edad y la herencia, de factores modificables con un simple cambio de actitud en la forma de vivir, con un adecuado seguimiento médico y procurando vivir una vida más sana.
“Lo ideal es hacer prevención contra el Alzheimer, para no llegar el paciente al médico cuando ya está demenciado. Con la modernidad se pueden diagnosticar los casos ‘asintomáticos’; podemos, con las disponibilidades técnicas de diagnóstico moderno, hacer una ‘autopsia’ del cerebro en vida”, afirma Silié Ruiz.
Para ello son útiles técnicas como la resonancia magnética espectroscópica, los escáneres PET y la determinación de biomarcadores en el líquido de la médula espinal.
Junto a la determinación de biomarcadores se suelen utilizar pruebas cognitivas para valorar memoria, orientación, pensamiento lógico, cálculos, entre otros factores.
“Con estos test, podemos diagnosticar la enfermedad, aun el paciente no haya dado manifestación alguna de alteración grave de la memoria. En estos casos, si se hace una detallada historia clínica del paciente, con información del paciente y su familiar cercano, de seguro la ocurrencia de ‘olvidos’ mínimos, conductas erráticas, repeticiones, olvidos de los nombres de familiares y de objetos, irritabilidades, episodios de desorientación momentáneos, ya han hecho presencia en su cotidianidad”, señala Silié Ruiz.