PREMIO

Mujeres de Progreso: protagonistas de su propio desarrollo

La más reciente edición de Mujeres de Progreso reconoció a 15 mujeres. Esta es la historia de tres de ellas

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Redacción L2Santo Domingo, RD

Por decimoquinto año consecutivo el premio Mujeres de Progreso reconoció a un grupo de mujeres pertenecientes al programa Progresando con Solidaridad (Prosoli), que se destacan en diferentes áreas del desarrollo.

La iniciativa surgida en 2006 exalta a heroínas anónimas que han superado su condición de vulnerabilidad y se han convertido en protagonistas de su propio desarrollo.

Este año el galardón lo recibieron 15 mujeres (dos de ellas aliadas en un mismo emprendimiento) que, mediante la capacitación, la disciplina y el trabajo tesonero, transformaron sus vidas y su entorno.

Los reconocimientos, entregados la pasada semana, incluyeron tres premios especiales en la categoría mujer estrella de progreso a antiguas galardonadas, y que recayeron sobre Wildiska Santos, de Nagua; Martha Fabián, de Sabana Grande de Boyá, y Greisis Quiñones, del Distrito Nacional. Esta es su historia.

Wildiska Santos: “Me siento feliz; soy una mujer que ha ido creciendo poco a poco”

Ganar el premio Mujer de Progreso otorgado por la Vicepresidencia de la República en el año 2017 fue el impulso que necesitaba para lanzarse en grande. Antes, con las capacitaciones recibidas del programa Progresando con Solidaridad (Prosoli), descubrió que podía hacer grandes obras de arte con el diseño de distintas prendas y utensilios utilizando la planta de lila. Hoy, con los conocimientos adquiridos y una motivación contagiosa, Wildiska puede exhibir su logro: dirigir su propia microempresa con 16 empleados.

Aunque en principio no quería realizar el curso, en el 2016 su madre la motivó a tomar las capacitaciones que imparte Prosoli. “La primera semana de comenzar a trabajar la decoración de sandalias me fue gustando y le fui poniendo mucho empeño, comencé comercializando los trabajos a través de Facebook y por el desempeño que tuve, el programa me seleccionó para capacitar a más mujeres de diferentes comunidades en esta área”.

Pero no se detuvo, siempre con la motivación de su madre, en mayo del 2016 realizó el curso de reciclaje en lila o jacinto de agua. “Yo decía, ¿y cómo vamos a hacer una cartera con esa mata”, asegura. Ahora elabora carteras, sombreros, aretes, sandalias, pulseras, artículos del hogar y enseña a otras mujeres lo que ha aprendido, ayudándolas a crecer y desarrollarse mientras mejoran su situación económica.

“Pero cuando nos involucramos en el proceso, que vimos la transformación que se podía hacer con la lila, que después que se seca uno puede transformarla en un hermoso monedero, ahí inicia una gran historia para mi vida y la de mi familia y de todos los que me rodean a través de la artesanía en jacinto de agua”, expresa.

El reconocimiento impactó su vida, y la motivó a seguir adelante con más impulso, ahora como empresaria, generando más ingresos para ella y su familia.

En el 2018 ganó el Premio Nacional de la Juventud en el renglón de Desarrollo Empresarial y en el mismo año ganó segundo y cuarto lugar de la premiación Progresando en Artesanía. Además, forma parte del proyecto Descubre María Trinidad Sánchez que realiza una empresa privada y es la impulsora de la Fundación Progresando en Lila, la cual cuenta con unos 26 miembros en la comunidad de Matanzas, de esta provincia.

“Saber que con nuestras manos, con nuestra mente, nuestra pasión, nosotros podemos construir un producto noble, bonito y que no le hace daño a nuestro medioambiente, es algo que a uno le llena de un gran orgullo”, enfatiza.

Wildiska agradece de una manera muy especial a Prosoli por poner esa semilla de progreso en los hogares dominicanos y gracias a esta iniciativa se siente una mujer diferente. “Ahora me siento plena, satisfecha, muy feliz, porque soy una mujer que ha ido creciendo poco a poco. Lo que he logrado desde el año 2016 a la fecha es algo que me llena de mucha felicidad”, señala.

Martha Fabián: “Si yo pude salir del fondo, ustedes también lo pueden lograr”

Llegar a sus 52 años no fue nada fácil, a pesar de que hoy día se considera una mujer súper emprendedora gracias a los cursos de artesanía, bisutería y decoración de eventos que realizó en el Centro de Capacitación y Producción Progresando con Solidaridad (CCPP) en su provincia, lo que le propició un cambio de vida.

Martha supo aprovechar lo aprendido en las aulas de los CCPP, al punto de que ya cuenta con su propio negocio donde vende los artículos que elabora como son muñecas de trapo, carteras de flejes y de telas, sandalias en macramé, collares, aretes, entre otras prendas de vestir.

Antes de que su vida diera un cambio era una mujer que se dedicaba al chiripeo en las calles de su pueblo, para ese entonces tenía tres hijas pequeñas y además, era madre soltera, por lo que la situación económica era muy mala y esto la mantenía con baja autoestima, más los problemas de salud que en muchas ocasiones provocaban que las lágrimas cubrieran su rostro.

A todo esto, no se cansa de dar gracias a Dios que le puso una luz en el camino de aprender y poder replicar, con las mujeres de su comunidad, todo lo que aprendió en el CCPP. Ahora es una mujer increíble, una mujer estrella. Debido a su emprendimiento es presidenta de la Asociación de Emprendedoras Artesanales de Sabana Grande de Boyá, la cual lo considera como un gran logro. Cuenta que hace dos meses recibió una donación de medio millón de pesos para ayudar a las 39 mujeres que están trabajando en la confección de obras artesanales, las cuales se venden a través de la marca Manos Dominicanas de Progresando con Solidaridad; en la actualidad están realizando 24 carteras, 60 triciclos decorativos y 700 lámparas.

Martha también fue premiada como Mujer de Progreso 2018. “Ese premio fue como un detonante en mi vida, a veces tengo que relajarme, tengo que tranquilizarme porque son tantas cosas que, contarlo en un video, en una cámara de televisión o frente a una persona es muy difícil”, explica.

“Mi llamado a las mujeres es que si yo pude salir del fondo, ustedes también lo pueden lograr. Me siento una mujer súper segura, orgullosa de mis logros y muy agradecida de todas las personas que se han involucrado de una forma u otra para ser lo que soy ahora, alguien muy grande, muy importante”, concluye.

Greisis Quiñones: “Soy una nueva mujer porque encontré a una persona que apostó a mí”

Popularmente se dice que las mujeres que trabajan en las calles “viven la vida alegre” o se ganan la vida fácil; sin embargo, Greisis Quiñones recuerda aquellos días como los peores y más tristes de su existencia.

Durante años fue madre de día y en las noches practicaba un oficio que debía mantener en el anonimato, porque la llenaba de vergüenza.

Atormentada y en un laberinto pensó que estaba condenada a ser una “mujer de la noche”, a vivir de esquina en esquina, viendo ocultar la luna y salir el sol, sufriendo la inclemencia de la vida callejera para poder llevarle el pan de cada día a sus cuatro hijos, un bocado con sabor a estigma social y ganado a un costo muy alto.

Pero hoy Greisis es una nueva mujer, encontró a una persona que apostó a ella y le mostró el camino para cambiar de vida y empezar de cero. Una amiga le propuso trabajar como enlace de Prosoli en la popular barriada de Capotillo, en ese momento se abrió ante sus ojos un crisol de oportunidades.

La amiga convence a Greisis de realizar varios cursos, incluyendo el de hotelería, el cual le permitió conseguir un empleo como encargada de esa área en la Maternidad Nuestra Señora de la Altagracia, donde lleva dos años siendo la empleada del mes por su esfuerzo entrega y dedicación. El oficio actualmente lo concilia con su rol de enlace voluntario de Prosoli ofreciendo seguimiento a 340 familias y con su emprendimiento económico: la venta de chimi y hotdogs en un carrito de comida que le regaló el Programa.

Lo económico no es lo único que ha cambiado en su vida; pasó de ser una mujer sin aspiraciones a una mujer con metas. Recuperó el amor propio, el respeto por su cuerpo y descubrió que siempre hay una segunda oportunidad, especialmente cuando alguien propicia los cambios y apuesta a las mujeres.

Ganadoras de Mujeres de Progreso

En el renglón de desarrollo económico, Mujeres de Progreso premió a Elizabeth Lanoy (Guerra, Santo Domingo), Francis Guzmán (Mao, Valverde), Hildaliza Lino (Las Terrenas, Samaná), Indiana Rosario y Yamileth Ulloa (Santo Domingo Oeste), María del Carmen Fernández (Santiago) y Rosa Martínez (Puerto Plata).

Rosanna Morel (Puerto Plata) fue premiada en el renglón de liderazgo comunitario y superación de limitaciones; Maribel Valdez (Villa Montellano, Puerto Plata), en la categoría desarrollo económico y liderazgo comunitario.

En el renglón de desarrollo económico y superación de limitaciones fueron reconocidas Sandra Veloz (Nagua, María Trinidad Sánchez), Yessell Castillo (Higüey, La Altagracia) y Lucila Hidalgo (Tenares, Hermanas Mirabal).