Ejecutivos y pobres: iguales posibilidades de morir
Las desigualdades, deprivaciones, exclusiones e inequidades provocan estrés crónico desencadenando, ansiedad, ira, depresión y la adopción de conductas poco saludables como el abuso de alcohol, drogas y tabaco.
Los factores de riesgos han sido establecidos a partir del estudio longitudinal de Framinghan, Ma (1949), mediante el análisis de cuatro generaciones de individuos, utilizando algoritmos de predicción de riesgos multi variables, para generar una probabilidad absoluta de desarrollar enfermedad o un evento cardiovascular en un período de tiempo determinado.
Así tenemos los factores de riesgo no modificables: edad, sexo y antecedentes familiares, y los modificables: tabaquismo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes mellitus, obesidad y sedentarismo. El “estrés” no ha sido considerado como un factor independiente de riesgo cardiovascular por no haber evidencias suficientes, aunque para otros investigadores puede ser considerado como tal. Podremos definir el estrés como una “reacción fisiológica de defensa para afrontar una situación que se percibe como amenazante o de demanda incrementada, una condición ambiental o un estímulo, un modo de reaccionar a un desafío”, (Wikipedia). La respuesta al estrés se realiza través de la activación del sistema nervioso simpático que da lugar a una reacción de “lucha o huida”. Puede deberse a una condición positiva “eutrés” o negativa “distrés”, con efectos de malestar o bienestar en un individuo. Puede ser agudo o crónico. El estrés relacionado con el trabajo (laboral) y con el medio social son riesgos psicosociales de interés en una sociedad que es cada vez más exigente, acelerada y globalizada.
La pobreza se ha considerado uno de los principales determinantes psico sociales de las enfermedades cardiovasculares (ECV) en todo el mundo. Las desigualdades, deprivaciones, exclusiones e inequidades provocan estrés crónico desencadenando, ansiedad, ira, depresión y la adopción de conductas poco saludables como el abuso de alcohol, drogas y tabaco. Múltiples estudios han correlacionado el nivel socioeconómico bajo con una mayor prevalencia de factores de riesgo de ECV, y es agravado por inaccesibilidad a medicamentos y por la existencia de barreras a la atención hospitalaria de calidad. Estudio reciente publicado en el 2019 en la revista del colegio americano de cardiología (JACC) demuestra la existencia de una “vía neurobiológica asociada al estrés que vincula las disparidades económicas con las ECV”, debido a la activación de estructuras cerebrales que estimulan la médula ósea a producir células y citocinas pro- inflamatorias, asociadas a daño endotelial, inflamación y a eventos cardiovasculares. El estudio multicéntrico ÏNTERHEART” realizado en 52 países identificó el estrés como factor vinculante a enfermedad cardiovascular debido a condiciones estresantes en el trabajo, hogar, financieras, depresión y falta de auto control. El estrés crónico en el trabajo puede ser determinante en la génesis de la ECV, la “tensión en el trabajo” puede estar determinada por el modelo de “demanda-control”, asocia altas demandas psicológicas con “tareas críticas en el tiempo”, bajo control o supervisión, habilidades especiales no requeridas y pobre oportunidad de aprendizaje. Otra forma asociada al estrés laboral crónico es el empleo con un “desbalance entre esfuerzo y recompensa”: salario bajo, falta de reconocimiento y de oportunidades de crecimiento. Por último, el sistema de “organización de justicia” de una empresa o institución determina niveles de insatisfacción importante en el individuo. Estas condiciones y situaciones están asociados a trastornos de comportamiento como ansiedad, ira, depresión, insomnio y hábitos tóxicos como el tabaquismo, alcohol y consumo de drogas. Ejecutivos con labores de alto estrés - tensión, adecuada supervisión-control y reconocimiento no generan trastornos metabólicos que desencadenen ECV, lo mismo puede aplicarse para empleados de otro nivel.
El “cortisol” es la hormona del estrés, su liberación es un mecanismo de compensación del organismo frente a diferentes estímulos, y su permanencia, en el tiempo (cronicidad), genera secreción de otras sustancias como la adrenalina que produce aumento de la presión arterial, taquicardia, intolerancia a la glucosa y dislipidemia. Los niveles elevados de adrenalina en sangre por largo tiempo están asociados a mayor frecuencia de eventos cardiovasculares y pueden ser de valor pronóstico. Pueden inducir a disfunción y daño endotelial de los órganos y tejidos, por la inflamación asociada y por su potencial efecto pro - trombótico. Así tenemos que empleados no calificados y ejecutivos de empresas o instituciones, pueden compartir riesgos similares para el desarrollo de ECV, individuos con alto estrés - tensión de trabajo, baja recompensa y reconocimiento, generan insatisfacciones y estrés crónico eventualmente mortal.