FÁBULAS EN ALTA VOZ
Unos gozan y otros lloran
De vuelta después de tres semanas en receso porque usamos este espacio para, a través de la campaña de LISTÍN DIARIO: ‘Si no eres tú, puedo ser yo’, crear consciencia sobre las tres medidas básicas para evitar el contagio por Covid-19, que son: Guardar la distancia, usar la mascarilla y lavarse las manos. Hoy regresamos con más deseos que nunca de viajar a nuestra ciudad fabulosa a ver si al menos logramos superar la impotencia que causa tanta imprudencia.
El joven se desacata y el envejeciente paga por ello Da tanta pena, rabia o no sé cómo llamarle al sentimiento que provoca la inconsciencia de un grupo de personas, en su mayoría gente joven, que anda desafiando el virus y no se detienen a pensar que tienen padres, abuelos, tíos y relacionados a los que ponen en peligro. Ellos se divierten y los que tienen vulnerabilidad pagan el precio.
Dura e injusta elección Lo triste de esta realidad que estamos viviendo es que si se contagian el adulto mayor y el joven, y hay un solo ventilador de seguro en el ‘tin marín de dos pingüé’ el aventajado será el que tiene menos edad. Ahí nadie pensará en que era ese el que andaba en la calle poniéndose en riesgo y arriesgando a los demás, solo se dirá: “es más joven, hay que favorecerlo a él”. Esto con la errónea convicción de que tiene más aportar a la sociedad. Y no estarían equivocados: más problemas.
Se necesita reflexión ¿Que hay jóvenes sensatos? Sí, muchos, pero los que no, se están llevando por la borda a personas, a veces inocentes y valiosas que no salen de su casa, que guardan distanciamiento, usan mascarilla y se lavan frecuentemente sus manos para evitar ser una víctima más de los cerca de 55,000 infectados por el coronavirus.
Adultos imprudentes Sí, también los hay. Se creen invencibles, todopoderosos y que están preparados para enfrentar el virus como venga y cuando llegue. Con esta idea he escuchado a más de uno, y de verdad que me apena, porque algunos son los que están llamados a poner el ejemplo y sin embargo, se comportan de manera irresponsable. No se cuidan ni cuidan a los demás, lo que desde mi óptica es un acto de egoísmo, y me atrevo a decir que en ocasiones es hasta un homicidio. No es fácil batallar con esto. Lo cierto es que mientras unos gozan, otros lloran.