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TESTIMONIO

Ángela Banks: “El temor se combate con información”

Ángela Banks es egresada de Unibe y Premio Nacional de la Juventud 2017. A la izquierda, posa con su bata médica; a la derecha, con parte del equipo de protección que usa para atender a pacientes con Covid-19. FUENTE EXTERNA

Ángela Banks es egresada de Unibe y Premio Nacional de la Juventud 2017. A la izquierda, posa con su bata médica; a la derecha, con parte del equipo de protección que usa para atender a pacientes con Covid-19. FUENTE EXTERNA

“Thank you”, así dice el cartel que adorna la sala de residentes del hospital donde trabaja Ángela Banks. La nota fue lo primero que escribió un paciente al despertar, luego de estar entubado por cuatro semanas, a causa del coronavirus. Ángela es oriunda de Monseñor Nouel, al norte de República Dominicana, y se ha entregado en cuerpo y alma desde que aparecieron los primeros casos de Covid-19 en Estados Unidos. Ella trabaja en primera línea, luchando contra la enfermedad, mientras realiza su residencia de tercer año de medicina interna en el Englewood Hospital and Medical Center, en New Jersey, el segundo estado con más casos registrados desde que la pandemia tocó suelo estadounidense.

Orgullosa de sus raíces y de lo ha logrado con tan solo 28 años, Ángela Banks es egresada de Unibe y Premio Nacional de la Juventud 2017, categoría de Superación y Logros Personales, el máximo galardón que otorga el Estado dominicano a través del Ministerio de la Juventud. Se estableció junto a su esposo en Estados Unidos en el 2018 para continuar con la especialización de sus estudios. Lo que no imaginaba es que, dos años después, su vida en el mundo de la medicina daría un giro de 180 grados y estaría brindado soporte a sus pacientes a través de un traje de “robot”, que no le permiten tener un contacto tan directo con ellos; que cambiarían todos sus hábitos, tanto en el hospital como en su casa, y se vería enfrentando una enfermedad para la que hay mucho corazón y disposición de parte del personal sanitario pero aún no un medicamento que les permita tratar con total certeza a cada afectado.

A propósito de la campaña Tú No Ta’ Pa’ Covid, que desarrolla el Ministerio de la Juventud junto al Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la doctora Banks, quien además recientemente superó el coronavirus, nos cuenta sus vivencias en estos últimos meses haciéndole frente al Covid-19.

¿Qué te motivó a hacer la especialidad en Estados Unidos?

Fue una inspiración que nació en mí cuando vine a Estados Unidos a realizar tres meses de mi carrera. Conocí el sistema de salud de aquí, el acceso a nuevas y modernas terapias, la medicina basada en la evidencia. Me dije: tengo que vivir esto y, sin duda, me ayudará a ser mejor médico. Así que me adentré en ese camino y con el apoyo de mi familia puede venir a hacer mi especialidad.

Te encuentras trabajando en un hospital de New Jersey, el segundo estado como más casos de coronavirus en Estados Unidos, ¿cuál fue tu primera experiencia con un paciente con Covid-19?

(Suspiros…) Mi primera experiencia jamás la olvidaré. Me marcó mucho, sobre todo, porque se trataba de un paciente de habla hispana, y yo digo que la vida siempre busca la forma de llevarnos hacia donde nos necesita. Me encontraba trabajando en el turno de noche y llamaron por el altavoz por una emergencia. Fui rápidamente. Estaba pensando ‘este es el momento, qué pasará’. Cuando entré a la habitación encontré a ese señor de unos 60 años, asustado. Tuvimos una conversación muy honesta sobre su condición clínica y cómo ésta empeoraba, razón por la cual estaba la posibilidad de entubarlo y conectarlo a un ventilador mecánico. Hablamos de sus deseos, logré establecer un lazo con él. Le pedí que llamara a su familia pero era de madrugada y no quería preocuparles. Cuando regresé la noche siguiente, me enteré que había fallecido en la mañana. Fue muy duro para mí.

Después de llegar la pandemia, ¿cómo es tu día a día en el hospital?

Ha sido un cambio drástico. Cuando llegó fue una avalancha tan grande que no sabíamos ni dónde estábamos parados. El hospital pasó de tener uno o dos casos a cientos de pacientes críticos. Dispusieron de tres salas de cuidados intensivos y una planta solo para pacientes críticos con Covid. Todo lo que vemos y hablamos está relacionado con la enfermedad. Las cosas han cambiado un poco, ahora en mayo, y nos encontramos en un estado que no sabemos cuál será la nueva normalidad. Han resurgido las enfermedades crónicas que veíamos con frecuencia antes de la pandemia.

¿Cómo es tu dinámica ahora, al salir del hospital y llegar a tu casa?

En mi caso, vivo solo con mi esposo y, aun así, tenemos todo un protocolo. Dejo los zapatos afuera de la casa e higienizo, todo lo que tengo lo coloco en una mesita y desinfecto. La ropa que traigo puesta va a la lavadora o un canasto y yo directamente al baño. El proceso me tarda casi una hora… Hasta que no siento que estoy debidamente limpia no hago contacto con él ni con mi perro.

Como personal médico, ¿cómo has manejado el temor al contagio?

El temor se combate con información. Tememos lo que no conocemos. En el programa de residencia, compartimos la literatura médica para nutrirnos y manejar mejor los pacientes y entender qué está pasando. Pero eso no es suficiente, a veces haces todo lo posible y el paciente no mejora. Entrar a una habitación y saber que, quizás, aunque tenga el material para protegerme aun me puedo infectar es algo que da miedo. Creo que hablar de ello y expresar todas nuestras preocupaciones y temores ha sido una herramienta que me ha ayudado mucho.

De hecho, el mes pasado te viste afectada por el coronavirus, ¿cómo fue ese proceso?

Ahora el protocolo ha cambiado, pero al inicio vi muchos pacientes que tenían baja sospecha y varios días después resultaron ser positivos. En mi primer fin de semana libre, sentía un dolor muscular muy fuerte, cansancio, escalofríos y dolor de garganta. Cuando empecé a tener dificultad respiratoria, me hice la prueba; 24 horas me dieron el resultado positivo. Me aislé y me quedé con la incertidumbre si sería un caso leve o no y qué van a pensar cuando me reintegre al trabajo. Gracias a Dios, las cosas evolucionaron bien y hace dos semanas regresé a mis labores.

¿Cómo fue tu reintegro al hospital luego de superar la enfermedad?

Las cosas cambiaron muchísimo en un período de pocas semanas, los tratamientos que estábamos usando cuando enfermé no son los mismos de ahora. Eso es algo positivo para la ciencia y que me llena de inspiración poder ver, en primera fila, cómo estamos aprendiendo, investigando y tratando a nuestros pacientes de manera controlada en lo que es para muchos la pelea de sus vidas. El hecho de saber qué me recuperé y que puedo seguir ayudando a mis pacientes es algo que me llena de gratitud y me hace sentir más comprometida con mi profesión.

Intento meditar todos los días, mantener el contacto con mis seres queridos, llamo a diario a mi abuela que vive en Bonao. Compartir con mis amigos a través de las redes ha creado ese canal en el que mucha gente, incluso, que no conozco, me manda mensajes alentadores. Esas cosas me han ayudado a mantenerme centrada.

¿De qué manera se dan apoyo entre los médicos?

Las muestras de apoyo han sido increíbles. En el hospital se ha creado una hermandad, dos veces a la semana nos reunimos de manera virtual todos los residentes y el personal directivo y conversamos sobre novedades de la enfermedad y nuestro estado de ánimo. También compartimos las noticias buenas, como cuando el paciente es extubado o mejora su condición.

¿Qué ha cambiado en ti a partir del coronavirus?

Wao… ¿Qué no ha cambiado? Desde la manera en que vivimos hasta la forma en la que pienso ahora. ¡Qué diferente es el hospital cuando no ves una sonrisa! 12 o 16 horas con una mascarilla puesta y no sabes quién es quién. Evaluar un paciente que no puedo ni tocar como lo hacía antes es algo que le ha restado tanto a mi práctica como médico y me hace valorar muchísimo más la experiencia del tacto humano. Aprecio más que nunca una sonrisa, un abrazo, un “vamos a juntarnos para tomar un café”.

¿Qué te preocupa y qué te da alegría actualmente?

Me preocupa que hay muchas noticias falsas que traen intranquilidad, que hay personas que no acuden al hospital cuando deben ir porque tienen miedo de cosas que no son reales, y que no se sigan las recomendaciones. Me da alegría ver muchísima gente tan atenta y tan interesada en aprender. Creo que así, con información, y quedándose en sus casas es que podemos combatir la pandemia. Me siento muy orgullosa de mi generación y de que estemos trabajando juntos para salir adelante.