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PANDEMIA

Flexibilidad en casa con los niños

La clave para salir exitosos de los días que quedan de cuarentena

Recién se concluye un segundo período de cuarentena, con el que sumaban 41 días de confinamiento y, a partir del pasado viernes, se aumentaron 17 días. Muchos padres continúan haciendo el esfuerzo de cumplir con todas las “tareas” desde casa: el trabajo, la labor doméstica y el cuidado y atención de los pequeños. Pero lo cierto es que con el paso del tiempo llega el agotamiento emocional y físico e, incluso, sienten que no han hecho lo suficiente o de la manera correcta.

De acuerdo a la psicóloga clínica y especialista en intervención en crisis y trauma, Abigail Peña, la cuarentena nos impacta a todos, y en el caso de los niños suele ser más complejo llevar el proceso.

Peña, quien también es directora del Centro Integrare, dice que en este momento, la flexibilidad es esencial, y enseñar a los hijos a colaborar desde sus capacidades crea sentido de pertenencia, empatía y responsabilidad.

“Ser conscientes de que lo que vivimos es atípico, de que todos estamos en medio de una crisis y que necesitamos, más que nunca, escuchar las necesidades del otro, ceder y buscar alternativas”, resalta la experta, quien nos cuenta qué hacer y qué no en los días que restan de cuarentena.

¿Afecta la cuarentena a todos los niños por igual? ¿Qué manifestaciones se pueden tener a partir de este período de confinamiento?

Las manifestaciones emocionales y conductuales pueden ser variadas y oscilar entre: Felicidad, porque ahora la familia está más unida y en casa. Ansiedad, miedo inseguridad y preocupación, porque estamos frente algo desconocido y atípico, no podemos salir, hay personas muriendo y no tenemos claro cuándo concluirá este proceso. Frustración, enojo, aburrimiento, inconformidad, cansancio, porque hay una sobrecarga de tareas, la imaginación para jugar parece agotarse y aunque la familia está en casa, cada miembro se encuentra enfrentando su propio reto y está manejando está crisis de forma distinta. Tristeza y desesperanza, porque estamos en un duelo colectivo, donde todos estamos perdiendo algo.

Estas emociones pueden reflejarse en conductas agresivas o pasivas, llantos, ataques de ansiedad, obsesiones, compulsiones o inercia, debido a que el cerebro afronta la crisis con conductas primitivas, ataque, fuga o paralización.

¿Qué manejo se debe tener con niños que tienen una condición especial, por ejemplo, autismo y los hiperactivos?

Las familias de niños con autismo, con trastorno de déficit de atención con hiperactividad o cualquier otra discapacidad necesitan lo mismo que todas las otras familias: autocuidado, información, rutinas y flexibilidad. El reto para ellos es mayor, por lo que es probable, que también requieran orientación profesional.

Hay que explicarles de forma llana, y desde su canal de comunicación, lo que está pasando, validar sus emociones y hacer acuerdos. Realizar rutinas que incluyan actividades de movimiento, relajación, juego símbolo, imaginativo, arte (música, pintura, teatro), juegos de construcción, cognitivos, sensoriales y ocupacionales. La estructura es esencial. Se debe ser flexible para saber que nada tiene que ser perfecto, que los estamos haciendo bien, que si no sale como queremos no pasa nada, que las estructuras están para guiarnos y orientarnos no para estresarnos, presionarnos o exigirnos. También se requiere orientación profesional, para estructurar y adaptar estas rutinas con los objetivos de cada niño y la realidad de los recursos que la familia posee.

¿Se les debe establecer un horario fijo para jugar? ¿Es buena el uso de la tecnología en este período?

Las estructuras ayudan, los horarios también, sin embargo estos no pueden ser rígidos. Toda estructura requiere flexibilidad. El uso de tecnología es necesario en este proceso, en cambio, la tecnología en exceso tiene efectos nocivos, por lo que dosificarla es la clave para que este recurso no se convierta en una amenaza.

¿Cuáles son los juegos o entretenimientos más apropiados? - Juegos de contacto con la naturaleza (balcón o patio). - Juegos de mesa. - Audiovisuales educativos. - Actividades sensoriales: harina, pintura, agua, texturas. - Juegos de movimiento: competencias, ejercicios. - Piscinas en casa (de pelota, de agua). - Construcciones y creaciones de arte: (utilizar materiales reusables) y buscar tutoriales en internet. - Juegos en familia: chistes, dígalo como pueda, stop, adivinanzas. - Juegos cognitivos: rompecabezas, memoria. - Juegos simbólicos: que nos permitan interactuar con aspectos de la vida cotidiana: casitas, cocina. Lo importante es saber hacer uso de la imaginación y creatividad, si no tenemos todos los recursos, construyamos alternativas de diversión con lo que tenemos.

Muchos padres han manifestado que la asignación de tareas es excesiva de parte de algunos centros educativos. ¿Además de esas asignaciones escolares, se les debe poner otras a los niños?

Les animo a todos los padres a hablar con sus centros educativos, para que escuchen su realidad y acomoden las exigencias educativas a los retos actuales que vivimos. Si las tareas son excesivas, las asignaciones que se les pueden poner deben ser divertidas y promover disfrute.

Otros padres, además de atender a los niños que ahora están en casa, también tienen que continuar con sus labores de la oficina y cumplir con ciertas fechas de entrega, ¿cómo manejar esa situación?

La colaboración de cada integrante es importante. Las reuniones familiares ayudan significativamente en estos casos. Consisten en conversaciones donde cada miembro expresa sus emociones y necesidades. Es bueno que se realicen de forma organizada, con escucha activa, libre de juicios y con libertad de expresión. En esta reunión, se pueden exponer quejas, deseos, validar los esfuerzos, pedir perdón, hablar de un plan de estrategias para abordar los retos de cada miembro y asignar responsabilidades y horarios. Es importante iniciarlas y terminarlas con una actividad que promueva la unión familiar (una oración, juego o dinámica) y dar seguimiento semanal a los temas tratados.

¿Se les debe asignar tareas domésticas?

El aumento de tareas domésticas es parte de los nuevos retos que enfrentamos. Enseñar a los niños a colaborar desde sus capacidades crea sentido de pertenencia, empatía y responsabilidad. La forma en la que se asignen, marcará la diferencia. Es bueno que sea equitativa y justa. Validar los pequeños esfuerzos, luego de realizar las tareas domésticas.

¿Se debe ser igual de exigentes con ellos ahora o se debe de flexibilizar un poco?

En este momento, la flexibilidad es esencial. Ser conscientes de que lo que vivimos es atípico, de que todos estamos en medio de una crisis y que necesitamos más que nunca escuchar las necesidades del otro, ceder y buscar alternativas que promuevan el bienestar emocional de todos.

¿Qué es recomendable y qué no en estos días de cuarentena?

Es recomendable:

-Quedarse en casa. -Hacer uso de las medidas de seguridad. -Hablar con los niños de lo que está pasando, ser honesto, pero esperanzador. -Alimentar la vida espiritual. -Ser flexibles. -Tener tiempo de relajación. -Tener contacto con la naturaleza (balcón, patio, sembrar una planta, mirar por la ventana). -Realizar ejercicio o actividades que te mantengan activo. -Jugar, cantar, bailar, leer y realizar actividades artísticas. -Hacer reuniones familiares para hablar de las emociones, hacer acuerdos, asignar responsabilidades, crear rutinas y promover la unidad y esperanza. -Mantenerse informado con noticias de fuentes seguras. -Comunicarse con los seres queridos. -Validar los pequeños esfuerzos, ceder y ser empático con las emociones y necesidades de cada miembro de la familia. -Trasmitir seguridad y esperanza. -Buscar orientación profesional para cuidar la salud mental y realizar programas adaptados a los objetivos de su hijo.

No es recomendable:

-Salir de casa. -Sobrecargarse con redes sociales, exceso de noticias o audiovisuales. -Corregir con agresiones verbales o físicas. -Juzgar o descalificar. -Ser rígidos o estrictos. -Hablar delante de los niños de noticias alarmantes o no esperanzadoras. -Utilizar la comida como regulador emocional. -Enfocarnos en lo negativo.

Lo que hagamos en casa es lo que nuestros hijos recordaran de esta crisis. La clave está en trasmitir seguridad, paz y esperanza. ¡Pronto volveremos a abrazarnos!

Abigail Peña, psicóloga clínica.

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