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COSAS DE DIOS

En todos lados

La omnipresencia de Dios, el hecho de que se encuentre en todos lados al mismo tiempo, durante las 24 horas del día y en cada habitación de las casas, los castillos, los restaurantes, las tiendas o cualquier espacio que haya en el mundo, es un concepto que nuestra mente humana no asimila con facilidad. Por ejemplo, soy creyente y he tenido pruebas sobradas de la existencia de Dios, a Él he clamado, en medio de la soledad, y la respuesta llega más clara que cuando me dirijo a alguien de carne y hueso parado justo al lado. Pero, aún así, eso de que Dios está siempre, en todas partes, en todo momento, ni siquiera por fe logro aceptarlo del todo.

Conversamos Así que, a veces, oro y no estoy tan convencida de ser escuchada. O, en medio de la oración, se detona una alarma, una voz de alerta que me toma de sorpresa sin entender que forma parte de la conversación que, en ese momento, sostengo con el Señor. ¿De qué hablo? Les cuento una experiencia.

Una alerta Cierta vez, oraba por la gente que amo, cuando visualicé la imagen de una persona muy querida. Hacía mucho que no la veía, porque vive lejos, así que me sorprendió evocarla con tanta nitidez pese a tener los ojos cerrados. Sentí una voz de alerta, un mal presentimiento. En ese momento, le dije a Dios: si tú me la estás presentando es por algo. Así que le supliqué que la cuidara. Al día siguiente, me ocurrió lo mismo, y volvió a repetirse la visión durante toda la semana. No llamé a esta persona para hablarle al respecto, pero entraba en las redes sociales, en las que estamos conectadas, solo para confirmar que seguía bien. Así fue hasta alrededor de diez días después que empecé a orar por ella.

El accidente En medio de una conversación, un familiar en común, me dijo que, ese fin de semana, esta muchacha había sufrido un grave accidente y que era un verdadero milagro que saliera ilesa. Les cuento que conducía un automóvil y la chocó una patana, justo del lado del chofer. Tan fuerte resultó la colisión, que permaneció temporalmente atrapa dentro del vehículo. Pero solo fue un susto. Apenas sufrió ligeros rasguños causados por los restos del cristal de la puerta, que se hizo pedazos.

Sí, nos oye Usted puede estar leyendo este escrito con una expresión de suspicacia e incredulidad. O, por el contrario, afirmando con la cabeza porque ha vivido experiencias similares. En cualquier caso, si alguna vez necesita de Dios, acuda a Él. Clámele, porque ya sea que usted lo crea, o no, lo cierto es que está siempre, en todas partes. Hasta para alertarnos que debemos rogarle por alguien que necesita su ayuda, sólo debemos invocarlo.

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