Lecciones de vida para los políticos

Todo es hasta un día. Así decía mi mamá, que Dios la tenga en su gloria. Y con todo lo que está pasando en el mundo observo que toma más fuerza esta simple y sencilla frase. Vemos que ya los conflictos no están al otro lado del mundo como se suele pensar cuando nos enteramos de los enfrentamientos entre países de continentes apartados. Ahora lo tenemos en la esquina, en las naciones vecinas.

Un despertar con carácter

Con gran pesar, podemos ver que ya no solo surgen conflictos entre países, como está pasando ahora por ejemplo, entre Israel y Palestina. No. Es en el mismo seno de los países cercanos que se están librando grandes batallas porque los pueblos están despertando y diciendo: “¡Basta ya!”, a un grupo de políticos que se adueña, no solo del erario, sino también de la paz social, de los derechos de la gente, de su identidad, de su patria.

Viajando hacia la fabulosa quietud

Hoy estoy triste, pero con fe en que el trabajo en equipo surte su efecto. No me agrada ver a tanta gente lastimarse e inclusive, perder la vida defendiendo lo que por ley universal le corresponde. Por eso decidí hacer un viaje. Me invitó a realizarlo ese deseo de vivir en una ciudad fabulosa donde la quietud domine el ambiente. Me convidaron mis emociones destrozadas al ver las ansias de poder de quienes más que gobernar buscan aplastar. Me transportaron esas lágrimas que derramo cada vez que la injusticia se interpone en camino de quienes solo quieren vivir en libertad.

Gobernar sin atropellar

En esta ciudad fabulosa respiro el alivio de ver cómo los representantes del Estado se cuidan de dañar a la población. Saben que es ésta la que los ayuda a llegar a la cúspide. Sí, porque aquí no existen los fraudes, no hay temor a que nadie se reelija, mucho saben qué es la represión, el caudillismo, la dictadura... No saben nada de eso, y por lo tanto, todo fluye para bien. La impotencia y la incertidumbre no encuentran a quién destruir en este lugar donde reina la paz y el respeto.

Retorno con las pilas puestas

Aunque no quería regresar, debo admitir que en esta oportunidad lo hice con determinación. Sabía que vendría a un país que también tiene muchos motivos para dar lecciones a sus políticos, pero vine repleta de buenas energías sabiendo que lo que está ocurriendo en algunos de nuestros países hermanos son lecciones de vida para nuestros representantes. Esto es una alerta, porque los pueblos están levantando su voz.