ENTREVISTA

Raúl Rizik Yeb: “Una sociedad sin valores perece”

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Jaclin CamposSanto Domingo, RD

Para Raúl Antonio Rizik Yeb, presidente ejecutivo del Grupo Mejía Arcalá, hablar de valores morales es mucho más que un asunto de responsabilidad social corporativa. Es un compromiso personal.

Ante el estado de “decadencia moral” que, dice, vive la sociedad dominicana, Rizik Yeb ha decidido utilizar su plataforma como ejecutivo de la importante empresa comercializadora de productos alimenticios para “promover lo bueno”.

Como el atalaya que avisa de un peligro inminente, lo hace convencido de que su mensaje tiene una importancia capital.

“Una sociedad sin valores es una sociedad que, a la larga, perece”, asegura Rizik Yeb.

Actuar a fin de frenar el peligro que se cierne sobre la comunidad es, en su opinión, responsabilidad de todo aquel con algún grado de autoridad, desde los padres en el hogar hasta los líderes del sector público y privado, a quienes llama a aprovechar su posición e influencia para “incentivar el bien y estorbar lo malo”.

Cuando habla de incentivar lo bueno Rizik Yeb se refiere a rescatar los valores judeocristianos, esos mismos valores que alguna vez permearon a la población dominicana de tal modo que incluso quienes no profesaban la fe vivían acorde a principios morales bíblicos.

El respeto a la vida humana, la obediencia a la autoridad y a las leyes, la pureza sexual, el trabajo diligente y honrado, el amor de padres a hijos y viceversa, entre otras normas de conducta, “protegen la familia como institución divina”.

La familia, a los ojos de Rizik Yeb, tiene carácter sagrado. Y no solo por su origen. También por el impacto que la salud de este núcleo ejerce sobre el resto del sistema.

Todo se inicia en el hogar En el hogar se forman los ciudadanos que componen una nación, por tanto, “el fundamento de un Estado libre descansa en la familia”, declara el empresario y abogado.

El Estado, las empresas, las organizaciones civiles e incluso las manifestaciones artísticas no son más que un reflejo de lo que ocurre en el seno de la familia.

De no inculcar en los niños el respeto a los padres, que son la primera figura de autoridad, al hacerse adultos tampoco respetarán las leyes y a las autoridades civiles, de modo que “la sociedad paga las consecuencias” (en el decálogo, que resume las normas morales judeocristianas, el primero de los mandamientos dirigidos a normar las relaciones sociales apunta al mismo corazón de la familia: “Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”).

“Todo se inicia en el hogar”, recalca Rizik Yeb. Por eso el hogar necesita, “urgentemente”, ser protegido y valorado.

Proteger a la familia implica, por extensión, proteger a la nación.

Autocontrol A su entender, a la sociedad dominicana le hace falta más temor de Dios.

“Cuando una persona es temerosa de Dios tiene autocontrol”, afirma. “Mientras más autocontrol tiene un individuo, menos gobierno externo se necesita; mientras menos autocontrol o autogobierno, mayor autoridad externa se necesita”.

Rizik Yeb, quien lidera un conglomerado con alrededor de mil colaboradores, va más allá. Asegura que una economía de libre mercado se beneficia cuando los ciudadanos tienen temor de Dios. La gente “virtuosa o moral y temerosa de Dios” -señala- no roba, tiene una fuerte ética de trabajo, procura dejar a sus descendientes un mejor país y administra bien los recursos públicos.

Su motivación Un comerciante y abogado que instruye sobre valores morales podría parecer, al igual que Juan el Bautista en su momento, una voz que clama en el desierto; pero Rizik Yeb no comparte otra cosa que los principios de vida que descubrió, como la perla de gran precio o el tesoro escondido de las parábolas bíblicas, hace ya dos décadas y que han guiado como lámpara su camino y el de su familia.

Casado con Alexandra Mejía Arcalá, con quien procreó un hijo, Rizik Yeb sirve como diácono en una congregación cristiana bautista en el Distrito Nacional.

Si bien reconoce que no es perfecto (“solo Jesús alcanzó la perfección”), desea “agradar a Dios sinceramente”.

De ahí nace su motivación para “incentivar lo bueno” e instruir a otros acerca de los preceptos cristianos.

Puede que al hacerlo vaya a contracorriente, pero eso parece no importarle. Por el contrario, hace suyas las palabras del inglés Charles H. Spurgeon, uno de los predicadores más importantes del siglo XIX: “La verdad es como un león. Usted no tiene que defender a un león. Todo lo que tiene que hacer es dejar el león suelto, y el león se defenderá”.

SEPA MÁS Breve perfil profesional

Emprendedor. Empezó su vida laboral muy joven. Tiene experiencia en el sector alimenticio, bienes raíces, agroindustria, finanzas y administración.

Formación. Hizo la Licenciatura en Derecho de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña. Posee una maestría en ciencias políticas de la misma universidad.