Una escultura pequeña pero muy apreciada
“La sirenita”, una querida estatua de bronce creada por el escultor Edvard Eriksen (1876-1959), está inspirada en el cuento de hadas del hijo adoptivo favorito de la ciudad de Copenhague, Hans Christian Andersen.
No es una estatua colosal (nada como la Estatua de la Libertad, en Nueva York, o el Cristo Redentor, en Río de Janeiro), pero aunque es pequeña en dimensiones (apenas tiene unos cuatro pies) es grande en el cariño y admiración de la gente local y de todo el que la visita.
La estatua de la sirena que mira nostálgicamente hacia el mar se ha exhibido junto a la explanada Langelinje de la ciudad desde su inauguración en el 1913.
De triste figura Sentada en una roca junto al mar, solita y un tanto triste, la estatua de La Sirenita se ha convertido en un ícono de Copenhague (testigo de válido de la teoría de que cosas buenas a veces pueden venir en paquetes pequeños).
La estatua fue un obsequio del empresario Carl Jacobsen, quien se la encargó a Edvard Eriksen, para la ciudad.
“La sirenita” está cerca; se puede caminar a ella desde las terminales de cruceros Langelinje, Nordhavn y Freeport en Copenhague, y está a entre 10 y 15 minutos a pie del centro de la ciudad.