EVENTO
Feria Libro Católico cierra mañana
Libros y objetos católicos son muy solicitados en la feria.
La Biblia es la obra más vendida entre el público que se aproxima a los cubículos de la Trigésima Feria del Libro Católico.
Adultos, jóvenes y niños caminan por los pasillos y rincones en busca de figuras religiosas y libros de enseñanzas, así como testimonios personales de las autores que predican la religión católica.
Otros textos muy solicitados son “Jesús está vivo”, del sacerdote Emiliano Tardif; “El combate espiritual”, de Lorenzi Scupoli; “La imitación de Cristo”, de Tomás de Kempis y “Muéstrame tu rostro”, de Ignacio Larrañaga.
Según Luis Bautista, encargado de exposiciones del evento, unas 6,000 personas asisten todos los días a la feria que se realiza en la Casa San Pablo, lo que evidencia el sólido interés por el tipo de literatura que allí se promueve.
Además, reconocidos escritores han participado y compartido con sus asistentes como Carlos Cuauhtémoc Sánchez y Fernando Casanova, este último conocido por su conversión desde el protestantismo al catolicismo.
Apertura El obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, monseñor Faustino Burgos Brisman, encabezó el pasado 16 de marzo el acto de apertura de la actividad junto a directivos del Movimiento Cursillos de Cristiandad, representado por el director César Curiel; además del director de la Feria, José P. Monegro; el padre Robert Brisman y Noris de Bello.
En esa ocasión se realizó un concierto a cargo de Celinés Díaz.
“Esta feria se ha convertido en una tradición más allá la esfera religiosa para convertirse en uno de los eventos culturales de mayor trascendencia en Santo Domingo”, consideró José P. Monegro.
Esta edición, que concluye este domingo 24, tiene como lema; “El Libro, lugar de encuentro con la Palabra”.
La Trigésima Feria del Libro Católico, además de la puesta en circulación de textos diversos y la presentación del filme “En honor a la verdad”, sobre la vida de Benedicto XVI, conmemora el cumpleaños 80 de monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo Emérito de Santiago.