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Contrarrestar la ‘infoxicación’ en un mundo hiperconectado

Límite. No es necesario evadir totalmente los medios a través de los cuales recibes información.

Límite. No es necesario evadir totalmente los medios a través de los cuales recibes información.

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Rosa María Cruz BejaránSanto Domingo

Cuando hablamos de ‘infoxicación’, nos referimos a la intoxicación por exceso de información que sobrepasa la capacidad del ser humano para procesarla y se caracteriza por el bombardeo informacional constante.

El término lo definió por primera vez Alfons Cornella y ha tenido tanta acogida que en Estados Unidos lo han identificado como ‘information fatigue syndrom’ (IFS) o síndrome de fatiga por la información.

Establece Cornella (2000) que el problema principal no es tecnológico, sino cultural o psicológico, por la angustia que genera el tener más información de la que se puede manejar, sin contar con el tiempo necesario para absorberla. Una de las principales causas de la ‘infoxicación’ es el hecho de recibir la misma información por diferentes vías, viéndonos en la necesidad de querer guardarlo todo para analizarlo después, en un tiempo que no tenemos por el día a día que vivimos. Por otro lado, y sobre todo en el ámbito académico o profesional, nos enfocamos en almacenar toda la información que recibimos, bajo la creencia de que esto nos hará más competentes.

Lewis (1996) identificó una sintomatología para la infoxicación, entre los que se destaca una ansiedad constante, disminución de la capacidad productiva, irritabilidad, dolor de estómago, pérdidas de la visión y dificultad para prestar atención.

Por otro lado, Franco y Barrio (2015) hacen énfasis en el deterioro de la capacidad para atender a un único estímulo, lo cual atribuyen a la realización de actividades simultáneas asimiladas como rutinas y que ponen en práctica a la hora de informarse.

Como usuarios de internet debemos estar preparados para abordar esta situación y, sobre todo, alfabetizarnos digitalmente para evaluar y categorizar la información que recibimos.

Para evitar la ‘infoxicación’ en un mundo hiperconectado, no es necesario evadir totalmente los medios a través de los cuales recibes información. No estoy de acuerdo con posiciones extremistas; lo ideal es encontrar un balance, un punto intermedio en el que no estemos desconectados de nuestro entorno (¡porque vivimos en sociedad!), pero tampoco nos dejemos abrumar por no saber gestionar la información que recibimos. Algunas herramientas que puedes implementar para contrarrestar este fenómeno son: • Hacer una adecuada gestión de la información. Ya lo indicó Cornella (2000) cuando establecía la necesidad de tener métodos y herramientas que nos permitan hacer nuestra vida diaria mucho más cómoda, reflexionando sobre la manera en que nos informamos.

• Es importante utilizar canales de búsqueda adecuados, que otorguen más garantías a la hora de encontrar y clasificar información. Por ejemplo, para las noticias, seguir las cuentas oficiales de los medios de prensa de nuestra preferencia.

Para búsquedas con carácter científico, utilizar sitios web especializados en búsquedas académicas, así como las diferentes bases de datos.

• Instala aplicaciones que bloqueen las notificaciones de correo electrónico y redes sociales mientras te dedicas a una actividad específica.

• Establece horarios para la revisión de tu correo.

• Para guardar las informaciones de tu interés, puedes utilizar herramientas que te permitan curar el contenido que recibes, es decir buscar, filtrar, seleccionar y distribuir en la red información de calidad.

Creando hábitos saludables en los nativos digitales Muchos padres tienen la inquietud de cómo pueden ayudar a sus hijos nativos digitales a desarrollar hábitos saludables con el uso de la tecnología y el manejo de la información que reciben. La realidad es que nuestros hijos han nacido en la época de la tecnología y para ellos es normal la interacción con los dispositivos. Es nuestra responsabilidad, como padres y madres de estas generaciones, guiarles en una interacción positiva con ella.

¿Cómo lo hacemos? Primero, reconociendo y asumiendo que la tecnología es un medio y no un fin. Por tanto, debe establecerse en el hogar el uso que se le dará (lúdico, informativo, académico, etc.), y definir horarios para su utilización. Además, se deben integrar programas de control parental en los dispositivos que utilicen los jóvenes.

En cuanto a las redes sociales, lo principal es respetar la edad mínima de ingreso que las distintas plataformas establecen, que generalmente es 13 años. Exponer a los niños a las redes sociales antes de esa edad puede estimular con más facilidad conductas indeseadas, ya que ellos no tienen la madurez necesaria para discriminar lo bueno y lo malo a que se exponen en internet.

No olvides, lo importante es la calidad del contenido que recibes, no la cantidad. Como dijo David Lewis, “el conocimiento es poder, la información no”.

SOBRE LA AUTORA Rosa María Cruz Bejarán es coordinadora de la Unidad de e-Learning de la Universidad Iberoamericana, Unibe.

Licenciada en Derecho, con maestría en Gerencia Educativa. Es Especialista en Entornos Virtuales de Aprendizaje de Virtual Educa y tecnología educativa.

Desde el año 2004 está vinculada al área de la gestión, innovación y tecnología educativa orientada al diseño, implementación y evaluación de programas académicos virtuales, presenciales y semipresenciales.

Cruz Bejarán es tutora en programas de formación impartidos a docentes sobre tutoría y aula virtual, herramientas tecnológicas para la educación y diseño instruccional en e-learning.

REFERENCIAS Cornella, A. (2000). Cómo sobrevivir a la infoxicación. Trascripción de la conferencia del acto de entrega de títulos de los programas de Formación de Posgrado del año académico 1999-2000. Franco Rodríguez, R. & Barrio, M. (2015). Infoxicación, implicaciones del fenómeno en la profesión periodística. Revista de Comunicación de la SEECI. Madrid. Lewis, D. (1996). Dying for Information? Londres: Reuters Business Information.

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