El amor va más allá

Nunca he creído que para que el amor sea pleno debe ser incondicional, sino por el contrario, cuando amamos de verdad debemos establecer condiciones que hagan el sentimiento sano y libre. Dice Walter Riso que debemos amar en libertad, evitando que el apego nos ate o nos incline a esclavizar a la persona que amamos, y que creemos que también nos ama. Desde pequeños somos inspirados a amar, ya sea a nuestros padres, hermanos, maestros, amigos, en fin a nuestro prójimo, y muchas veces nos confunde el significado de la palabra amar. Pensamos que el amor es un sentimiento tierno que siempre provoca una reacción positiva, por lo que envolvemos en su significado el sentido de pertenencia, no en el caso de pertenecer a una relación, sino en la creencia de que el otro nos pertenece. Creemos que una persona que nos quiere debe estar de acuerdo con lo que hacemos y ser cómplices en las buenas y en las malas. Sin embargo, el amor no es dependencia, el amor no es sumisión, el amor no es miedo, el amor va más allá. Los sentimientos no se pueden ordenar, simplemente surgen y se desarrollan. Una madre podrá ordenar a su hijo que ame su mascota por ejemplo, y su hijo obediente lo intentará, pero solo la amará cuando de verdad el amor surja como una acción por la que opte, y decida hacerlo. Amar es ser solidario, compasivo, tolerante, paciente, pero también es tener esmero y respeto en una calle de doble vía.

Solo existe un amor incondicional: el amor de Dios.