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REFUGIO

La carga mental en las mujeres

Las mujeres trabajamos dentro y fuera de la casa, y por más “acomodada y resuelta” que tengamos la vida, para la vista de los demás, llevamos un peso sumamente agotador que se traduce en: “hay que comprar pan”, “hay que pagar el agua”, “a mis hijos e hijas les faltan los materiales para la clase de pintura”, “qué voy a poner en la merienda que sea económico y saludable”, “Ya hicieron la tarea?”, “Debo recordar imprimir las láminas de “recorta y pega” en la oficina para la tarea”, “se acabó la leche”, “hay frutas para los jugos? Porque mientras más naturales mejor”, ¿“Te bañaste?”, “Se pusieron desodorante?”

Aparte de esos pensamientos que van acompañados de la acción, tenemos que hacernos cargo de nosotras mismas, ser éxitosas en el trabajo, y una fiera indomable en la cama. Todos estos roles nos llevan a una carga mental, que muchas personas no entienden, en especial, si eres hombre.

Es justamente, esta esfera donde el machismo y la desigualdad no se visualiza y por lo tanto no se desconstruye. Porque tenemos que reconocer que quien no tenga que pensar o hacer más que trabajar, entonces, está viviendo un tipo de privilegio.

Esta es la razón por la que muchas mujeres estamos cansadas y estresadas. Según un informe denominado “Somos un Equipo” (https://clubdemalasmadres.com/wp-content/uploads/SOMOSEQUIPO-informe-2017.pdf) el 54 por ciento de las mujeres declara ser la principal responsable de las tareas de planificación y organización de la vida familiar, frente al 16,9 por ciento de los hombres.

El 45,2% de las mujeres conviviendo en pareja y aportando la misma cantidad de dinero al hogar que sus parejas, declara ser la principal responsable de las tareas doméstico-familiares. En el 9% de los casos son sus parejas las principales responsables de estas tareas.

La carga mental genera estrés porque las tareas que realizamos son invisibles a la sociedad, incluso para las mismas mujeres. En ocasiones son actividades simultáneas, mientras estamos en la oficina o alguna reunión, vamos haciendo un repaso de las listas de tareas que tenemos por resolver.

Otro punto, es que esas “tareas” no tienen un tiempo propio, sino que la vas haciendo o pensando mientras van pasando las horas. También son difícilmente cuantificables, porque casi todas están anotadas en nuestra agenda mental. Por último, y lo que más desanima es que no existe una valoración o un reconocimiento social sobre eso que se hace, porque culturalmente son actividades que por ser madres te pertenecen. Es hora que los hombres comiencen a asumir sus roles dentro de la familia y que no hay que pedirles que hagan tal o cual cosa, tampoco “nos ayudan, ni nos hacen un favor”, porque tanto la casa como los hijos son de los dos.

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