FOLCLOREANDO
Tomás Santana
Hace varios años estoy jubilada de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en la que duré 25 años, trabajando en varios departamentos administrativos. En ese recorrido conocí a Tomás Santana que, aunque no estoy en permanente contacto con él, le tengo admiración y respeto por sus cualidades como ser humano. A este personaje uasdiano lo conocí mucho antes de pertenecer al equipo periodístico de Relaciones Públicas de la UASD, departamento al que él pertenece. Fue trabajando en el Plan de Retiro y Pensiones, como encargada del área de Referimientos Médicos, cuando estaba en Ciudad Nueva. Ya en el recinto universitario me transportó muchas veces cuando, producto de su trabajo, se tenía que trasladar en su motor asignado, de color verde, a los diferentes departamentos y siempre le preguntaba a cuál Unidad se dirigía para que me diera una “bola”, o cuando saliera de sus labores me llevara hasta la Máximo Gómez, como también lo hacía el periodista Eduardo Pérez, un gran corrector de estilo que luego nos juntamos en Listín Diario por la misma causa. Tomás cumplió 32 años en las labores de seguridad, conserjería, mensajería externa y auxiliar administrativo. El pasado año, producto de unas dolencias se sometió a una cirugía mayor que tuvo que utilizar andador y luego bastón, hasta que Dios le dijo “suelta la muleta y el bastón” y se recupera. Está en proceso de jubilación, ya que cumplió el tiempo reglamentario de servidor universitario. No existe un ser humano en la UASD más solidario que Tomás, siempre estaba dispuesto a ayudar a sus compañeros. No he visto a un ser más responsable, más humano, más honesto, más leal, más fiel en sus labores que Tomás, con una carga de valores morales que no tiene precio. Siempre de buen humor, nunca escuché la palabra “no”, nunca estaba aburrido. Siempre muy apegado a su linda familia, integrada por tres hijos, una de crianza y dos más. Una nieta de 4 años y su esposa Miriam, que lo ha apoyado en la formación y educación de sus hijos. Necesitamos muchos Tomás, no solamente en la UASD, sino en todas las instituciones públicas y privadas que sean leales, discretos, responsables, con espíritu de servicio, apasionados y que tengan empatía y don de gente. Tomás, te escribo estas palabras ahora que estás en capacidad de leerlas y apreciarlas.