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Seguridad vial

Estrés: un detonante de los accidentes de tránsito

Relación. Son diversos los estudios que asocian el estrés con la conducción. Foto: iStock

Relación. Son diversos los estudios que asocian el estrés con la conducción. Foto: iStock

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Alejandro MaríñezSanto Domingo

El estrés ha sido uno de los temas psicológicos más estudiados en los últimos tiempos. Y no es para menos, pues en la sociedad de hoy vivimos en medio de múltiples situaciones estresantes: largas horas y sobrecarga de trabajo, conducción en horas pico, problemas financieros y de salud, entre muchas otras.

Vamos a centrarnos en una de las más recurrentes, a la que tenemos que enfrentarnos cada día para dirigirnos a nuestros trabajos, centros de estudio o cualquier otro motivo…Y es el caótico tránsito de este país.

Aquí al salir a la calle nos parece completamente normal someternos a elementos estresantes como la mala conducción y el comportamiento agresivo de los conductores, el calor, las malas condiciones de muchos vehículos y los tapones…Pero debemos tener en cuenta que esto puede afectar nuestra salud.

Relación con los accidentes

Son diversos los estudios que relacionan el estrés con la conducción. Por ejemplo, un estudio presentado en la Revista Latinoamericana de Ciencia Psicológica encontró un vínculo entre el estrés, la agresividad y los accidentes de tráfico. Aunque en esto pueden influir múltiples factores, es innegable que conducir es un factor estresante poderoso, capaz de volvernos más agresivos.

Una muestra de la relación del estrés provocado por conducir con los accidentes de tránsito es el uso del teléfono móvil mientras se conduce.

Hay estudios en los que se ha comprobado que conducir y utilizar un móvil reduce significativamente el tiempo de reacción de un conductor frente a una situación de emergencia. Incluso, aquellas personas que se consideran lo suficientemente inteligentes para hacer ambas cosas al mismo tiempo probaron ser ineficaces al realizarlas en un ambiente de simulación, como reportó un estudio publicado en Accident Analysis & Prevention.

Una investigación anterior realizada por el psicólogo David Strayer y colegas fue aún más lejos al afirmar que los efectos en la atención debido a conducir y usar un móvil son casi o igual de “profundos” que los efectos asociados a manejar ebrio.

Situación en República Dominicana

No es necesario hacer estudios estadísticos para darnos cuenta de que en las calles de República Dominicana muchas personas utilizan sus smartphones mientras conducen, solo hay que salir ahí fuera. Probablemente el móvil sirva como distracción contra los elementos estresantes propios del conducir, sin embargo, se ponen vidas en peligro.

A esto se suma que en República Dominicana tenemos condiciones especiales con relación a la seguridad vehicular. El país posee 12 de las calles más peligrosas para conducir en el mundo y presenta el más alto índice de muertes por accidentes de tráfico en América Latina, de acuerdo a un reporte de la Organización Mundial de Salud (OMS). A esto se suma que en las pruebas para obtener la licencia de conducir, a diferencia de otros países, no se aplica ningún tipo de prueba psicológica. La verdad es que desconocemos el estado emocional o mental de los conductores dominicanos. ¡Ojo con esto!

Por otro lado, las medidas de seguridad vehicular, como utilizar el cinturón, solo son aplicables para los vehículos privados, pues los de transporte público parecen estar exentos de esta y otras disposiciones a pesar de que en la ciudad de Santo Domingo estos son mayoría. A esto se añaden elementos distractores como la búsqueda tenaz de pasajeros, lo que reduce la atención del “chofer”.

Aunque en la mayoría de los estudios sobre estrés se habla sólo de las personas detrás del volante, no solo quienes conducen se ven afectados por el estrés, sino también sus pasajeros, muchos de los cuales se toman por lo menos una hora para llegar al trabajo desde sus casas y viceversa, lo que implicaría prácticamente dos horas diarias (como mínimo) en guaguas o carros públicos.

Cuando se suman esos números es sorprendente la cantidad de tiempo que se pierde en el transporte, aproximadamente 40 horas mensuales, sin aire acondicionado en su mayoría, escuchando la música o el programa de radio que el conductor prefiera y en completa estrechez con las demás personas… Si nos preguntamos si estos factores afectan el estrés y bienestar de los pasajeros, la lógica nos grita: “¡Sí!”.

Algunas recomendaciones

¿Qué podemos hacer los pasajeros frente a estos abrumadores ataques a los sentidos? Ciertamente es poco lo que se puede hacer de forma individual. Pero hay algunas estrategias que podemos implementar:

- Escuchar música para mitigar la exposición a la contaminación acústica

- Salir más temprano de casa, a veces para evitar los tapones basta con salir diez o quince minutos antes.

- Conversar con alguien para a distraernos y percibir que el tiempo pasa más rápido

- Entender que no somos los conductores del vehículo y no mortificarnos por cosas que no podemos cambiar cuando, por ejemplo, queremos que el chofer “le dé más rápido”. ¡Déjelo conducir y salga más temprano!

El autor es neuropsicólogo