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Sin estrategia la gastronomía no será marca país

Para que los platos de RD puedan internacionalizarse hace falta que todos sus actores se involucren, dice la periodista y docente univesitaria gastronómica Yanet Acosta.

Evento. Yanet Acosta dictó en un hotel de la capital una ponencia y dos talleres sobre periodismo y literatura gastronómica, organizados por la fundación Sabores Dominicanos.

Evento. Yanet Acosta dictó en un hotel de la capital una ponencia y dos talleres sobre periodismo y literatura gastronómica, organizados por la fundación Sabores Dominicanos.

A República Dominicana le hace falta la implicación de todos sus agentes sociales para que la gastronomía sea parte de su marca país.

Es decir, se necesitan políticas y estrategias de Estado, apoyo de las empresas, del sector turismo, que se involucre a toda la población y la divulgación periodística de esta revolución.

La recomendación es de la española Yanet Acosta (Santa Cruz de Tenerife 1975), periodista y docente en Comunicación y Periodismo Gastronómico, quien pisó suelo dominicano para impartir una conferencia y dos talleres relacionados con divulgación y creación de información gastronómica, eventos organizados por la fundación Sabores Dominicanos.

Su argumento lo une a dos ejemplos que, para ella, son significativos: el caso de España y Perú.

Sobre el primero destaca que desde la década de los 90 el chef Ferrán Adri‡ (Barcelona 1962) hacía cocina de vanguardia, pero los españoles no sabían nada de él hasta que en 2003 The New York Times Magazine publicó un reportaje en el que habla de estas nuevas técnicas. Desde entonces, hay una necesidad de informar y se creó una generación de periodistas especializados en gastronomía.

“El otro gran ejemplo es la cocina peruana que, con el cocinero Gastón Acurio y el programa del propio Gobierno llamado PromPerú (Promoción del Perú para la Exportación y el Turismo), se puso de moda la comida peruana en muchos lugares del mundo con un plato icónico como el ceviche, pero en ello influyó también el apoyo de la prensa”, explica.

Acosta entiende que para el éxito de la internalización de un plato es, de igual manera, la refinación de este.

Señala que esto fue esencial para el ceviche de Perú, y para ello Acurio lideró un proyecto innovador con varios chefs que se llamó Novoandina, en el que se refinaron el sabor y la estética de platos.

“Yo veo que en República Dominicana se está intentando hacer lo mismo, se está refinando el proceso, tomando los platos tradicionales con los productos originales y ofreciéndoselo a una nueva sociedad”, dice la periodista canaria que hizo varios recorridos en el país y conoció parte de la gastronomía criolla.

Y agrega: “La cocina debe estar a la par de la sociedad. A nadie se le ocurriría comer nada que se comía en la Edad Media, todo tiene un proceso de refinamiento porque la cultura va cambiando”.

Aporte del periodismo Desde el periodismo la gastronomía de un país puede destacarse, ser un orgullo para la población e internacionalizarse.

Según Acosta, de nada vale que muchos chefs tengan ideas nuevas para renovar la gastronomía tradicional si esto no se comunica.

“Hay que comunicar y divulgar lo que está ocurriendo y con esa puesta en valor a través de la prensa se consigue que la gente sienta orgullo por lo que se está haciendo, que tome confianza en una comida que es una muestra de identidad”, sostiene

Pero, dice , cuando se habla de comunicar el periodista debe hacerlo con profesionalidad, honestidad y conciencia, y para ello hay que tener una idea amplia de la historia de la alimentación, de producciones, técnicas de cocina, estética y tener una serie de habilidades que se educan, como el paladar y saber combinar platos y bebidas.

También, sostiene la experta, el redactor tiene que ir desarrollando la capacidad de la anticipación para observar por dónde van las tendencias, ya que la cocina y la gastronomía también es moda.

“Como periodistas gastronómicos tenemos que adelantarnos para anunciar esas modas o tendencias y también analizarlas, porque hay muchas que son condicionadas por la industria alimentaria”, asegura.

La docente y directora de la maestría en Comunicación y Gastronomía de escuela The Foodie Studies dice que el periodista gastronómico no es banal, porque no solo habla de platos y restaurantes,va más allá y habla de alimentación, producción y nutrición.

Sector turismo Para Acosta resulta preocupante que en el sector turismo prime más la cantidad que la calidad, en cuanto a la oferta de los platos que se ofrecen.

Además, dice, se tiene la falsa creencia de que lo propio no le va a gustar al turista o es malo. Y precisamente en ese sabor a casa es que está el valor del país.

“La sociedad ha cambiado. El visitante busca encontrarse otra cultura y la forma más directa es el sabor con los platos. Quieren comer lo mismo que comen quienes viven en ese lugar”, recuerda.

Una vida para escribir de comida De chiquita quería ser escritora, por ello estudió periodismo.

Ahora, de grande, Yanet acosta combina tres áreas que para ella son complementarias: el periodismo, la gastronomía y la literatura.

Y de todo ha hecho un poco. Fue corresponsal para la agencia Efe por más de una década, creó un curso de Periodismo Gastronómico en la Universidad Complutense de Madrid y tiene un doctorado en Historia de la Prensa Agroalimentaria en España.

Dice que vino al país a despertar esa curiosidad por el conocimiento y a ofrecer herramientas para que se haga una divulgación gastronómica profesional.

Actualmente es directora del proyecto The Foodie Studies, que trabaja con profesionales que desarrollan programas de periodismo gastronómico.

Ha escrito las novelas “El chef ha muerto” (2011) y “No hay trabajo bueno” (2013), y el libro de relatos “Noches sin sexo” (2014).

En julio estará trabajando con una investigación en el BulliLab, una especie de laboratorio gastronómico de Ferran Adri‡, considerado uno de los mejores chef del mundo.

Esta es la segunda vez que visita el país y dice sentirse más que emocionada, “porque ahora sí sé lo que se come aquí”.

Acosta se ha llevado en el paladar las batidas de guanábana y zapote; la satisfacción de haber disfrutado de un mangú con huevo en el desayuno, “porque los plátanos que llegan a España no saben igual a los de aquí”; y todo un recorrido gastronómico, que dice, le encantó hacer.

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