DESTINOS
Las dunas de Sossusulei
La belleza hiperárida del desierto de Namib, al sureste de África, se refleja en el salar de Sossusvlei, el principal atractivo turístico de Namibia
El arenal de la costa oriental de Namibia fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2013. ¿Saben cuánto mide? Un área aproximada de tres millones de hectáreas, con una zona de reserva de 899,500 hectáreas. Es el desierto de Namib, considerado el más viejo del mundo. Parte de este desierto y de la sierra de Naukluft conforman el Parque Nacional de Namib-Naukluf, uno de los lugares turísticos más visitados de Namibia.
Y allí, en esa extensa masa de arena protegida, se encuentra Sossusvlei, un salar alimentado por el río Tsauchab cuyos valles y dunas dan lugar a espectaculares paisajes y a una biodiversidad algo atípica para un clima muy árido. La singular flora y fauna es posible debido a la niebla y a la acumulación de agua en períodos de lluvia.
COLOR Y FORMAS COMO ATRACTIVO Lo hermoso de las dunas de Sossusvlei son esas montañas de arena roja (que según la luz y el momento del día adquieren tonalidades naranja, amarilla y cobre) y las líneas y paredes que sus siluetas dibujan en el horizonte.
Formadas básicamente de cuarzo, las dunas tienen el color de las arenas del desierto de Kalahari, con alto contenido en hierro.
Estas arenas, arrastradas a la costa por el río Orange, son llevadas luego por el viento hacia el interior.
Arenales en Namibia Sossusvlei es un gran atractivo turístico de Namibia. Una caldera de arena, sal, arcilla y árboles petrificados dan paso al paisaje más conocido del país africano y uno de los más fotografiados del continente. Las dunas cercanas al litoral son enumeradas cual si fueran calles, siendo muy famosas la número 45 (de 300 metros), la favorita de los turistas para escalar y ver salir el Sol; y la número 7, considerada la más alta del mundo, con 380 metros. La neblina que llega del océano, en forma de lluvia, permite una rica biodiversidad en todo el desierto de Namib. Abundan los herbazales, los reptiles y la criatura más emblemática del parque: el órice de El Cabo.