MEMORIAS DE VIAJES

En La Pedrera: entrada con descuento 

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En La Pedrera, como se conoce a Casa Milá, emblemática residencia en Barcelona con fachada de piedra labrada y balcones de muy diversas formas, considerada como la obra cumbre de la arquitectura modernista de Gaudí, la entrada cuesta 16.5 euros. Con el respectivo cupón de la libreta que recibí al comprar el ticket del bus Hop Hop off, me descuentan diez por ciento. Tras el chequeo de mi cartera por rayos x, en el llamativo entorno del patio miro hacia todos lados. ¡Es impresionante! “La visita empieza por allí”, escucho decir a alguien. Otro agrega: “Por el ascensor”. Es que todo inicia en la espaciosa y sinuosa terraza allá en lo alto con esculturas que surgen cual una fantasía de la imaginación. Una flecha dirige hacia el Desván. Sigo la dirección. Me detengo ante una maqueta. Muestra la relación entre estructuras constructivas y fachadas y cubiertas. Palabras ajenas a mi léxicoÖ En distintas pantallas, varios videos. Prosigo mi camino entre variadísimos arcos, numerosos recovecos y una columna de extraordinario grosor. Todo parece convertirse en una miríada de elementos apabullantes para luego verme ante butacas que poseen cualidades ergonómicas. Sigo la flecha que señala hacia El Piso Bajo, y me encuentro con un grupo que sube. Me recibe un viejo cartel de Anís del Mono en la pared. Un audiovisual describe la sociedad entre 1905 y 1909 (años en que se fue construyendo La Pedrera). Entro a una habitación infantil, con ropita que cuelga en un perchero junto a la cama y juguetes en una vitrina. Continúo al cuarto de costura y plancha, donde cuelga un bello traje negro bordado, y a seguidas a la habitación de la mucama con una palangana lavamanos. Más allá, la cocina-comedor, todo bien puesto. Me veo a seguidas en una habitación con baúles y maletas, sombreros, palos de golf, etcétera. Paso por la oficina, el comedor y la sala con una preciosa lámpara de lágrimas, para luego visitar el aposento principal junto a cuya cama hay colocada una cunita. En el trayecto final ofrecen tomarse una foto por seis euros. Es una composición para la cual, según tu selección, hacen un fotomontaje y la ponen en digital para bajar por Internet. Resulta un buen recuerdo.

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