Solidaridad

Celebración empañada por el cáncer

Alrededor de una televisión viendo los muñequitos, cuando hay luz, se reúnen los hijos de Ana Durán Suero todas las mañanas. Aunque saben que su madre está enferma, no se imaginan que en cualquier momento puede fallecer afectada por un cáncer de mama terminal, que se ha diseminado a diferentes órganos de su cuerpo. Su madre biológica la regaló cuando apenas tenía un año y la señora que cuidó de ella se ahogó en el 2007 junto a sus hermanos de crianza. Adeuda cinco meses de la pequeña casa donde vive en extrema pobreza y, como si fuera poco, el padre de sus tres hijos más pequeños la maltrataba y en una ocasión trató de asesinarla. Todo esto aparte del cáncer que la afecta, enfermedad que también amenaza a su hijo Keury Polanco Durán, de tan solo seis años, quien también fue operado y presenta erupciones en diferentes partes de su cuerpo. Aun así, agradece a Dios la salud de sus demás hijos Engel Vásquez Durán, de 12 años; Endry Polanco Durán, de 4 años; y Elianna Polanco Durán, de un año y siete meses. A sus 27 años, y con lágrimas en los ojos, Ana cuenta que en julio del pasado año fue diagnosticada en el Instituto Oncológico con cáncer de mama, por lo que inició el tratamiento. Pero, después de cuatro quimioterapias y una operación, los médicos le dijeron que había hecho metástasis y que ya no había ninguna esperanza para salvarle la vida. Preocupada por hijos“Ellos me dijeron: ‘Ve y disfruta de tus hijos’. El único que sabe es Dios, porque todo lo que podían hacer por mí ya lo habían hecho”, asegura mientras observa a sus hijos con la incertidumbre de qué pasará con ellos cuando ella no esté. En noviembre del 2013 llevó a los niños al Consejo Nacional de la Niñez (Conani) para que tengan dónde quedarse, pero después de cuatro días los fue a buscar porque los extrañaba demasiado. “Siempre he sido madre y padre para ellos, siempre han vivido conmigo”, indica. Su mayor preocupación son sus hijos, a quienes no pudo inscribir en la escuela este año, porque no tenía dinero para los útiles escolares. “Para darme la quimioterapia, me iba y los dejaba solos, me llevaba solo la pequeña y, a veces, venía y solo le daba agua de azúcar porque no tenía dinero para darles comida”, dice. “Si estoy viva de aquí a que empiecen las clases, quisiera que me ayuden a inscribirlos en la escuela y comprarles sus útiles escolares”, agrega. Trabajaba en una casa de familia, pero por la enfermedad dejó el trabajo. VÍCTIMA DE MALTRATO Y PRESA DE ENFERMEDADEl padre del niño más grande está prófugo, debido a que le debe una pensión desde hace más de un año.Mientras que el padre de sus tres hijos pequeños la maltrataba, en una ocasión la atropelló con un vehículo y la dejó en la calle, por lo que luego estuvo preso, pero salió de la cárcel bajo fianza. “Él me llamó para que fuera a buscar la leche de la niña y cuando fui me chocó con un carro, lo metieron preso y salió bajo fianza”, asegura. Ana clama a las autoridades del Ministerio de Salud Pública, al presidente Danilo Medina y otras instituciones y personas sensibles del país, para que la ayuden con los recursos que le permitan comprar los medicamentos para el dolor, inscribir a sus hijos en la escuela y realizarle los estudios necesarios a su hijo de 6 años. Las personas que quieran ayudar a Ana pueden comunicarse con ella al número de teléfono 809-509-9814.

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