MEMORIAS DE VIAJES
Bar
Dos en punto de la tarde en Madrid. A corta distancia del Paseo de la Castellana, en la calle Fernando el Santo, entro al bar Tomate, donde se come bien. Al recibirme, la joven con largo blusón blanco sobre estrechos pantalones negros aclara a seguidas: “Solo puedo dejarle una mesita hasta las tres”. A esa hora puedo terminar; todo depende de la rapidez con que me sirvan. Por lo visto, aquí cuentan con clientela habitual que acostumbra reservar. Sentada a la mesa junto a un muro con panel de madera incrustado con estanterías pintadas de gris metal donde hay botellas de vino, miro el entorno de mesas. Son de distintos tamaños y formas, tope blanco y mantelitos individuales marrón claro. En el techo lámparas modernas de diferentes estilos. “¿Tinto o Rioja?”, me preguntan. “El que me traigas”. Pregunto si el plato de verduras a la brasa es abundante. La chica pregunta al maitre d’, informándole que comeré el plato del lunes: pollo al curry con arroz blanco. Él aconseja el pollo. Las verduras son abundantes. “Hola! Buenos días. Aquí el pollo al curry”. Es el mozo que trae el pollo en un plato de anchísimo borde y muy hondo al centro, mientras el arroz granulado viene en un platito hondo ovalado. El pollo, salvo un trozo algo duro, me gusta. Su salsa es ¡exquisita! Ni traen pan, ni me lo ofrecen. Tampoco lo pido. “¿Qué tal? Buenas tardes”, dice la chica que viene a recoger mi plato al notar que juntos sobre éste coloco tenedor y cuchillo. De postre me atrae el Mascarpone (queso fresco cremoso) con fresas. Viene además con nueces y sirop de chocolate. Tras éste tomo infusión de manzanilla. Al recordarme el sabor de la manzana. quien lo sirvió me explica que es manzanilla natural. “Tenemos un frasco enorme”. Ahí lo veo. A las 2:45 he terminado de comer. Sólo hay una mesa vacía. Espero la cuenta: pollo al curry, 11 euros; mascarpone con fresa, 7; copa Marqués de Murray, 4.50; manzanilla 2. Pese a la indicación de terminar a las 3:00 p.m., me sentí bien atendida.