EN OTRA DIMENSIÓN
Por un cambio sin traumas
Parece que es cierto eso de que ser hijo de gente adinerada o famosa es un lío. Si el doctor César Mella lee esta columna, me acaba. Es un simple comentario. Pero bien, les voy a contar cosas que he aprendido a mi edad. Aprendí del periodista Rafael Herrera, mi amigo, que escribir en primera persona le llegaba a la gente, así que siempre he seguido ese consejo. Por eso les cuento en primera persona que la culpa que tendrá que pagar mi niño Mingo, ahora convertido en el empresario Domingo Bermúdez, él no se la imagina. Entre todas las cosas que faltan por hacer, está la limpieza mental que necesitamos hacernos todos. La gente no se está dando cuenta que quienes están manejando todo lo que tiene que ver con dinero aquí son los hijos de los que manejaron esos cuartos siempre. Yo creo que Mingo me quiere mucho, pues yo vivía metida en su casa de Santiago. Lo que deseo comentar es que cuando don Popi mandó a Domingo para Color Visión, subestimaron al joven. Él lo sabe, igual pasó con Miguelito, convertido hoy en el empresario José Miguel Bonetti hijo, Manuel Corripio..., y otros jóvenes que he visto crecer. Los muchachos están enfrentados al reto de su vida. En Color Visión se sabe que hacía falta plata. Ojalá todo siga bien para los trabajadores, que son los que a mí me interesan porque vengo de esa clase. Este caso es lo más parecido que he visto a la guerra de las papeletas en los canales de televisión, la que viví de cerca. Ojalá se tome en cuenta a las familias que quedarían sin trabajo.