EVIDENCIAS
Cuando Dios es primero...
Son las once de la noche del otro lado del mundo o en el futuro, como muchos de mis amigos dirían. Y es que en Taiwán tenemos un día de ventaja. Horas, minutos y segundos que pasan rápido, lento, suave y fuerte. Pero, indudablemente, pasan. Estar nostálgica es normal, sobre todo cuando ya es diciembre, y Navidad es significado de compartir en familia. Lo bueno de salir de casa, de avanzar fuera de la zona confort, es que uno puede mirarse hacia dentro, mirarse hondo. Y estar aquí, antes que permitirme algún reproche, me invita a agradecer a Dios, por cada prueba, por cada paso hacia adelante...Les cuento. He pasado el nivel uno de chino, y la verdad es que apenas es el comienzo de dos avanzados e intensos niveles. Volver a los estudios después que uno ya creía cargar el título de profesional no es tarea fácil, pero cuando se aprende, y no solo en los estudios, los salones de clases, sino también en la vida misma, todo tiene mayor sentido, y mucho más cuando todo ese esfuerzo no es al lado de “mami”, que al llegar a casa, siempre nos sirve la cena , el chocolate caliente. “Nada que valga la pena es fácil”, es una frase común, bastante pronunciada y, a la vez, tan cierta. Si les cuento con certeza, a veces no sé ni lo que estoy diciendo, me encuentro en un cruce de idiomas, de fronteras, de caminos. De repente es día, y al abrir los ojos, ya estoy en una noche oscura fría, densa. Pero ahí, cuando creo que no puedo más, cuando el frío, o algo tan delicado como la rutina, me desploma. Dios hace su acto de presencia, me acoge entre sus brazos, me recuerda mi propósito, me obsequia sabiduría, y descubro que si Dios es primero, la tarea es simple: nada me faltará. Bendiciones amados lectores, sus escritos siempre fortalecen.