CULTURA
Arte en el congreso
La colección permanente de arte de la Cámara de Diputados recorre, en cien obras de 75 artistas, casi un siglo de lo mejor de la plástica dominicana.
Al hablar del Congreso Nacional pocas personas pensarían en arte. Pero eso está cambiando. La plástica dominicana tiene un santuario en las instalaciones de la Cámara de Diputados gracias a la colección permanente de arte de ese hemiciclo.
Inaugurada en el 2007, la colección recorre, en cien obras de 74 artistas, casi un siglo de lo mejor y más representativo de la plástica quisqueyana.
“Es una tradición en los parlamentos del mundo tener obras de arte como parte de los recursos patrimoniales de naturaleza pedagógica en el plano histórico, humano y social”, dice el crítico de arte Abil Peralta Agüero, coordinador de la Unidad Técnica de Cultura de la Cámara de Diputados y curador de la colección.
El guión curatorial sobre el que se sustenta la muestra es la creación de un foro de educación ciudadana sobre valores humanos, espirituales, sociales e históricos.
“Las obras son de contenido social, espiritual y humano porque cada una se convierte en un sujeto de reflexión”, expresa Peralta Agüero, quien es asesor cultural de la Presidencia de la Cámara de Diputados.
¿Cómo llega una obra a formar parte de esta exhibición? El proceso –que Peralta Agüero define como “complejo”– se inicia cuando se identifica una pieza con la calidad exigida y perteneciente a un artista, período o movimiento no representado dentro de la colección.
Además, se toma en cuenta la jerarquía del artista y los recursos con que cuenta la institución para adquirir o comisionar una obra.
Cerca de 15 piezas fueron creadas especialmente para este proyecto. En este grupo se encuentran los murales de Cándido Bidó, Guillo Pérez, Ada Balcácer, Antonio Guadalupe, Roberto Flores, Said Musa, Elsa Núñez y Ramón Oviedo.
El trabajo de este último celebra la promulgación de la Constitución del 2010. Una obra se exhibe en calidad de préstamo.
Estilos
“En la colección –dice su curador– están representados todos los estilos, todas las corrientes, todas las técnicas, pero además tomamos en cuenta a los artistas del interior”.
De hecho, uno de los espacios fue bautizado como el Paseo de Santiago por incluir obras de artistas oriundos de esa provincia cibaeña.
Los artistas de la diáspora, “que generalmente son marginados” según Peralta Agüero, también tienen un lugar en la muestra.
Igualmente, los extranjeros que hicieron vida en el país.
Las nuevas generaciones de artistas dicen presente y dan vigencia de la colección. Se destacan nombres como Gerard Ellis, Gavingo y Wilson Abreu.
Exhibición
Las piezas adornan pasillos y salones de la Cámara de Diputados, empezando en la misma recepción, pero no siguen un criterio cronológico, sino que adapta las obras y el contenido a los espacios disponibles. Después de todo, no se trata de un edificio concebido con fines museográficos.
Antes de exponer las obras se llevó a cabo un estudio de la arquitectura interior de la planta física que ocupan las oficinas de la Cámara Baja y, en función de este, se planificó la distribución. No obstante, explica Peralta Agüero, el corazón de la muestra, dedicado al arte moderno y dispuesto en la antesala del área de sesiones, sí se rige atendiendo al desarrollo de dicha corriente en el país.
La calidad y el aporte de este fondo artístico han sido reconocidos por el Colegio Dominicano de Artistas Plásticos y la Asociación Dominicana de Críticos de Arte, entre otras instituciones.
Tesoros del arte dominicano
Cuando inició su labor en la Unidad Técnica de Cultura de la Cámara de Diputados, el crítico de arte Abil Peralta Agüero se topó con un mural de Fernando Peña Defilló cubriendo un ascensor y partido por la mitad.
La pieza, que muestra a esclavos negros encadenados, fue restaurada y hoy se exhibe como parte de la Colección Permanente de Arte de la Cámara de Diputados.
Al igual que ese mural, otros cuadros provienen del patrimonio o memorabilia del Congreso. Es el caso de cuatro retratos de personalidades otrora desconocidas y que, con la ayuda de historiadores y del Archivo General de la Nación, fueron identificados como líderes del movimiento restaurador. Una experticia determinó que la autoría correspondía a George Hausdorf, pintor alemán de origen judío que vivió en el país.
Hay en la colección piezas donadas por figuras, instituciones y los propios artistas. Otras fueron adquiridas a un 50 o 60 por ciento de su valor real, en una acción que Peralta Agüero define como “un gesto generoso de los artistas”.
A propósito, la colección se encuentra en un proceso de retasación, pues el valor de algunas de las obras que la integran se ha elevado.
Ningún artista tiene más de dos obras en la colección. “Eso significa que nos hemos manejado con criterios de racionalidad”, asegura Peralta Agüero.
Obras únicas
La Colección Permanente de Arte de la Cámara de Diputados cuenta con obras de gran valor, no solo por su calidad estética, sino también porque poseen rasgos únicos o por los hechos asociados con ellas.
Peralta Agüero cita un cuadro de Jaime Colson que muestra su faceta menos conocida por los dominicanos: los retratos de la negritud correspondientes a su serie haitiana.
Colson, quien se instaló un tiempo en Haití, se dedicó en el país vecino a estudiar la etnia negra. Pero el cuadro exhibido en el Congreso, y que además sirvió de portada al libro “Trascendencia y Esplendor en la Colección Permanente de Arte de la Cámara de Diputados”, no se limita a exaltar la negritud.
En una visita a la colección, la crítica de arte Sarah Hermann, determinó que evoca las atrocidades de la era de Trujillo, porque recuerda las fotos de José Mesón, torturado durante la dictadura.
Peralta Agüero señala, asimismo, el mural “Celebración de la primavera”, que Ada Balcácer pintó en Miami, donde reside, y cuya instalación vino supervisar personalmente. El mural recrea hitos históricos sobre los que se sostiene la democracia dominicana.
Por otro lado, destaca que la obra de Domingo Liz que figura en los afiches de la Bienal Nacional de Artes Visuales cuelga en las paredes de la Cámara de Diputados.