COSAS DE DUENDES
Un tema: El Casandra
Shakira, que siempre me lava el pelo, pregunta: “¿Qué hay de nuevo, cuáles son las noticias?” Yo pienso en el Casandra, pero me quedó callada y respondo, “Nada, tranquila”. Entonces, Shakira pone el tema. ¿Usted vio El Casandra? Sí, le digo y empezamos a comentar. El problema de la ceremonia fue un arranque tibio y un final frío. No hubo impacto. Además, la conducción resultó lenta. No se aprovechó la chispa de Jochy Santos. Las frases se veían tan aprendidas que daba vergu¨enza ajena. Por otro lado, el tiempo que tenían los galardonados para dar las gracias era tan breve que resultaba descortés, todo el mundo tenía que hablar corriendo, excepto, los extranjeros a quienes, supongo que por cortesía, no les interrumpían. Por eso sería que Paloma San Basilio aprovechó hasta para anunciar su espectáculo. Pero eso se pasó por alto.Tiene suerte, imagínese que a un artista local se le hubiese ocurrido lanzar “una cuña” de una presentación. Muchos de los que comentaron el premio, se lo habrían comido vivo. Sin embargo, de Paloma San Basilio esto apenas se mencionó mientras se alabó su respuesta cuando le preguntaron sobre la ropa. Ella tiene razón, en eso de que lo que importa es lo interior, pero entiendo que sabía en qué clase de evento se encontraba y, por su larga trayectoria, conoce que se suele hablar de este tipo de banalidades. De hecho, los que nos sentamos frente al televisor, no seamos hipócritas, disfrutamos mirando cómo andaba zutana o mengano. Contrario a Paloma San Basilio, que, dicho sea de paso, andaba impecable, Sheila Acevedo pregonó días antes de la ceremonia que su vestido costaría un millón de pesos. No es la primera que lo hace.Trucos publicitarios similares los usaron otras en el pasado y el veredicto de críticos y público siempre ha sido el mismo “ese traje no cuesta ese dinero.” Pero Sheila estaba hermosa. Viendo las críticas de los diseñadores sobre las mejor y peor vestidas, tuve la impresión de que se trata de un asunto más de quien me cae bien y quien no, para atacar las creaciones. Lo cual no es ético. Además, pienso que los involucrados se toman esta ceremonia muy en serio, como si en ella se decidiera el futuro de sus vidas. Deberían divertirse más. Aunque esta sugerencia no incluye a los miembros de ACROARTE que seleccionan a los ganadores. Tómenselo muy en serio.Por ejemplo, no me gustaron los Casandra para Omega y Cristian Castro. Entiendo que Omega es un reflejo de problemas sociales actuales, ¿pero, si del seno de los barrios saliera un movimiento musical que promoviera el racismo, el satanismo y los asesinatos, le vamos a dar un Casandra porque se trata de música popular? En cuanto a Castro, ¿se merece un Casandra? Yo creo que no. Así que, como le dije a Shakira, mientras me lavaba el pelo, fallas hubo, no cabe duda. Pero, de todos modos, aplaudo la permanencia por 25 años de esta ceremonia, el esfuerzo de ACROARTE y la Cervecería, contra tantos egos, y si Dios lo permite, el año que viene espero comentar El Casandra, en el salón de belleza, o en cualquier otro lugar, con el mismo entusiasmo