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CURSOS PRENATALES

Sin temor al parto

UNA MUJER PREPARADA Y BIEN INFORMADA PARTICIPA MÁS ACTIVAMENTE EN EL ALUMBRAMIENTO

SANTO DOMINGO.- Isis Fernández tiene 36 semanas de embarazo y muchas cosas han cambiado para ella desde que supo que esperaba un bebé. No sólo se ha transformado su cuerpo y vive una experiencia nueva. Antes sentía miedo de dar a luz; ya no. Se integró a un curso de preparación para el parto y ahora ve de forma natural el momento de parir. “Lo más importante que uno aprende es a perder el miedo, sobre todo las que somos primerizas”, dice. “El miedo es a lo desconocido”. Mitos“Las embarazadas le tienen terror a las contracciones”, comenta María Elina Bustamante, encargada del Programa Preparación Prenatal, del Gold’s Gym. Ana María Pellerano, fundadora de Padres de Hoy y directora del colegio Retoños, corrobora esa afirmación. Según ella, muchas mujeres piden que se les practique cesárea por temor a los dolores de parto. El objetivo de los cursos prenatales es preparar a la mujer para que ese momento resulte menos traumático, no sólo para ellas, sino también para su criatura y el personal médico. PARA VIVIR EL PROCESO DE FORMA NATURAL INFORMARSE ES CLAVE: Con la información correcta y el entrenamiento preciso, la mujer puede participar de forma más activa en el alumbramiento. “Pero para llegar a un final debe haber un proceso”, comenta Bustamante. “El curso prenatal busca transitar ese proceso, que es el embarazo, lo mejor posible”. Hacia un parto felizAunque algunas mujeres se suman a los cursos prenatales pensando en tener un parto menos traumático, este tipo de entrenamiento también las ayuda a vivir el proceso de embarazo de la mejor forma posible. La práctica de ejercicios físicos y posturas especiales las dejan satisfechas desde el punto de vista físico y emocional, libera endorfinas que las relajan, alivia molestias normales en su condición (dolores de espalda, constipación, calambres, hemorroides, falta de energía) y les asegura una recuperación más rápida tras el alumbramiento. Pero, además, el bebé recibe más oxígeno, mejora su metabolismo y se tranquiliza con los movimientos que resultan para él una especie de masaje. Un proceso naturalLas mencionadas anteriormente no son las únicas aspiraciones de las embarazadas, las cuales encuentran apoyo emocional al compartir su experiencia con otras mujeres en su estado. “Me estoy preparando para recibir a mi bebé de forma satisfactoria y que el parto sea natural”, comenta Dagmar González, quien tiene siete meses de embarazo y asiste al programa Prenatal del Gold’s Gym. Si bien existen condiciones que escapan del control de la mujer y el médico y que obligan a realizar una cesárea, los cursos prenatales buscan preparar a la futura mamá para el parto vaginal. María Elina Bustamante, encargada del programa Prenatal del Gold’s Gym, informa que a la mujer se le instruye sobre todo lo relacionado con el estado de gestación, su anatomía y las fases de la labor de parto. La información es clave para que la mujer asuma el parto de forma natural y participe activamente en el proceso, facilitando así el trabajo del personal médico. ¿Significa esto que no sentirá dolor? “No les puedo presentar una labor y un parto color de rosa ni algo terrible”, responde Bustamante. “No nos vayamos a ninguno de los extremos; cada mujer tiene su propia vivencia”. Para Ana María Pellerano, fundadora del centro de instrucción Padres de Hoy y directora del colegio Retoños, tampoco es bueno vender la idea de que la preparación para el parto elimina completamente las molestias al dar a luz, “porque el umbral de dolor varía de una persona a otra”. Momento decisivoLas ventajas de la preparación y la información son enormes, especialmente para el bebé. “El que está trabajando es él”, comenta Pellerano. “No se recordará, pero le marca una diferencia”. Pellerano, psicóloga clínica y madre de cinco hijos, amplía esta idea: “Su modo de nacer -doloroso o fácil, tranquilo o violento- determina en gran medida su futura personalidad y cómo verá el mundo que le rodea. Tenga cinco, 10, 40 ó 70 años, una parte de su ser siempre mirará el mundo desde los ojos del recién nacido que una vez fue”. Ayuda para nacerImagine pasar nueve meses en un ambiente cálido y seguro cuando, de repente, todo a su alrededor comienza a trastornarse y siente que su pequeño hogar se desmorona y lo empuja, a través de un estrecho canal, hacia una realidad completamente nueva. Algo semejante vive un feto cuyo tiempo de nacer ha llegado. Y si en condiciones normales mamá cuenta con nueve meses para ayudar a que la llegada de su pequeño al mundo sea menos traumatizante, ¿por qué no aprovecharlos? Al aprender las técnicas de respiración y jadeo que aplicará en la labor de parto, la futura mamá está velando por su retoño. “La respiración se trabaja para que al niño no le falte oxígeno durante las contracciones”, informa Bustamante, una argentina que se recibió como instructora prenatal en 1987. Durante las contracciones, disminuye el torrente sanguíneo que alimenta la placenta y, en consecuencia, el nivel de oxígeno que recibe el feto. “El niño por un momento deja de recibir el oxígeno -explica Bustamante-, si eso pasa por mucho tiempo, sus esfínteres se aflojan y hace su primera pupú dentro del líquido amniótico y eso me va a decir a mí que ese niño está en sufrimiento fetal; eso es muy grave. Las técnicas respiratorias la ayudan a que no llegue a esto”. Los niños cuyas madres han recibido preparación prenatal presentan los mejores resultados en el índice de Apgar, un conjunto de pruebas realizadas al bebé al minuto de nacer y que incluyen ritmo cardíaco, respiración, tono muscular, reflejos y color de la piel. La prueba, creada por la anestesióloga Virginia Apgar, se repite cinco minutos después. Las técnicas de respiración, por otro lado, hacen que la mujer se mantenga centrada durante la labor de parto, un proceso que en el caso de las primerizas puede llegar a durar más de 10 horas. El personal médico también se ve beneficiado. No es lo mismo atender a una parturienta intranquila que a una mujer bien informada que se tomó el tiempo, incluso, de visitar el centro de salud y la sala de parto antes de que llegara el momento cumbre de la maternidad. Parir: asunto de dosLa mujer y el bebé no son los únicos protagonistas de este momento. Para ambos resulta vital que el padre se involucre física y emocionalmente. Si engendrar es asunto de dos, ¿por qué no el parto? El hombre aprende las técnicas de respiración y cómo tomar el tiempo entre una contracción y otra, para luego servir como una especie de “coach” para su pareja. “Es un momento emocionalmente muy fuerte y la mamá necesita que alguien la devuelva a su realidad”, expresa Bustamante. El padre que participa activamente en el nacimiento de su hijo, adquiere mayor respeto por la maternidad y fortalece los vínculos familiares.

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