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MEMORIAS DE VIAJES

Magníficos paisajes desde las colinas de Lisboa

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Carmenchu BrusíloffSanto Domingo

En un altozano de la plaza Senhora do Monte, donde se la venera en un pequeño templo, se divisa definida sobre la más encumbrada cima la silueta del Castelo de Sao Jorge Yolisipónia, cuyo edificio de los siglos XII al XIV está construido sobre cimientos visigóticos. Es considerado como el más antiguo monumento en Lisboa, a la que desde su altura domina. Al fondo, tranquilas fluyen las aguas del río Tajo entre sus riberas. El entorno se hace aún más bucólico cuando empieza a tañer una campana. Hacia el atrio de escasas dimensiones de la iglesita ña la cual ya he tomado una foto- se acerca una joven pareja que externa su idilio algo más que platónico. A unos pasos, dos muchachos conversan sin prestarle atención. Por la calle de Senhora do Monte bajamos en el autobús hacia el Largo de Graca, cuyo mirador e iglesia llevan igual nombre. Aquí también nos apeamos. Es que la ciudad se extiende por varias colinas que aprovechan las autoridades para construir terrazas. Tanto el nativo como el viajero pueden así regodearse con el magnífico paisaje. En este recorrido turístico, en el que ya tenemos cuatro horas y media, doblamos por la rúa de Santa Marinha hacia estrechas calles, empinadas y sinuosas, con aceras adoquinadas cuyas esquinas curvas facilitan el desenvolvimiento del tráfico vehicular. Tan angosta es la vía que no hay espacio para rebasar al moderno tranvía que nos precede. Avanzamos en descenso hacia la parte baja y, de nuevo, junto a la Catedral. Originalmente fue una fortaleza. Lo atestiguan sus dos torres almenadas. Fundada en el siglo XII posee algunas características del puro estilo románico, mas por el largo tiempo tomado en el proceso de construcción y las restauraciones, tiene varios elementos góticos. Dícese que en su interior guarda un cofre con reliquias de San Vicente. Mientras transitamos por la rúa do Bacalherios apenas atino a vislumbrar, y esto gracias a que el conductor-guía Carlos hacia ella nos llama la atención, la Casa dos Bicos. Es intenso el tráfico y no da tiempo a fotografiarla. Construida en el siglo XVI es considerada como curiosidad arqueológica por estar totalmente cubierta de piedras talladas en forma de pirámide. Se dice que en el mundo sólo existen tres casas con fachada de este tipo: ésta en Lisboa; la Casa de los Picos, en Segovia, España, que tanto me gusta; y el Palazzo del Diamanti, en Ferrara, Italia. A punto de llegar a la Praca do Comércio, una mirada hacia lo alto me regala una pintoresca y cálida imagen urbana: las casas escalonadas de muros blancos rematados por techos rojos que salpican donairosas las laderas de las montañas. En un altozano de la plaza Senhora do Monte, donde se la venera en un pequeño templo, se divisa definida sobre la más encumbrada cima la silueta del Castelo de Sao Jorge Yolisipónia, cuyo edificio de los siglos XII al XIV está construido sobre cimientos visigóticos. Es considerado como el más antiguo monumento en Lisboa, a la que desde su altura domina. Al fondo, tranquilas fluyen las aguas del río Tajo entre sus riberas. El entorno se hace aún más bucólico cuando empieza a tañer una campana. Hacia el atrio de escasas dimensiones de la iglesita ña la cual ya he tomado una foto- se acerca una joven pareja que externa su idilio algo más que platónico. A unos pasos, dos muchachos conversan sin prestarle atención. Por la calle de Senhora do Monte bajamos en el autobús hacia el Largo de Graca, cuyo mirador e iglesia llevan igual nombre. Aquí también nos apeamos. Es que la ciudad se extiende por varias colinas que aprovechan las autoridades para construir terrazas. Tanto el nativo como el viajero pueden así regodearse con el magnífico paisaje. En este recorrido turístico, en el que ya tenemos cuatro horas y media, doblamos por la rúa de Santa Marinha hacia estrechas calles, empinadas y sinuosas, con aceras adoquinadas cuyas esquinas curvas facilitan el desenvolvimiento del tráfico vehicular. Tan angosta es la vía que no hay espacio para rebasar al moderno tranvía que nos precede. Avanzamos en descenso hacia la parte baja y, de nuevo, junto a la Catedral. Originalmente fue una fortaleza. Lo atestiguan sus dos torres almenadas. Fundada en el siglo XII posee algunas características del puro estilo románico, mas por el largo tiempo tomado en el proceso de construcción y las restauraciones tiene varios elementos góticos. Dícese que en su interior guarda un cofre con reliquias de San Vicente. Mientras transitamos por la rúa do Bacalherios apenas atino a vislumbrar, y esto gracias a que el conductor-guía Carlos hacia ella nos llama la atención, la Casa dos Bicos. Es intenso el tráfico y no da tiempo a fotografiarla. Construida en el siglo XVI es considerada como curiosidad arqueológica por estar totalmente cubierta de piedras talladas en forma de pirámide. Se dice que en el mundo sólo existen tres casas con fachada de este tipo: ésta en Lisboa; la Casa de los Picos, en Segovia, España, que tanto me gusta; y el Palazzo del Diamanti, en Ferrara, Italia. A punto de llegar a la Praca do Comércio, una mirada hacia lo alto me regala una pintoresca y cálida imagen urbana: las casas escalonadas de muros blancos rematados por techos rojos que salpican donairosas las laderas de las montañas.

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