Huracán Georges dejó muerte y destrucción a su paso por el país hace 25 años
Era martes 22 de septiembre de 1998 cuando el poderoso huracán categoría tres tocó tierra dominicana con vientos sostenidos de aproximadamente 200 kilómetros por hora
Un fenómeno natural de gran magnitud y aguaceros torrenciales que dejó una estela de muerte y destrucción, podrían definir al huracán Georges, cuyo paso por el país marcó la historia hace 25 años.
Era martes 22 de septiembre de 1998 cuando el poderoso huracán categoría tres tocó tierra dominicana con vientos sostenidos de aproximadamente 200 kilómetros por hora. El fenómeno atmosférico se desplazaba en dirección este-oeste a lo ancho de la geografía nacional. Georges afectó prácticamente a todo el país, impactando de forma severa a unas 24 provincias.
Solo en la capital, se vivió la devastación de miles de árboles arrancados de raíz por los fuertes vientos del fenómeno, además de semáforos, postes del tendido eléctrico, techos de viviendas, letreros lumínicos, paredes de bloques, antenas de radio, televisión y parábolas.
En el resto del territorio se observó un panorama similar. Todo esto sin contar con los miles de hogares, edificios, puentes y carreteras destrozadas.
Las víctimas
La cifra oficial de fallecidos fue de 283, mientras el número de damnificados ascendió a unos 263,724, dejando a más de 100,000 en refugios temporales.
La región sur fue la más afectada y la que tuvo más víctimas mortales, solo allí perecieron 202 personas.
En esta zona del país la devastación caló de manera desproporcionada en localidades como el municipio de Tamayo, provincia Bahoruco, y en el barrio Mesopotamia de San Juan de la Maguana, el cual fue barrido por las aguas del río Yaque del Sur, cobrando la vida de 36 personas. Residentes en las zonas de influencia de las presas Sabana Yegua y Sabaneta quedaron sepultados por el lodo tras abrirse las compuertas de los embalses.
En la región Este los mayores daños se produjeron en San Pedro de Macorís, La Romana, La Altagracia, El Seibo y Hato Mayor. Mientras que en la capital, en sectores como Los Tres Brazos y Brisas del Ozama, familias enteras murieron por la crecida de los ríos.
El total de víctimas mortales que se ofreció en aquel entonces fue objeto de crítica por una gran parte de la población, pues se aseguraba que el número era mayor y acusaron a las autoridades minimizar la tragedia.
Un cuarto de siglo después del paso del fenómeno, los dominicanos mantienen latente el recuerdo de esos días de azote.
Para Claudia Fabián, oriunda de Tamayo, Georges fue “una experiencia verdaderamente amarga”.
“Cuando entró el huracán estábamos todos dormidos y un vecino alertó sobre la llegada del río, y al poner los pies en el piso para apresurarnos en salir, el agua ya nos daba por las rodillas”, dijo.
Fabián, su familia e incluso sus vecinos se refugiaron en el segundo nivel de la casa de su cuñado junto a una cantidad de vecinos.
El 26 de septiembre de 1998, a cuatro días del impacto de Georges, el gobierno informó sobre los daños y se determinó que más del 60% del territorio nacional sufrió los embates del fenómeno. Para ese entonces se contabilizaban pérdidas por más de 1,200 millones de dólares.
La agricultura y el medio ambiente sufrieron daños severos. En un recuento publicado en el año 2005 por este rotativo se reseñó que el 15% del ganado murió, el 50% de los bosques quedaron destruidos y el 90% de los cultivos se arruinaron en los campos.
El sector agropecuario se vio afectado por más de 400 millones de pesos, debido a los daños sufridos en los siembras de arroz, caña de azúcar, café, cacao, plátano y hortalizas.
Los problemas de salud fueron inmediatos y dramáticos, incluyendo la malaria y el dengue, diarrea y enfermedades contagiosas (conjuntivitis y de las vías respiratorias).
Los sistemas de electricidad y transmisión de energía dañaron el sector eléctrico por más de 120 millones de dólares. En cuanto a infraestructura vial, se cuantificaron pérdidas por unos 350 millones de dólares
Los pequeños negocios fueron destruidos y los niveles de ingresos de la población rural declinaron precipitadamente, mientras la industria turística se sumergió en una crisis de la que muchos pensaron que no se recuperaría jamás. “La nación enfrentaba la peor calamidad de sus últimos 50 años”, se leía en el reportaje bajo la firma del periodista Ramón Urbáez.
Tras el paso del fenómeno, el presidente Leonel Fernández aprobó un Plan Nacional de Reconstrucción, así como asistencia a las familias y personas afectadas. En ese momento, la población dominicana rondaba entre los 8.2 millones de habitantes.
Precedente
República Dominicana no estaba lista para un fenómeno de la naturaleza de Georges. Prueba de esto es la falta de gestión, acción y respuesta del Estado ante el desastre que dejó. No pudieron prevenir las pérdidas de tantas vidas humanas ni socorrer adecuadamente a las víctimas después del huracán.
A raíz de esta experiencia, el país robusteció considerablemente sus mecanismos para reaccionar ante futuras catástrofes.
De este proceso nace el decreto 360 del 14 de marzo de 2001, el cual crea el Centro de Operaciones de Emergencias (COE), y el 361 de la misma fecha que nombra a los representantes permanentes de sus instituciones ante la Comisión Nacional de Emergencia, presidida desde mayo de ese año por la Defensa Civil, entre otras normativas.