"Esa última semana", libro expone la buena voluntad del doctor Robert Reid Cabral
En contraposición a las acusaciones del FBI, la obra presenta testimonios que evidencian una realidad muy distinta.

Miembros de la Fundación Héroes del 30 de Mayo entregan un ejemplar del libro al director del Listín Diario, Miguel Franjul.
El libro "Esa Última Semana", escrito por de Anne C. Reid Cabral, hermana del doctor Robert Reid Cabral, ofrece una versión alternativa basada en testimonios de primera mano, que reconstruye la historia desde otro ángulo, diferente al contado por documentos recientemente desclasificados por el FBI.
Un documento desclasificado del FBI sugirió que Antonio de la Maza, figura reconocida entre los artífices del complot contra el tirano Rafael Trujillo, habría cometido actos atroces contra la familia del doctor Robert Reid Cabral. Según este informe, se afirma que el “héroe” habría violado a su esposa e incluso amenazado con arma de fuego a su hijo. Estas graves acusaciones han generado un intenso debate en la esfera mediática y en los círculos históricos del país.
En contraposición a las acusaciones del FBI, el libro “Esa Última Semana” presenta testimonios que evidencian una realidad muy distinta. Uno de los artículos que se incluyen en esta obra proviene de Wallace Terry, corresponsal que en 1961 relató la figura del doctor Robert Reid Cabral en un tono humanista y lleno de admiración. Según la crónica publicada en The Washington Post, el 9 de junio de 1961, el joven médico destacaba por su calidez humana, vocación y compromiso con la infancia.
Esta narrativa destaca la labor de Reid Cabral comprometido con su vocación, un profesional que, tras formarse en prestigiosas instituciones como el Children's Hospital y el Baltimore City Hospital, regresó a la República Dominicana. Amigos y colegas recuerdan al doctor como una persona ajena a las disputas políticas, dedicado únicamente a la ciencia y al bienestar de los más vulnerables.
Además del artículo de Wallace Terry, el libro incluye una carta fechada el 10 de diciembre de 1961, dirigida al director del diario La Nación por el doctor Marcelino Vélez Santana. En esta misiva se refuta la versión difundida de que Reid Cabral ocultó a algunos de los conspiradores contra Trujillo. Vélez Santana aclaró que la información errónea tuvo su origen en "declaraciones falsas" que circulaban entre quienes investigaban el tiranicidio. En su carta, se subraya que la decisión de ocultar a estos hombres, Antonio de la Maza, Luis Salvador Estrella y Juan Tomás Díaz, obedecía a un acto de solidaridad y sacrificio.
El perfil del doctor Robert Reid Cabra
El retrato del doctor Robert Reid Cabral que emerge de estos testimonios es el de un profesional íntegro y comprometido. Según las crónicas y recuerdos de colegas, Reid Cabral era un joven apasionado por la medicina y con un marcado sentido de responsabilidad social. Se relata cómo, aún en su juventud, se involucró en actividades solidarias, evidenciado en momentos como cuando los niños de la escuela Piedmot Day School colaboraron con una contribución económica para adquirir una silla de ruedas para el Children's Hospital. Esta anécdota, lejos de enmarcarlo en un contexto político, refuerza la imagen de un médico que ante todo valoraba el bienestar de los demás.
La dedicación del doctor a su país es otro aspecto central en su figura. A pesar de haber forjado parte de su carrera en Estados Unidos, donde se formó y trabajó en prestigiosas instituciones, su sueño siempre fue volver a la República Dominicana para atender las necesidades de su gente. Sus amigos y colegas destacan que nunca se involucró abiertamente en la política.
La trágica muerte del doctor a la edad de 32 años, ocurrida en medio de un contexto de tensión y violencia política, dejó una marca imborrable en aquellos que lo conocieron. La versión que surge en Esa Última Semana resalta el peso emocional y ético de la situación: "un joven médico que se vio obligado a brindar refugio a hombres perseguidos por el régimen, en un gesto que se interpretó, en un primer momento, como una forma de traición, pero que en realidad refleja la complejidad de actuar en tiempos de represión extrema".
A continuación, la carta íntegra del doctor Marcelino Velez:
Santo Domingo, D.N. Diciembre 10, 1961
Señor Dr. Néstor Caro, Director de LA NACIÓN,
Santo Domingo.
Señor Director:
En relación con el ajusticiamiento del tirano Rafael Trujillo, fue publicado en el diario que usted dirige una información en el sentido de que el doctor Robert Reid Cabral ocultó a Antonio de la Maza Vásquez, a Luis Salvador Estrella Sadhalá, a Juan Tomás Díaz Quezada, y al suscrito, bajo amenaza y coacción.
Reconozco que esa errónea información tuvo su origen en declaraciones falsas que suministramos a quienes investigaron el tiranicidio: Luis Salvador Estrella y yo, cumpliendo nuestra promesa que nos hiciéramos con la esperanza de evitar las crueldades a que, con la revelación de la verdad, exponíamos al Dr. Reid y a los suyos.
Fue en realidad ésta: las expresiones y comportamiento de los esposos Reid-Fernández habían dado en mi ánimo firmeza a la convicción de que se entregarían con entusiasmo a cualquier sacrificio que significase contribución a la lucha contra la tiranía: la elevada moralidad de ambos descartaba toda posibilidad de traición. Eran estas condiciones indispensables a nuestro ocultamiento y por ello no vacilé en sugerir para tal propósito el hogar del joven matrimonio donde se nos acogió con visible espontaneidad, ratificada por el riesgo adicional que afrontara Robbie al hacer el contacto que le solicitáramos en interés de solucionar nuestra conflictiva situación y por el amable trato que recibimos de su valiente esposa, doctora Ligia Fernández de Reid
Para evitar que fuéramos descubiertos por los servidores domésticos, Ligia aseaba y organizaba la habitación que ocupábamos y además, en las noches, después de retirarse dichos servidores nos preparaba los alimentos, ya que no quería despertar sospechas disponiendo el considerable aumento que significaba la manutención de cuatro personas más en un hogar que mantenía igual número de adultos y un niño.
Innúmeras veces recibimos provechoso aliento en las palabras de Robbie y Ligia.
Quiso Juan Tomás Díaz reafirmar la constancia verbal de su justa gratitud obsequiando a los esposos para ser entregada al entonces vástago de éstos, Armandito, una valiosa sortija de brillante que desde años atrás usaba constantemente, pero coincidieron ambos en una cortés negativa cuya firmeza nos hizo comprender que por encima de todo estaba el desinterés y la pureza de sentimientos con que nos protegieron y sirvieron.
Ruego a usted, señor director, hacer pública la presente aclaración en defensa de una verdad histórica y en justo reconocimiento de quien por su heroico y noble comportamiento es acreedor a la admiración del presente y de la posteridad.
Muy atentamente le saluda, Dr. Marcelino Vélez Santana