Santo Domingo 23°C/26°C thunderstorm with rain

Suscribete

SIN PAÑOS TIBIOS

La huelga en San Francisco

 La constitución reconoce el derecho a huelga, y el propio Estado post trujillista garantiza su ejercicio. No hablamos de constructos impracticables, sino de realidades verificables.

El derecho a huelga está permitido y regulado, y así como el Estado garantiza ese derecho a los ciudadanos que quieran ejercerlo, así debe garantizar que su ejercicio no represente un perjuicio para otros. Es decir, que alguien es tan libre de convocar un paro, como los demás son libres de sumarse o no.

Muchas veces las huelgas convocadas obtienen un respaldo pasivo, más por miedo a las reacciones de los convocantes frente a quienes no se sumen a ella, que como una manifestación activa de apoyo a la misma. Desde luego, como en todo, hay casos y casos.

A partir de los objetivos que procura –un llamado a las autoridades para que den término a una serie de obras civiles ya iniciadas o pendientes– la huelga convocada en San Francisco de Macorís por el Frente Amplio de Lucha Popular (FALPO) para los días 25 y 26 de marzo, tiene razones válidas para su convocatoria. Es decir, al margen de que exista o no una agenda política paralela, lo que en principio persigue es legítimo, y –siempre y cuando sea pacífica–, debe permitirse, porque se enmarca dentro de un derecho constitucional.

Ahora bien, en los hechos y en función de la trayectoria histórica del movimiento y su forma de hacer protestas, ¿es cierto que la misma será pacífica?, ¿acaso el derecho a hacer huelga no se traduce en las calles en una violación al derecho al libre tránsito, reunión o comercio, de los demás?

Es constitucional hacer una huelga, pero, ¿es constitucional quemar gomas en la vía pública y arrojar piedras o cócteles molotov a vehículos o a la propiedad privada? El desafío del Estado es conciliar todos los derechos y garantizar su ejercicio. Por eso, el envío de tropas a San Francisco el día de ayer –hecho de manera visible, ostentosa y apabullante–, puede que resulte perturbador en una sociedad donde la paz social es la norma; o más particularmente, en un pueblo como San Francisco, cuya gente se caracteriza por ser trabajadora y respetuosa de la ley; pero, no nos engañemos, que hay métodos de “lucha” del pasado que se niegan a morir en el presente, y, aunque el frente no sea amplio ni popular en la base, cuatro gomas ardiendo compensan con terror y miedo la insignificancia política.

Hace bien el gobierno en hacerse sentir firmemente en la provincia, porque la disuasión garantiza el orden. Que celebren su paro, que las razones son válidas y es justo que las autoridades terminen las obras prometidas.

Lo otro, lo de enviar tropas y equipos a donde la patria no está en peligro y no a otras localidades copadas por migrantes ilegales donde el Estado ha perdido control del territorio, es otra historia… y merece una explicación. 

Tags relacionados

//BOTON TEMPORAL FLIPPAY