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Hija de José Mesón, uno de los torturados en “La 40”, implora por la ciudadanía dominicana

“Imploro a las autoridades responsables de las solicitudes de ciudadanía que consideren los profundos sacrificios y legados que individuos como mi padre han dejado atrás", pidió. 

Darlene Mesón (Izquierda) y su padre, José Mesón (Derecha)

Darlene Mesón (Izquierda) y su padre, José Mesón (Derecha)Fuente externa

Darlene Mesón Holmes es una de las tantas víctimas indirectas del régimen de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Su padre, José Mesón, fue torturado y cruelmente asesinado durante la dictadura.

La pavorosa fotografía que muestra el sufrimiento del hombre recibiendo los embates de la famosa y terrorífica silla eléctrica de la cárcel de “La 40” ha dado la vuelta al mundo a lo largo de los años y es uno de los recuerdos fehacientes de la represión

A poco más de seis décadas del atroz crimen, su hija, quien nació en los Estados Unidos, pide a través de una misiva que le sea concedida la ciudadanía de República Dominicana, una nación que su padre “amaba apasionadamente”.

“Imploro a las autoridades responsables de las solicitudes de ciudadanía que consideren los profundos sacrificios y legados que individuos como mi padre han dejado atrás. Conceder la ciudadanía a los descendientes de quienes lucharon por la libertad de la República Dominicana no es solo una formalidad legal; es un reconocimiento de sus duraderas contribuciones a la historia de nuestra nación”, expuso en su mensaje.

Carta íntegra

“La búsqueda de la ciudadanía dominicana de una hija - Honrando el sacrificio de mi padre (José Mesón)”

Hoy me dirijo a ustedes no solo como un individuo, sino como representante de innumerables familias que han sido profundamente afectadas por un oscuro capítulo en la historia de la República Dominicana, un capítulo que cambió el rumbo de nuestras vidas y dejó cicatrices en nuestra memoria colectiva. Mi padre, José Mesón, fue un hombre que entregó su vida por la República Dominicana, una nación que amaba apasionadamente. Trágicamente, su vida fue truncada, víctima del régimen opresivo de Rafael Trujillo, un régimen que sumió a nuestro querido país en un período de oscuridad, miedo y tiranía.

Cada vez que pongo un pie en la tierra natal de mi padre, siento una conexión indeleble con su espíritu. El pasado junio, durante mi viaje para rendir homenaje a los Luchadores por la Libertad y las familias del Movimiento de 1959, esta conexión fue tan poderosa como siempre. Sin embargo, esta vez fue diferente, ya que había escrito un libro, Mi papá, tu luchador por la libertad, nuestro héroe, que profundizaba en el profundo amor y la devoción inquebrantable que sentía por este hombre extraordinario, mi padre, José Mesón.

Durante demasiado tiempo, he navegado un proceso laberíntico en busca de mi ciudadanía dominicana, un privilegio en el que firmemente creo que tengo derecho como hija de un hombre que simboliza la lucha por la justicia, la libertad y la democracia en la historia de nuestra nación. Mi padre nació en la República Dominicana y hizo el sacrificio supremo, entregando su vida en la tierra de nuestra patria. Es desalentador y desconcertante que este proceso haya estado plagado de desafíos y demoras. Al conmemorar la memoria de mi padre y su compromiso inquebrantable con nuestro país, me acuerdo de los innumerables otros que comparten mi situación, cada uno con sus historias únicas y conexiones con la República Dominicana.

La infame imagen de mi padre, capturada en una silla eléctrica, simboliza un oscuro capítulo en la historia de nuestra nación. Representa el dolor y el sufrimiento insoportable soportado por una nación bajo el yugo de un régimen despiadado que silenció a todos los que se atrevieron a desafiar su tiranía. Escribí mi libro no solo para honrarlo como un gran hombre, sino para revelar su esencia como padre, hijo, hermano y el amor de la vida de mi madre. Quería que el mundo viera que su inquebrantable fortaleza estaba fortificada por un amor divinamente otorgado por Dios.

Con cada visita a la República Dominicana, descubrí nuevas capas de comprensión sobre el hombre que me arrebataron a una edad temprana. Aplaudo el compromiso inquebrantable de la Fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo para asegurarse de que los sacrificios hechos por los Luchadores por la Libertad y sus familias permanezcan grabados en nuestra memoria colectiva. Su dedicación a esta causa trasciende las palabras.

La celebración y ceremonia del 14 de junio encarnan el corazón y el alma de todo el movimiento. La Fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo se asegura de que este reconocimiento anual perdure. Los eventos del día, que incluyen discursos, música, baile y, lo más importante, la presencia sincera de quienes fueron tocados directa o indirectamente por el movimiento, pintan un vívido tapiz de recuerdo. Extiendo mi sincero agradecimiento a la actual presidenta de la fundación, Isabella Vargas, hija del fallecido Mayobanex Vargas, uno de los sobrevivientes del movimiento, y a toda la comunidad por patrocinar este memorial y celebración anual, que desempeña un papel fundamental en la historia de la República Dominicana.

Siento un inmenso orgullo por la valentía y el compromiso inquebrantable de mi padre como Luchador por la Libertad en la batalla para desmantelar una dictadura malévola. Es un valor que rara vez se ve hoy en día, y estoy agradecida de que su valentía y esfuerzos monumentales sean celebrados en la República Dominicana. La angustia soportada por estos hombres y sus familias es más profunda que la angustia grabada en el rostro de mi padre en esa silla eléctrica. Su determinación indomable debe servir como un recordatorio constante de que su movimiento fue una piedra angular en la consecución de la libertad de la nación.

El ex presidente de la fundación, Porfirio Rodríguez, y su familia siempre me han recibido como uno de los suyos. El padre de Porfirio y el mío fueron camaradas en el mismo barco que navegó desde Cuba a la República Dominicana. Compartieron una parte integral de la expedición, forjando un vínculo especial. Valoro esta conexión con Porfirio, sabiendo que nuestros padres compartieron una relación única. También me enorgullece el compromiso de su hijo, miembro del congreso, y la candidatura de su hija a la presidencia, mientras se esfuerzan por continuar el legado de hacer de la República Dominicana un mejor lugar para todos.

Ver a mi familia Mesón durante este viaje agregó una capa adicional de significado. Mi amor por ellos crece cada día. Explorar Santiago con mi hermana (hija de mi padrino), mi hermano (hijo de mi padrino) y su familia llenó mi corazón de alegría. Se aseguraron de que experimentara el rico estilo de vida cultural de la gente dominicana a través de comida saludable, recuerdos apreciados, risas sinceras y un amor inagotable.

A lo largo de todo mi viaje, no debo olvidar el inestimable apoyo de mis queridos amigos Karen y Nelson. Vivimos a través de las historias que compartimos a lo largo de los años. La asistencia inquebrantable de Nelson en la comprensión del idioma, que sigue siendo un desafío, y el apoyo firme de Karen me mantuvieron en el camino correcto. A medida que mis lazos dominicanos se profundizan, Nelson continúa guiándome en este esfuerzo y deseo.

Lamentablemente, un aspecto permanece sin cambios, y me duele admitirlo: el arduo proceso de obtener mi ciudadanía dominicana. Mi viaje comenzó en Nueva York en el Consulado Dominicano e incluyó numerosos viajes al lugar de nacimiento de mi padre en Barahona, así como múltiples visitas a la capital. Sin embargo, todavía no poseo la única cosa que honraría el legado de mi padre. Permanezco firme en mi búsqueda de la ciudadanía, no solo para mí, sino para mi familia y la memoria de mi padre. Mi padre nació en la República Dominicana y murió allí, luchando por su país. No tengo ninguna duda de que él hubiera querido que recibiera este derecho, así que me inspira su espíritu a perseverar.

Imploro a las autoridades responsables de las solicitudes de ciudadanía que consideren los profundos sacrificios y legados que individuos como mi padre han dejado atrás. Conceder la ciudadanía a los descendientes de quienes lucharon por la libertad de la República Dominicana no es solo una formalidad legal; es un reconocimiento de sus duraderas contribuciones a la historia de nuestra nación. Esta búsqueda de ciudadanía no se trata solo de mí; se trata de preservar la memoria de aquellos que sacrificaron sus vidas por un mañana más brillante. Se trata de reconocer que la lucha por la justicia y la libertad trasciende las generaciones y que su legado perdura a través de sus descendientes.

Mientras me esfuerzo por honrar la memoria de mi padre, estoy llena de un sentido de propósito y determinación para llevar a cabo esta búsqueda. Mantengo la esperanza de que la República Dominicana, una nación que ha superado la adversidad una y otra vez, reconozca la importancia de otorgar la ciudadanía a individuos que, como mi padre, han contribuido al rico tapiz de nuestra historia.

En conclusión, extiendo mi gratitud a todos aquellos que apoyan mi causa y comparten la creencia de que este esfuerzo no es solo un proceso legal, sino un tributo a la resistencia, la valentía y el amor por la República Dominicana que mi padre encarnaba. Espero que mi súplica resuene en los corazones de aquellos que pueden hacer realidad esta visión.

Sinceramente,

Darlene Mesón Holmes

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