35.2% de la población sorda en el país no ha recibido educación básica
Asimismo, Roberto Medina, asesor jurídico de la Asociación Nacional de Sordos de República Dominicana (Ansordo), sostuvo que sólo el 26% de las personas sordas han recibido la educación básica elemental.
La comunidad de sordos de República Dominicana históricamente se ha enfrentado a una serie de retos y barreras que han limitado su convivencia, siendo una de estas el acceso a la educación básica, quedando al menos el 35.2% de esa comunidad excluida de ese derecho.
De acuerdo a Roberto Medina, asesor jurídico de la Asociación Nacional de Sordos de República Dominicana (Ansordo), han realizado sondeos con organismos internacionales a fin de evaluar la situación real de esa comunidad en territorio nacional, registrando en datos que, de un promedio de 250 mil personas sordas en el país, más de un 35% de estos no ha recibido ningún tipo de educación.
“El 35.2% no asistió a escuela, por lo tanto, no recibió ningún tipo de formación, ni en lengua oral, ni en lengua de señas”, acotó Medina en una entrevista a LISTÍN DIARIO.
Asimismo, sostuvo que sólo el 26% de las personas sordas han recibido la educación básica elemental.
“Solamente el 26% de los sordos han accedido a una educación básica, estamos hablando que de 200 o 250 mil sordos, solo el 26% ha tenido oportunidad de un nivel educativo elemental”, expresó.
Otras de las limitantes que poseen las personas con discapacidad auditiva está en el debido registro en los servicios de seguridad social, como es un seguro de salud o el acceso a un empleo, estando tres de cada cuatro personas sordas que solicitan trabajo en situación de desempleo.
“Los sordos trabajan muy bien en todas las áreas, el problema es que no le dan la accesibilidad al momento de entrar al trabajo, por ejemplo, cuando hay una charla, no les ponen interprete y ya ahí es una barrera y se cae la comunicación”, manifestó Alan Jesurum, secretario de Ansordo.
Como estas, establecen otras restricciones al momento de la comunicación con una persona oyente, puesto que, esta última, en muchos de los casos, desconoce de lenguaje de señas.
Jesurum explicó que en ocasiones, incluso, han sido apresados por agentes de la Policía Nacional, desconociendo cuál es el motivo del apresamiento, ya que los agentes no tienen conocimiento del idioma para explicarles.
“Salimos en la noche, en la mañana, en la tarde, a cualquier hora, estamos en un lugar compartiendo y la policía llega y nos arresta y le explicamos nuestro nombre, que somos sordos, nos identificamos y la policía no cree que somos sordos y cree que estamos hablando mentiras y los lleva preso y lo somete, pero no tienen una comunicación, le limitan el derecho y nosotros tenemos derecho a la comunicación”, expresó apoyado de la intérprete Merlyna de Jesús.
Aprobación de ley de lenguaje de señas
Con la reciente promulgación de la Ley 43-23, en la que se reconoce el lenguaje de señas como un mecanismo de comunicación de las personas sordas y constituyéndolo en un idioma de esa comunidad, las personas sordas del país se muestran esperanzados de que su convivencia mejore.
“Aprobar ese proyecto de ley va a ser muy importante y muy beneficioso para las personas sordas y va a cambiar todo el sistema, el trabajo, los hospitales y le va a dar accesibilidad a las personas sordas, porque van a poner intérpretes y se van a romper todas las barreras”, sostuvo Alan Jesurum.
En el aspecto jurídico, el consultor Roberto Medina manifestó que la ley integrará a las personas sordas de dos formas: reconociendo a la comunidad sorda como un grupo lingüístico y cultural, así como la educación bilingüe que garantice la educación de las personas sordas.
“Los sordos, a diferencia de las otras personas con discapacidad, son los únicos que comparten una lengua, por lo tanto, compartir esa lengua, que es la lengua de señas, le permite formar un grupo cultural que debe tener una protección especial por parte del estado”, dijo.
Entre los aspectos positivos de la ley, resaltó el hecho de que los maestros deban capacitarse en el idioma y se cuenten con intérpretes a especie de “maestro sombra”, para apoyar el proceso de enseñanza.
Nuevo reto
El nuevo reto que como comunidad tienen es el real cumplimiento e implementación de la ley, alcanzando niveles igualitarios entre sordos y oyentes en cuanto a oportunidades educativas, laborales y de servicios en general.
“A mí me gustaría y me encantaría que los sordos y los oyentes lleguen a ser iguales, que haya igualdad de oportunidad, que haya respeto mutuo, que podamos entrar, que no nos aíslen con los demás, que no importa si tenemos el conocimiento, simplemente que nos podamos ajustar a todo tipo de persona”, sostuvo Jesurum.