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Enfoque

Abinader evitó más rozamiento con EEUU

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Guarionex RosaSanto Domingo, RD

No por cortesía y caballerosidad, sino para preservar al país de rozamientos innecesarios con los Estados Unidos, luego de las denuncias de ese país de que había recibido quejas de afroamericanos por la forma en que son tratados cuando vienen como turistas y la de que Central Romana maltrata a su personal, el presidente Abinader recibió a la general Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos.

Abinader pudo asirse al protocolo ya que la general Richardson no tiene el rango para visitar a un presidente puesto que es una subalterna del Departamento de Defensa de su país, que dirige un Comando como otros nueve en el mundo. El que lidera la general Richardson se ocupa de la seguridad militar de América Latina, pero México se maneja directamente con el Pentágono.

Después de la referencia de la embajada de los Estados Unidos en Santo Domingo al supuesto racismo y xenofobia a propósito al parecer, de la situación entre RD y Haití, Abinader pudo muy bien instruir a su ministro de Defensa, general Carlos Luciano Díaz Morfa para que recibiera y escuchara lo que tenía que decir la visitante.

De esa manera habría mandado un mensaje del disgusto que ha sentido su régimen por las quejas norteamericanas que, en el caso del Central Romana, lo llevaron a formar una comisión de tres ministros para discutir los temas que llevaron al país del norte a sancionar a la compañía azucarera de la región este.

Son cosas serias

Los asuntos de Estado tienen mucha seriedad. Solo la visión amateur pudo no darle la dimensión debida. Tal caso fue la declaración, que pudo motivar carcajadas en el país, del ministro de la Presidencia, Joel Santos, quien aseguró que las relaciones entre los Estados Unidos y la República Dominicana son mejores que nunca.

Muchos dominicanos, entre ellos dirigentes opositores consideraron imprudentes tanto la declaración autorizada por el Departamento de Estado como la de las aduanas del otro país, que dispuso el cese de las importaciones del Central Romana, en una manifestación de sanción abierta que no se veía desde la Era de Trujillo.

Quizás por hacerse grato a los ojos de Norteamérica, el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana, PLD, Abel Martínez, afirmó que el presidente Abinader cometió “una torpeza sin precedentes”, según lo publicado en su portada por LISTÍN DIARIO, en su edición del pasado lunes, cuando el político estaba infectado de COVID-19.

Son muchos los que piensan que la RD debería tomar una posición de mayor respeto con los Estados Unidos. Eso lo pidió por los canales diplomáticos de la Cancillería el ex candidato presidencial y dirigente socialcristiano durante los doce años del fallecido presidente Balaguer, doctor Alfonso Moreno Martínez, a la sazón embajador jefe de la misión ante la ONU.

Moreno Martínez, también fallecido, se hacía eco de las quejas de países amigos acreditados ante la organización mundial por la proclividad dominicana a respaldar todas las causas que animaba Estados Unidos, como su apoyo ciego al sionismo y su acercamiento con la Sudáfrica del apartheid, que el mundo repudiaba.

Dándole crédito a lo que decía el embajador Moreno Martínez, le pregunté a un diplomático norteamericano que había sido secretario de embajada aquí, en Haití y luego embajador en varios países, por qué los Estados Unidos le pedía a la RD seguir a ciegas sus posiciones. Su respuesta me sorprendió: “No le pedimos nada, ellos se adelantan”.

La americanización de muchos dominicanos los hace conspirar contra los intereses de su propio país. Si los norteamericanos tienen razón en sancionar al Central Romana y sus exportaciones de azúcares y otros productos, la culpa la pudieran tener los funcionarios que callaron los supuestos maltratos, entre ellos el ministro de Trabajo señor de Camps, ahora en comisión de encuesta.

Ojo sobre Haití

Los Estados Unidos pudieran poner ojo atento con Haití. El país que debe estar enojado con los USA es la RD puesto que con toda la tecnología para ubicar y apresar a las bandas que tienen en jaque al régimen y a la sociedad haitianas, no han hecho nada, mientras entregan millones y millones de dólares a Ucrania en su guerra con Rusia.

La situación de Haití no va a mejorar mientras no se produzca una intervención militar que ponga cese al bandidaje y se arregle un plan de asistencia económica y social que ayude a los haitianos a estabilizar la economía, las zonas francas y el turismo que están ahora atropellados por la inseguridad que imponen las bandas.

No fue con la simple ayuda de la Policía de Jamaica, sino con una acción mancomunada con los Estados Unidos, sus fuerzas de seguridad y la sombrilla del Comando Sur que fue apresado y extraditado el lord de las drogas Christopher “Dudus” Coke, quien implantó el terror y mantuvo en jaque al país y en vigencia el tráfico de drogas en el sur norteamericano.

“Dudus” fue condenado a 23 años de cárcel por múltiples delitos y desde entonces el tráfico ha disminuido entre los dos países, aunque no desaparecerá mientras la voracidad de los consumidores norteamericanos no mengue. Jamaica, sin “Dudus” tiene ahora su turismo en boga y excursiones a los fundos de marihuana donde están los cultivos y se degusta el producto.

La situación de Haití es y será siendo de preocupación para la República Dominicana. Algunos de los que aspiran a la Presidencia en las elecciones del 2024, harían bien con ser considerados con la posición que en el caso de la presente crisis adopta el presidente Abinader. Los anteriores presidentes Fernández, Mejía y Medina pueden con su prudencia ayudar en el caso.

Aun con la intervención militar de los países “amigos de Haití”, si tal eventualidad ocurre, los problemas del país vecino son de largo plazo, que siempre impactarán a la República Dominicana dado

el hecho de su vecindad. Haití está carcomida por el tráfico de drogas que comenzó a saturar ese país desde los años de 1980, cuando las autoridades se hicieron de la vista gorda.

Se trata de un tema tan delicado que los políticos dominicanos no deberían tratar de manera ligera creyendo que pueden echar culpa del problema al régimen de turno que, de acuerdo a todas las informaciones, lo maneja con sumo cuidado, sin propiciar arbitrariedades y dando seguimiento a decisiones adoptadas en anteriores gobiernos cuyos líderes son ahora opositores y quisieran volver al poder en el 2024.