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Historia del Kartódromo “Las Américas”

Octubre de 1968 aceleró con una gran hazaña: la incorporación de dos mujeres a las competencias del cuarto de milla. Laura Álvarez y Blanca Ginebra se galardonaron como las primeras femeninas en estos eventos de velocidad, abriendo la puerta para la participación de otras mujeres.

Octubre de 1968 aceleró con una gran hazaña: la incorporación de dos mujeres a las competencias del cuarto de milla. Laura Álvarez y Blanca Ginebra se galardonaron como las primeras femeninas en estos eventos de velocidad, abriendo la puerta para la participación de otras mujeres.

En 1950, las carreras clandestinas fueron el pedal que impulsaron la apertura formal del Automovilismo Deportivo en República Dominicana. En ese mismo año el encargado de hilar los bordes de la trama sería el hijo del tirano Rafael Leónidas Trujillo, Ramfis. Su afición por los carros de carrera era conocida. Iniciativa suya fue un evento exclusivo en la Base Aérea de San Isidro donde se efectuaron las primeras carreras de circuito. Como dato curioso, los participantes en ese evento eran únicamente allegados a él.

La Cumbre

En aquel entonces, ya existían corredores dominicanos de renombre, poseedores de grandes hitos en el mundo automovilístico internacional, pero no fue hasta 10 años después cuando en la isla nació el primado club explícitamente para la práctica de esta disciplina deportiva, “La Cumbre”, de Marlboro.

La sede del Autódromo Internacional Marlboro se hallaba en La Cumbre, cerca de Bonao. Era conocido por sus numerosas curvas (incluso en el área de salida) y las frecuentes y peligrosas barridas por la condición del asfalto en algunos tramos.

Esta pista de carreras brindó papel protagónico a pilotos del automovilismo, como Luis Rafael Méndez, Tony Canahuate y Adriano Abreu, así como del motociclismo, entre ellos Daniel Abreu y el Mime Cordero, quienes hicieron de la calzada un escenario trascendental que permaneció como único hasta que fue inaugurado el autódromo de Las Américas a finales de los años 90.

Mamén Mendez fue coronado como el primer piloto en ganar una carrera en el autódromo. Ese nuevo pronombre lo alcanzó con las millas de un auto Fiat A112, en la categoría denominada como “Criolla”.

Gracias a la relevancia que había ganado La Cumbre, las carreras en la Base Aérea quedaron en segundo plano, pero en 1967 se reinicia su incidencia en las competencias de circuitos. Ya entonces, con la participación de automovilistas de alto cilindraje como Héctor Vilorio, Horacio Álvarez, Luís Rafael Méndez, Luís García, Jaime Nelson Rodríguez, Jacinto Peynado G. y Chuck Fleishawer.

En aquel territorio entonces célebre continuaba corriendose la extensión de adrenalina con recorridos improvisados de Go Karts y Slalom en distintas localidades, como el área del monumento en Santiago, la Feria Ganadera y Feria de la Paz en Santo Domingo. Estos eventos continuarían prolongándose hasta nuestros días.

El Santo Domingo Auto Club, Inc. (SDAC), también había detenido sus actividades en función del automovilismo deportivo y las reinició en 1967.

En esa ocasión, volvieron al ruedo organizando, en la carretera Sánchez, interesantes pruebas del cuarto de milla (Dragueos), los cuales cobraron en poco tiempo inusitada popularidad.

Para esta época, debido a las exigencias en este tipo de prueba, el SDAC construyó a un costo de varios miles de pesos en equipos electrónicos de medición, para establecer los tiempos exactos de los autos en competencia, revolucionando el curso del deporte de velocidad nacional.

Internacionalización

El episodio revolucionario que empezó a marcar el deporte de velocidad en República Dominicana, llamó la atención de grandes conductores internacionales de entonces. Ellos viajaban desde sus países para competir en las distintas pistas nacionales que iban surgiendo, destacando los puertorriqueños William Tartack y Diego Febles.

De manera paralela, nuestro país continuaba teniendo participación en el extranjero en competencias de circuito en Puerto Rico y Jamaica, destacándose los velocistas Omar Victoria, Pedro Báez y otros.

Féminas velocistas

En octubre de 1968 ocurrió una gran hazaña: la incorporación de dos mujeres en las pruebas del cuarto de milla.

Laura Álvarez y Blanca Ginebra, ambas del SDAC, se destacaron como las primeras representantes en estas carreras deportivas de velocidad abriendo la puerta para la participación de otras competidoras.

Antes de esto, en marzo, nació el Rally de la Montaña, evento hoy con destacados participantes e infinidad de premios.

El Rally de Montaña, ha representado, a través del tiempo, el evento clásico más representativo del Santo Domingo Auto Club, Inc.

El 1968 fue un año organizativo y de ayuda a otros clubes que nacían. El SDAC, además de preparar sus eventos, asesoraba pruebas de otros clubes en su afán de difundir aún más el deporte de las ruedas.

De estas actividades nacieron, el Quisqueya Auto Club, el Club de la Marina de Guerra y el Club Automovilístico del Norte (CADEN).

Posterior a estos, vieron la luz el Puerto Plata Auto Club, Club Automovilístico Vegano (CLAVEG), el Romana Auto Club y el Ozama Auto Club.

Para septiembre de 1969 Evelyn Kokete gana el slalom del Caden.

Para el 10 de julio de 1972 Victoria Imbert Pellerano se convierte en la primera mujer en correr el circuito en San Isidro.

FDA

En el año 1973 nace la Federación Dominicana de Automovilismo, Inc. (FDA).Con ella se garantiza el desarrollo de los campeonatos nacionales automovilísticos y de eventos internacionales; integrando agentes económicos, profesionales y participantes de todas las disciplinas automovilísticas.

Hoy, la mayoría de las entidades mencionadas son parte de la Federación Dominicana de Automovilismo (FDA).

En esa nueva pista se organiza el Gran Premio de la República Dominicana y la Primera Carrera de Turismo Nacional.

El auspicio de aquella celebración fue obra del Quisqueya Auto Club, la segunda entidad en importancia dentro de la Federación.

Sobre un Datsun 1,200, Adriano Abréu se presentó ese año en San Isidro. En aquella ocasión, ese corredor obtuvo su primer triunfo categoría 0 a 1,300, en esa misma carrera Jimy Pol en un Volvo registró una actuación muy destacada.

Para la fecha, la fiebre automovilística había propiciado un valor económico estimado de unos RD$16,675 en premios en efectivo y unos 310 trofeos con valor de RD$6,500 cada uno.

De corrido hacia el presente

A finales de la década del 1990 hay un resurgir de los rallies que tienen acción en toda la geografía nacional. En Santo Domingo se inaugura el Autódromo de las Américas el cual, años más tarde, se posesionaría como único y donde se llegaron a celebrar campeonatos. Poco a poco, Cumbre Racing desapareció.

Campeonatos de la “Copa GT Marlboro de las Américas”, fue un evento que reunía el furor de velocistas nacionales e internacionales.

Hoy por hoy, el espacio que en su momento hizo historia bajo el nombre de “La Cumbre” es ocupado por un proyecto habitacional y comercial.

En 2008, el Autódromo de Las Américas, adquiere el pseudónimo de “Autodromo Mobil 1” gracias al patrocinio de la marca.

Ese propio año significó una revolución moderna en la exhaustiva práctica deportiva. Surgió el Mini Autodromo “Adocarc”.

Igualmente, se fectuó “El gran clásico del millón de pesos pa´ volverte loco”, de la pista Mobil 1 y de Fórmula 1, corriendo por Santo Domingo en un evento producido por Bravo Entertainment.

Años más tarde, en el 2011, una nueva era se inicia en el deporte de velocidad en República Dominicana que persiste hasta hoy en la vigencia de la pista de las Américas, aunque actualmente no se utiliza como sede para carreras oficiales, es el campo de pruebas local para el mejor talento caribeño, a través de eventos semanales y su uso casi diario con fines de entrenamiento de carrera.

Una arriesgada exhibición automovilística.

Auto en la vieja pista de La Cumbre.