Aún con una discapacidad, Ramón se la busca vendiendo pescado
Su clientela está en Herrera, Los Alcarrizos, pero sobre todo lo esperan los fines de semana en el mercado de Pedro Brand.
A sus 49 años de edad Ramón Ulloa presume haber pasado más de la mitad de su vida siendo vendedor ambulante de pescado, con la mera intención de conseguir el sustento diario.
Fue el 21 de agosto de 2019 cuando sus días cambiaron para siempre, justo en el momento en el que una motocicleta se impactó contra él, de forma accidental, pasando por encima de su pie izquierdo y ocasionando el zafe del tobillo que hoy es motivo de sus lamentos.
“Yo soy incapacitado. Un motor me pasó por arriba y se me salió el tobillo con to’… Tengo eso con clavos pero yo no pude terminar el tratamiento porque soy pobre y tenía que salir a ‘josear’ para la comida… Yo no puedo dejar de ir a trabajar”, expresó Ulloa.
Este vendedor de pescado, a pesar de “no poder hacer mucho esfuerzo” debido al dolor, se desplaza diariamente, con ayuda de un palo que usa como bastón, hasta distintos sectores de Santo Domingo Oeste buscando una mejor venta para su mercancía. “Me duele el pie cuando me esfuerzo, no aguanto el dolor… pero no hay vida, aquí no hay na’ y yo tengo que vender los pececitos para buscar el alimento”, apuntó.
Día a día Con una esposa que no puede trabajar y una condición que pone en desventaja su caminar, sin quejarse, Ulloa se levanta todos los días a las 7:00 de la mañana para salir a vender los peces que le permiten mantener su hogar.
En días de la semana sus rumbos varían entre Los Alcarrizos, Herrera y comunidades aledañas, pero los sábados su ruta fija es el Mercado de Pedro Brand.
“Vengo especialmente los sábados por la mucha gente que hay, pero en la calle yo vendo más. Ayer estaba en Herrera, mañana me toca en Los Alcarrizos y ya, hasta el otro sábado, yo no miro más por aquí”, afirmó Ulloa.
Conformidad A pesar de las dificultades que le suponen cada día, la ayuda económica y asistencia sanitaria que podría necesitar, Ulloa dice conformarse con por lo menos tener una forma de generar ingresos. “Aunque el pobre siempre necesita, no pido nada. Me estoy ganando mi sustento diario y por lo menos ahora yo estoy trabajando”, sostuvo el pequeño comerciante ambulante.
Amplias posibilidades Aunque República Dominicana es parte de una isla situada en el mismo centro de la cuenca del Caribe, la explotación de la pesca es muy limitada.
La mayoría de los pescadores realizan su faena en forma artesanal, mientras que el país no cuenta con una flota pesquera capaz de adentrarse mar adentro y faenar durante días, con sistemas refrigerados para conservar la recolecta y salir a tierra luego de tener una buena cantidad de peces capturados y limpiados.
Países como la República Popular China, Japón, Korea y otros de Asia, aprovechan plenamente los recursos pesqueros utilizando barcos de gran calado que se lanzan a la mar durante meses y luego regresan cargados.
Ulloa no puede soñar con ser parte de un esfuerzo industrial para vender pescado, pero a pesar de su condición física, no se rinde y demuestra que para trabajar, no hay limitaciones.
En la venta de pescados callejera es fundamental mantener el producto en una cadena de frío, porque se trata de una mercancía muy perecedera si se ve expuesta al calor.
En esta estación de primavera, las altas temperaturas y la humedad conspiran contra el pescado que se venda al aire libre, como sucede en algunos barrios.
AVANCES Exportación pescado Desde Salinas, Baní, se exportanpescados de alta calidad a Estados Unidos. Con una inversión de más de US$10 millones, Kilic Dominik envía las variedades Lubina y Dorada a Norteamérica y próximamente Corvina. La favorable corriente marina de Salina, la temperatura estable del agua marina, alta concentración de oxígeno, y alimentos especiales importados desde Turquía, esta empresa europea comercializa sus productos en cinco cadenas de supermercados.