La segunda caída de Rusia
Ahora Biden procura repetir la historia: La Guerra entre Rusia y Ucrania, destruirá la economía rusa y sobre todo, a Putin, cuyo prestigio es solo el primer costo.
Todos hemos apreciado a simple vista, con las informaciones e imágenes, el enorme costo humano y material de esta guerra injusta iniciada con la invasión rusa a Ucrania, y abundan las evaluaciones en cada país de su efecto en la vida y economía de las personas, pero por motivos obvios, al no ser Rusia una democracia, no sabemos casi nada del costo para su economía y su gente.
Se ha publicado que más de 15,000 soldados suyos han muerto; su pérdida en equipo – no sólo financiera - es enorme; El Presidente Zelensky ha informado de la destrucción de 1,000 tanques, 200 aviones y 2,500 vehículos blindados de combate. La pérdida es tal que podría afectar incluso su propia capacidad de defensa futura y, aunque no hay cifras del costo financiero directo en pagos y suministros, este debe ser grande.
Distinto a un misil, pero no menos eficaz, las sanciones impuestas por las naciones occidentales en al plano financiero y comercial, ya están afectando la cadena de suministros de bienes terminados, materias primas, repuestos y tecnología y, su consecuencia es, escasez. La exclusión del mundo bancario está teniendo efectos devastadores y, esta semana, la Unión Europea ha aprobado un plan para dejar de importar petróleo, carbón y gas desde Rusia por cualquier vía, los efectos de esta medida, difícil de revertir una vez aplicada, son terribles y cambian al mundo.
En el día 71 de una guerra prevista, fanfarronamente para tres días, si bien por efecto de ella Europa crecerá menos, lo cierto es que son economías eficientes en regímenes de bienestar, mientras que la rusa es de casi subsistencia y se contraerá entre un 8% y un 10%, algo terrible, puesto que no hay perspectivas de que a mediano plazo mejore.
Medidas precautorias adoptadas por su Banco Central que, por ejemplo, llevó la tasa de interés de un 9.5% al 20% para protegerse de corralitos, esta semana intenta revertirla a entre 17% y 14% en el marco de una inflación prevista para entre un 18% y un 23%: Imagínese el efecto combinado en los precios de una espiral que se alimenta de cuestiones monetarias y de escasez de bienes y servicios.
Si bien Putin se beneficia de los altos precios del petróleo, el gas y el carbón que él mismo ha hecho subir con la continuación de la guerra y, en principio esto le sirvió para financiarla, lo cierto es que la cantidad de producto exportado está cayendo y caerá más - con la sexta ronda de medidas - por lo que pronto, en términos reales y de disponibilidad, tendrá menos dólares y euros para reabastecerse.
Empero lo peor está por venir para el pueblo ruso pues, incluso si la guerra terminara mañana, algo poco probable, ya hay decisiones sin retroceso de Estados Unidos y de la Unión Europea y, beneficios para China, a las que no renunciará, en una repetición de la historia política por efectos básicamente económicos: Este será el golpe más duro que se da el Gobierno ruso asimismo desde la caída – y disolución- de la URSS el 26 de diciembre de 1991 que, afectará incluso, una posición que nadie le discutía, de segundo proveedor mundial de armas.
Todos crecimos en medio de la Guerra Fría con el temor de que un día la humanidad amaneciera con un holocausto nuclear surgido de la confrontación de la URSS y Estados Unidos, con Europa en medio, pero lo cierto es que la URSS cayó sin que se disparara un solo misil: En la explicación más sencilla, economías eficientes como la norteamericana e inglesa, forzaron a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, a una competencia armamentista cuyo financiamiento arruinó al gigante socialista y se desmoronó.
Ahora Biden procura repetir la historia: La Guerra entre Rusia y Ucrania, destruirá la economía rusa y sobre todo, a Putin, cuyo prestigio es solo el primer costo.
Esta Guerra que Estados Unidos lidera con un apoyo financiero nunca antes visto – casi USD$$4,000 millones ya y un nuevo paquete de ayuda de hasta de USD$ 33,000 que cursa - y, que podría pagar la misma Rusia a través de los fondos embargados de sus oligarcas, forzará a Putin hasta límites que no puede sostener y, terminará sacándole del juego por imposibilidad de cubrir la apuesta, si no es que antes, la situación interna se lo lleva – como sucedió con Gorbachov-, como es el deseo expreso del presidente norteamericano.
En la misma onda la Unión Europea a cuyos 27 miembros les era imposible ponerse de acuerdo en materia de defensa, particularmente en armamento, especialmente a una Alemania que se negaba a aumentar su presupuesto militar, amenazada como se ha sentido ahora, incrementará notablemente su gasto o inversión militar a un ritmo que a Rusia, le será imposible seguir: Al final una economía enferma, aunque exhiba músculos militares, no puede ganar frente a 28 de las 29 principales economías del mundo. Recordemos que la economía rusa es apenas del tamaño de la española, la diferencia es que la riqueza española se distribuye entre menos gente, con menos territorio y es eficiente.
En el otro ángulo China, que no puede sustituir como proveedor, ni como comprador, a Estados Unidos y a la Unión Europea y, que es la segunda economía del planeta, seguirá simpatizando con Putin a quien dejará que se vaya muriendo solo, porque ella, gana, sin hacer nada.
No obstante lo anterior, cualquier cosa puede suceder, ante el desespero, vista la egolatría megalómana del presidente ruso y, el terriblemente equivocado cálculo estratégico previo a la invasión, incluso, una aventura nuclear, pero en ningún caso, Putin tiene chance de ganar. Perdió la guerra en la segunda semana de la invasión cuando no logró tomar Kiev.