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Observatorio Global

La crisis en Ucrania: Un final incierto

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Leonel FernándezSanto Domingo, RD

?A casi un mes de la invasión militar de Rusia a Ucrania, no se sabe cuándo ni cómo podrá terminar. Han sido diversos los esfuerzos realizados, antes y después del estallido bélico para alcanzar una solución pacífica y diplomática, pero hasta ahora ninguno ha sido fructuoso.

?En tres ocasiones el presidente estadounidense Joe Biden ha sostenido conversaciones con su homólogo ruso, Vladimir Putin, procurando encontrar una salida negociada al conflicto que actualmente se escenifica entre Rusia y Ucrania.

?Pero además de Biden, también lo ha hecho el primer ministro de Israel, Nattali Bennett, quien viajó a Moscú para dialogar con el líder ruso y servir de mediador en el conflicto.

?Igual postura han asumido otras destacadas figuras del mundo político internacional, como el líder de Turquía, Recep Tayyip Erdogan; el primer ministro de Italia, Mario Draghi; el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán; y, sobre todo, el presidente francés, Emmanuel Macrón, quien ha sido perseverante en su intento de resolver por la vía del diálogo la actual situación de confrontación bélica entre Rusia y Ucrania.

?Con idéntico propósito se han reunido en varias ocasiones los cancilleres de Estados Unidos y de Rusia. De igual manera, la máxima representante de la Unión Europea y hasta delegaciones oficiales de las partes en conflicto.

?¿Resultado de todos esos esfuerzos de paz para encontrar una solución diplomática a la peor confrontación acaecida en suelo europeo desde el fin de la guerra fría, hace más de tres décadas?

?Ninguno. Hasta ahora, todas las iniciativas emprendidas para servir de mediación en la resolución del conflicto, para hacer un llamado de cese el fuego, para instalar un corredor humanitario o para tomar medidas en favor de los refugiados, han resultado infructuosas.

?Por tales motivos, a casi un mes de haberse desatado las hostilidades entre Rusia y Ucrania, constituye un enigma pronosticar cuando podrá extinguirse la humareda de las bombas lanzadas sobre territorio ucraniano o cuando será silenciado el ruido ensordecedor de las cañoneras.

Diálogo entre sordos

?Debido a la firmeza y determinación con la que Vladimir Putin ha obrado con su incursión militar, no resulta del todo claro, en la actualidad, cuál es su objetivo estratégico. Si es, por un lado, tomar el país para negociar en condiciones más ventajosas, o, por el contrario, derrocar el gobierno de Vlodimir Zelenski, ocupar el territorio de Ucrania, disolverlo como Estado soberano y anexarlo a la Federación Rusa, como antes se había hecho con la península de Crimea y el puerto de Sebastopol.

?No obstante, hasta ahora, para solucionar el conflicto con Ucrania, lo que Rusia ha hecho es elaborar un pliego de demandas que no ha encontrado receptividad por parte de las autoridades ucranianas, Estados Unidos y la Unión Europea.

?Entre esas demandas se establecen, primero, el que la OTAN retorne a sus fronteras de 1997, cuando se firmó un acuerdo con Estados Unidos, en el que se planteaba la ampliación pacífica de la organización; segundo, paralizar todas sus actividades militares en Europa del Este, Asia Central y el Cáucaso y limitar su expansión y capacidad de actuación.

?En tercer lugar, que Ucrania debe ser Estado neutral y no procurar unirse en condición de miembro a la OTAN; cuarto, que Ucrania acepte que la península de Crimea y el puerto de Sebastopol pertenecen a la Federación Rusa; y quinto, que el gobierno de Ucrania conceda a los regímenes separatistas de Lugansk y Donetsk, en la región del Donbás, un estatuto especial, acordado en los acuerdos de paz de Minsk de 2015.

?Frente a ese conjunto de peticiones, como hemos dicho, la respuesta de Estados Unidos y de la Unión Europea ha sido negativa. Consideran, por el momento, que lo que podría negociarse en la región es el establecimiento de un control de armamentos; limitar el despliegue de misiles de corto y mediano alcance; y crear mecanismos de intercambio de información sobre maniobras militares, en situaciones de emergencia o de alto riesgo.

?En resumen, un diálogo entre sordos que no hace más que prolongar el conflicto armado, con su trágico saldo de muerte y destrucción.

Más allá de Ucrania

?Estados Unidos y la Unión Europea consideran que al no ser Ucrania miembro de la OTAN, no se aplica el concepto de defensa colectiva, contemplado en el artículo 5 de la carta de la organización

Por tales motivos, no han respondido, en términos militares, la invasión de Rusia sobre territorio ucraniano. Pero, además, por el hecho de que una reacción bélica de la OTAN frente a Rusia podría desatar una guerra de carácter nuclear, cuyas consecuencias serían nefastas para toda la humanidad.

Debido a esas limitaciones, la respuesta del mundo occidental ha sido, más bien, en el ámbito de las sanciones económicas. En tal sentido, se estima que, con excluir a Rusia de las transacciones financieras internacionales, del comercio, de las inversiones, del congelamiento de cuentas y de la prohibición de viajes al exterior de altas figuras del régimen, se produciría una virtual paralización del país, un descontento generalizado y hasta, tal vez, una insurrección popular que le pondría fin al gobierno de Putin.

Mientras todo eso se pone en ejecución, no se descarta, sin embargo, continuar buscando fórmulas alternativas de solución del conflicto a través del diálogo.

Sobre ese particular, se ha considerado que pudiera servir como mediadora, la excanciller de Alemania, Angela Merkel, quien durante sus años de gobierno mantuvo magníficas relaciones, tanto con Rusia, como con la Unión Europea, y quien sin duda goza de gran prestigio y consideración.

Pero, por otra parte, se ha acariciado la idea de que también China pudiera desempeñar ese rol de interlocutor. Al fin y al cabo, China tiene una relación privilegiada con respecto a las partes en pugna. Por un lado, es aliado político e ideológico de Rusia; y, por el otro, principal socio comercial de Ucrania.

Eso, naturalmente, le coloca en una posición de equilibrio, de equidistancia, entre las partes en conflicto, que China ha sabido gerenciar con astucia, al asumir deliberadamente una postura de ambigüedad estratégica.

En tales condiciones, además de su condición de miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se le percibe como una ficha clave en la posible solución del diferendo a través de la vía diplomática.

En todo caso, es evidente que, por medio de la confrontación militar con Ucrania, Rusia tiene un objetivo ulterior. Ese objetivo consiste en redefinir el orden internacional surgido del fin de la guerra fría y reconfigurar el espacio postsoviético como zona de influencia en el proyecto de Unión Euroasiática, objetivo supremo de la política exterior de la Federación Rusa.

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