El problema de la sangre en el país
Pienso que de manera directa o indirecta todas las personas en el país, sin importar su estatus socioeconómico, al igual que los médicos, han vivido y padecido las dificultades para obtener de manera oportuna sangre o sus derivados, en una situación de emergencia que amenaza la existencia de un familiar, amigo o paciente. Es un sentimiento de impotencia que embarga a los necesitados cuando el facultativo prescribe la necesidad urgente de sangre, y se limita a entregarle la receta, especificando la cantidad y tipo de sangre. ¿Dónde la va a buscar? Es una expresión fehaciente de la incapacidad del sistema nacional de salud de dar respuesta a las necesidades sanitarias de la población.
Esto abre la oportunidad de entrar en operación un entramado de mercantilización de un Bien Público, que salva vidas, como lo es la sangre. Y, desde luego, a que aparezcan operadores del negocio que propongan la legalización de “una realidad” en la práctica, pero que debe corregirse, como lo es el Donante Remunerado de sangre, algo proscrito en nuestra legislación, con sobrada justificación e instado por la Organización Mundial de la Salud. Es algo cultural en nosotros, recurrir a la legalización de lo nocivo ante la imposibilidad, indiferencia, complicidad, omisión, falta de interés, de aplicar los correctivos.
¿Quiénes venden parte de su sangre? Las personas menesterosas, con necesidades reales por pobreza; pero, más frecuentemente los que están sumidos en los vicios, adictos a drogas, alcoholismo, personas con dependencia. Uno de los requisitos de las transfusiones es que debe ser con sangre segura, inocua y de calidad, pero estas personas antes citadas son las que mayores riesgos tienen de padecer enfermedades infecto-contagiosas: El Virus de la Inmunodeficiencia Adquirida (VIH/SIDA), Hepatitis B y C, Sífilis, Virus Linfotrópicos de células T humanas (HTLV I Y II), entre otras. Entonces, como es entendible, no se puede someter a las personas tratadas con sangre o sus derivados a riesgos innecesarios.
Algunas estadísticas respecto de las donaciones de sangre derivadas de estudios de la OPS/OMS: El 40% de los 118 millones de donaciones de sangre se recoge en los países de ingresos altos, donde vive el 16% de la población mundial. En los países en vía de desarrollo hasta el 54% de las transfusiones se realizan en niños por debajo de 5 años, en los desarrollados hasta en un 75% en personas de más de 65 años; la tasa de donación por cada mil personas en los de ingresos altos es de 31.5, de 15.9 en los de ingresos medios altos y 5 en los de ingresos bajo. En 79 países de los estudiados, el donante no remunerado suplió más del 90 % del suministro de sangre. Incluso en países como Cuba y Nicaragua el 100 % de la sangre proviene de donantes no remunerados, para no irnos muy lejos. La media de donaciones por centros al año: 1300 en los países de ingresos bajos, 4400 en los de ingresos medios bajos, 9300 en los medios altos, y 25700 en los de ingresos altos.
“Los objetivos de crear el Hemocentro son: satisfacer las necesidades de sangre de la población, proveer hemocomponentes y brindar servicios con la mayor garantía de calidad, cumpliendo estrictas normas nacionales e internacionales. Valorando los principios de accesibilidad y de equidad. Promover la donación de sangre voluntaria y habitual. Seleccionar a los donantes bajo rigurosos criterios de aceptación”. Habría que preguntar ¿estamos trabajando para alcanzar dichos objetivos?
Observando las estadísticas de los diferentes países, que ofrece la OPS/OMS, no hay que ser un experto para entender que los factores de pobreza, educación, estado socioeconómico, calidad de vida, entre otros, están íntimamente ligados, como todo en salud, a la solución del problema. Por lo cual, es un imperativo para las autoridades trabajar de manera sostenida en el tiempo con políticas integrales que propicien bienestar de la ciudadanía. De acuerdo a la propuesta del empresario del comercio de la sangre, legalizar los donantes remunerados es la solución al déficit de unidades de sangre; y por otro lado, que los donantes no remunerados necesitan incentivos como propuso el directos del Hemocentro, ¿Es verdad que los dominicanos no tienen solidaridad, altruismo, amor a los demás, que prima solo lo mercurial, o necesidad de beneficios marginales? Una encuesta regional realizada por la OPS/OMS encontró lo siguiente: La gente tiene actitud positiva para donar sangre; considera que donar sangre es útil; está deseosa de ayudar a lograr la suficiencia de sangre; dona sangre cuando es necesario; carece de conocimientos de los temas relacionados con la donación de sangre; está interesada en aprender más sobre donaciones; más que incentivos prefiere que le den oportunidad y facilidad para donar sangre; requiere más transparencia en el sistema nacional de sangre. Aquí hay pautas definidas a tomar en cuentas.
Entonces, no se trata de estar dando charlitas sobre el tema de forma limitada, sino establecer toda una estrategia de comunicación encaminada a educar y edificar al respecto a la ciudadanía, con una campaña permanente, habitual, sistemática, a través de los medios masivos de comunicación, para sensibilizar y concienciar sobre la importancia y necesidad de la donación voluntaria y reiterativa de sangre, como una expresión de amor, solidaridad y que propicie el bien común.
Con respecto a los donantes, existen muchos tabúes y desinformación, por lo cual es imprescindible dar a conocer y educar sobre todo lo relacionado a esto. ¿Puede donar sangre todo el mundo? NO. ¿Es necesario el análisis con rigor de la sangre para transfusión? SÍ. Por lo cual tiene un costo su procesamiento. ¿Los bancos de sangre aseguran la selección rigurosa de los donantes, para disminuir o evitar riesgos? ¿Existe una hemovigilancia, y es efectiva, si existe?
Tenemos toda la legislación de sangre, normativa sobre donación voluntaria, diseñada la red de establecimientos de acopio, unidades de transfusiones, ¿En los centros colectores de sangre existe lo básico que asegure calidad de almacenamiento, transporte de la sangre en condiciones óptimas para procesarlas en el hemocentro? ¿Contamos con las estimaciones de necesidades de sangre y sus derivados por centro? Creo existe el financiamiento, el suministro de sangre está dentro del plan básico de salud para los afiliados a la seguridad social, el Estado a través de las tributaciones de los ciudadanos debe cubrir a los que están fuera de la seguridad social. Está el Homocentro, el equipamiento e insumos ¿Y los recursos humanos capacitados, comprometidos y empoderados, están?
Todo está definido, “como siempre contamos con la poesía, la paloma está pintada, vamos a ponerle el pico para que coma”. ¡No más de lo mismo, oí que el cambio había llegado! ¿Será verdad?