DIPLOMADO

Joan Maria Thomàs: “La mejor herramienta para prevenir extrema derecha populista es prestigiar la política”

Fotografía de Joan Maria Thomàs

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Carolina PichardoSanto Domingo, RD

El historiador español Joan Maria Thomàs está en República Dominicana durante un mes para impartir el diplomado “Fascismos, neofacismos y extremas derechas populistas en Europa” en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm).

En una entrevista con Listín Diario, el experto cuenta cuán importante es impartir un diplomado de este tipo en República Dominicana y cuáles han sido las tendencias de los partidos de extrema derechas populistas en Europa, además de su interés en investigar sobre este tópico en el país.

-¿De qué tratará el diplomado “Fascismos, neofacismos y extremas derechas populistas en Europa”?

Pues de ofrecer a los estudiantes una visión histórica y politológica de lo que fueron los fascismos históricos de la Segunda Guerra Mundial y sobre todo acentuar el fenómeno nuevo de lo que ha aparecido en el mundo con el impacto que sería la nueva extrema derecha populista.

Lo que sería ese tipo de partidos que en algún caso han llegado al poder y tienen un determinado tipo de democracia, muy restrictiva con respecto a la democracia tal y como la concebimos.

En Europa ha ocurrido en Polonia o en Hungría, pero en el mundo desde India hasta Filipinas hasta Brasil hasta la pasada época de Donald Trump. Hay rasgos comunes también, pero hay rasgos diferenciales en todos.

Nosotros lo llamamos extrema derecha populista, por tanto con el diplomado se trata de clarificar conceptos. Por ejemplo, en Europa es muy corriente calificar a la extrema populista con fascista.

Yo soy historiador y creo que vale la pena hacer un esfuerzo de conceptualización y de poder explicar las diferencias entre fascismo y la nueva extrema de derecha populista.

Mi idea es que no es lo mismo, y que es muchísimo más peligroso el fenómeno actual que el fenómeno fascista, porque el fenómeno fascista no deja de ser hoy en día un fenómeno nostálgico sin ningún tipo de virtualidad. Grupos que se auto titulan fascistas son irrelevantes. No hay ningún partido potente fascista en el mundo. Ni ninguna posibilidad de que un partido de estos llegue al poder y cree un régimen totalitario imperialista que desencadene una guerra.

Eso es una cosa de un pasado, pero en cambio hay algunos elementos comunes. Por ejemplo algo común es un transnacionalismo, una concepción del nacionalismo muy conservadora, uno de los elementos y otro es la xenofobia.

El diplomado se llevará a cabo en el Centro de Estudios Europeos y la Escuela de Humanidades y Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y será hasta el 31 de marzo.

Estoy muy interesado en impartir este curso aquí, esta es una gran universidad y me ofrece la posibilidad de difundir este tipo de enseñanzas.

- ¿Sabe si en República Dominicana se han dado este tipo de grupos?

Esa es la segunda parte de mi tarea aquí. Vengo como docente, invitado por el Centro de Estudios Europeos porque he tenido ya alguna colaboración anterior a raíz de unas conversaciones sobre fascismos, pero a mí me interesa también, particularmente, investigar algunos aspectos de la dictadura de Trujillo en relación con otra dictadura de la que yo me he estudiado mucho de la dictadura del general Francisco Franco. Yo también he venido aquí con un interés investigador.

Aparte de esto hay también un interés cívico mío de conocer la realidad de si aquí existen unos grupos de extrema derecha populista.

-¿Cómo los gobiernos en Europa están tratando de controlar a estos grupos de extrema derecha?

Hay dos países en Europa donde estos grupos están en el poder en Hungría y en Polonia, y cuando están en el poder se dedican a recortar algunas libertades en algunos aspectos fundamentales como la independencia del poder judicial, los derechos de las personas escuelas, entre otros temas.

Están adaptando unas posturas en algunos aspectos que están chocando con la propia Unión , de tal manera que la misma UE está efectuando algunas sanciones de retención de fondos para forzar algunos países como Hungría a respetar la carta de la Unión Europea y los derechos que tenemos todos los europeos que forman parte de la Unión.

Este es un caso, pero también están los casos de que la mayoría de países existen partidos populistas de extrema derecha, entonces ahí el abanico de actitudes es diferente. En algunos países se opta por el boicot, es decir no participar en debates electorales con ellos, si hay una segunda vuelta promover una coalición como el caso de Francia de todos contra ellos para impedir que en la segunda vuelta de las elecciones puedan ganar.

Y hay una tercera postura de la que yo apostaría más que es la de aceptar el debate. Creo que la clave está en la discusión.

En primer lugar creo que estos partidos tienen una legitimidad porque tienen votos. Son partidos que se presentan a las elecciones y que tienen votos. Lo cual me parece respetable.

En segundo lugar me parece que la mejor manera de enfrentar unos discursos que yo creo que son ampliamente erróneos pues yo creo que sería discutirlos en los medios, a través de artículos y confrontarlos con programas alternativos.

Entonces, a mí me interesa el tema de esta nueva extrema derecha porque también, por desgracia, es un síntoma de una democracia que tiene problemas, una democracia que no siempre es capaz de resolver los problemas de los ciudadanos.

Por tanto, creo que el acento se tiene que poner sobre la mejora de la calidad democrática. En la medida en que haya una mejora y que la gente vea que la democracia le resuelve sus problemas, estamos realmente cortando las posibilidades de progreso de estas otras fuerzas que son fuerzas que creo que tienen un mensaje erróneo y hasta cierto punto falsificador porque las soluciones que ofrecen creo que no son soluciones.

Por ejemplo, en el caso de España, ante el problema que tenemos en España de diversidad regional, de algunas partes del país donde hay una parte de la población que tiene sentimientos independentistas, pues su receta es vamos a suprimir las autonomías regionales en España. Esto no es una solución, la solución de rearticular bien España de nuevo es una labor muy compleja que pasa por entender que hay gente que se quiere ir. Vamos a ver cómo vamos a re-unir a los españoles para tratar de integrar a la gente que se quiere ir por algo.

Entonces, creo que la solución es más una solución de buscar soluciones y no de suprimir. Por ejemplo el tema de la inmigración ilegal ellos son islamófobos, están en contra de los musulmanes, e incluso quieren limitar los derechos de la inmigración legal.

Después la idea de España, una idea de un patriotismo muy rancio, España, la antigua España, la España que fue el centro del mundo ¿no? Ante una España que es un país europeo, dinámico, complejo, con muchas contradicciones como todos. Es decir, suscitar frente a esa idea patriótica que creo que es muy rancia.

España es un país que tiene cuatro lenguas, una común y otra que hablamos en diferentes partes del país. Eso no es malo, es bueno, no hay que prohibir.

-¿Tiene conocimientos de estudios latinoamericanos donde se den a conocer informaciones de estos grupos?

No he estudiado la nueva extrema derecha en Latinoamérica. Pero sé que Brasil es el caso más claro de un líder de este tipo y sé que en la mayoría de países hay grupos de este tipo y todo esto seguramente ha sido alentado por la presidencial de Trump en Estados Unidos. Debió ser un elemento que debió malentonar o promover, pero no conozco esto.

Pero lo que sí estoy seguro de que las bases en las que pretenden crecer estos grupos son las mismas que en todos los sitios. Por ejemplo, en los países donde hay elementos de racismo pues ellos pueden estar ahí creciendo, en los sitios donde hay unas profundas desigualdades ellos pueden hacer promesas demagógicas.

Las causas de las desigualdades, es ahí donde yo creo que la nueva extrema derecha tiene mucho que ganar, por tanto por ahí va mi tesis de que es el progreso de la democracia, en la resolución de los problemas reales de la gente, donde se puede frenar este tipo de acciones. Ese es el verdadero camino, no decir no, yo no voy a hablar con ellos porque son unos fascistas, eso no sirve para nada. Además eso a veces alienta lo contrario y estás entrando en cierta contradicción contigo mismo porque estás defendiendo la democracia.

¿Existen herramientas para prevenir la formación de estos grupos de extrema derecha populista?

La mejor herramienta para prevenir es prestigiar la política, es prestigiar el sistema democrático, hacerlos efectivos, limpios cuando no lo son.

Además, también que tengan una cierta función educativa, una capacidad de enseñar a la gente que este es el mejor sistema posible.

Pero también hay que luchar contra lacras como la corrupción, y hay que abordar los grandes problemas de los países, como pueden ser países como este que son la educación, la sanidad pública, la corrupción, los servicios públicos… Que se intente incrementar el nivel de bienestar de la población no solo a nivel de servicios sino también de calidad democrática, yo creo que esta es la mejor prevención.

Por tanto todo lo que sea desprestigio de la política, descubrimiento de casos de corrupción importantes, estar en política para servirse de la política y no estar en política para servir al pueblo, a la nación.

Todo este tipo de comportamientos son los que en un momento determinado pueden llevar a que mucha gente diga que todos los políticos son iguales, que la política es corrupta toda, no sirve y, por tanto, que cuando aparece un líder que dice yo también soy como ustedes. Yo también estoy en contra de los políticos como en el caso de Donald Trump, entonces la gente puede sentirse tentada de seguir este tipo de discurso.

Yo creo que la mejor manera de prevenir es mejorar el sistema democrático tanto en su característica estrictamente política como en lo que creo que tendrían que ser las políticas democráticas. Yo sería partidario de una democracia que también fuera hasta cierto punto social.

En mi país la Constitución define a España como un Estado democrático y social de derecho.

Es decir, no solo un Estado. Una maquinaria política claramente democrática, pero también con una cierta vocación de mejorar la situación de las personas que viven en el país.

Entonces esa clave social de la democracia, yo la veo como algo importante y desde luego en la medida en que seamos capaces de desarrollar este tipo de Estados, yo creo que estamos cerrando la puerta a otro tipo de discursos.